PIDEN ONGs ACCIONES POR
IMPACTO DE COVID-19
EN EL HAMBRE OCULTA EN
MEXICO
●Las autoridades deben reforzar la Norma
Oficial Mexicana NOM-247-SSA1-2008 que regula las especificaciones
nutrimentales de las harinas de trigo y de maíz
“En
un país donde la malnutrición y el hambre oculta ya eran un grave problema de
salud pública, los incumplimientos a la fortificación obligatoria de alimentos
básicos ponen en riesgo el estado de salud de la población ante el impacto que
la pandemia de Covid-19 ha tenido en la alimentación”, alertó en conferencia de
prensa virtual la Organización Salud Crítica.
“Las
deficiencias de algunas vitaminas y minerales siguen siendo un problema de
salud pública en México, las cuales pueden incrementar debido a la pandemia por
COVID-2019, afectando principalmente a los niños y mujeres en edad fértil”,
expresó la doctora Sonia Rodríguez, jefa del Departamento de Alimentación,
Cultura y Ambiente del Instituto Nacional de Salud Pública.
La
organización señaló que la pandemia de Covid-19 ha causado disrupciones en el
sistema alimentario en México que obstaculizan que las personas, en especial
aquellas en situación más vulnerable, tengan acceso a alimentos naturales,
saludables y ricos en micronutrientes, pues de acuerdo con encuestas recientes
(ENCOVID-19) entre 5.2 y 8.1 millones de personas (10.8% de la población)
perdieron su empleo, fueron “descansadas” o no pudieron salir a buscar trabajo
en el contexto de la pandemia del COVID-19, y hasta un 27.5% de los hogares han
reportado afectaciones en la cantidad y calidad de sus alimentos por falta de
recursos económicos.
MALNUTRICION
EN MEXICO
Por
ello, más de 10 ONGs alertaron mediante una solicitud de actualización de la
NOM 247, sobre la urgencia de implementar medidas para prevenir el incremento
de la malnutrición de conformidad con la ley.
“La
fortificación obligatoria de alimentos básicos con vitaminas y minerales es una
medida especial que puede ayudar a la población a obtener los requerimientos
diarios de micronutrientes; sin embargo, en el contexto de inseguridad
alimentaria por Covid-19 se ha vuelto más crítico garantizar su cumplimiento”,
indicó Doré Castillo, coordinadora de Vinculación y Políticas Públicas de Salud
Crítica.
Una
de las estrategias que ha probado ser efectiva para ayudar a combatir la
carencia de micronutrimentos, y que se encuentra presente en el marco legal
mexicano, es la fortificación obligatoria de alimentos básicos como la tortilla
y las harinas con las que éstas se preparan.
En
2010 el gobierno mexicano publicó la norma NOM-247-SSA1-200821, que
proporciona estándares de nutrición obligatorios para adicionar hierro, zinc,
ácido fólico, niacina, tiamina y riboflavina tanto a las harinas de trigo como
a las de maíz, un alimento de consumo básico a nivel nacional.
Reportes
de investigaciones independientes elaboradas por la Fundación Changing Markets
revelan un fracaso en este esfuerzo, pues análisis realizados a 343 muestras de
61 productos de las marcas más populares de harina de trigo y de maíz en México
revelan que sólo el 7% de éstas se fortifican adecuadamente.
HARINAS
QUE NO NUTREN
De
la misma manera, grandes corporaciones productoras de panes y tortillas en
México están utilizando harinas que incumplen la norma mexicana: tan solo 1% de
las tortillas y 14% de los panes analizados que se venden en México están
elaborados con harinas que cumplen con los requerimientos de fortificación
obligatoria acorde con la legislación.
“La
pandemia por COVID-19 nos ha mostrado que el sistema alimentario global es tan
eficiente como vulnerable e inestable. Se estima que una disrupción como la que
generó la pandemia lleve de 83 a 132 millones de personas más a una situación
de desnutrición en el mundo este año. La emergencia sin precedentes que vivimos
requiere la actuación firme del gobierno de México para fortalecer la norma,
mejorar el monitoreo y hacer cumplir la ley. Las empresas productoras de
harinas, panes y tortillas deben ser inspeccionadas de manera regular, y, en
caso de incumplimiento, deben recibir sanciones significativas. La industria de
alimentos tiene la obligación de cumplir la ley y la responsabilidad moral de
abordar los retos nutricionales que sufre la población más vulnerable”, declaró
Yatziri Zepeda, socia fundadora de Proyecto Alimente.
“En
estas circunstancias, la población que ya es vulnerable es la que se ve mucho
más afectada por la pérdida de sus ingresos y, por lo tanto, su atención debe
ser prioritaria, pues sabemos bien que las situaciones de crisis económicas
profundizan la inseguridad alimentaria entre las poblaciones más empobrecidas”,
destacó Ana Larrañaga, directora de la organización Salud Crítica.
“Nuestro
estándar de oro debe ser alcanzar el acceso a alimentos sanos y frescos, sin
embargo, en muchas regiones que viven en contextos de vulnerabilidad
alimentaria, se requiere de alimentos básicos y saludables como vehículo para
hacer llegar hierro y otros micronutrientes. Es preocupante que, a pesar de que
en la ley se establece que ciertos alimentos deberían estar fortificados, y
algunos incluso se publicitan como si lo estuvieran, análisis independientes
han demostrado que no contienen los micronutrientes que declaran. Esto es un
engaño a los consumidores. Es necesario fortalecer y vigilar el cumplimiento de
la NOM-247 para proteger adecuadamente a la población de un incremento en los
casos de malnutrición, entre muchas otras acciones”, sentenció Larrañaga.
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