ROBO DE IDENTIDAD DE
PERSONAS FALLECIDAS:
UNA AMENAZA CRECIENTE EN LA
ERA DIGITAL
*Los ciberdelincuentes reviven perfiles
abandonados o de personas fallecidas para estafar a sus contactos
En
un mundo donde la huella digital permanece incluso después de la muerte, un
tipo de cibercrimen ha cobrado fuerza: el fantasma, una forma de fraude que
consiste en la suplantación de identidad de personas fallecidas para cometer
delitos financieros, fiscales o digitales.
Desde
ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, explican cómo funciona
esta modalidad de estafa y la urgencia de la protección de la identidad
digital.
Según
cifras del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de
México, sólo en los primeros diez meses de 2023 se registraron más de mil 600
casos de robo de identidad, un incremento del 218% respecto al año anterior. De
estos, el 62% fue a través del hackeo de redes sociales.
En
2024, México registró 818 mil 437 defunciones y de acuerdo con los expertos en
ciberseguridad, las redes sociales de estas personas pueden ser utilizadas de
forma ilegal por redes delictivas para abrir cuentas bancarias, solicitar
créditos, realizar fraudes fiscales o incluso manipular redes sociales con
multas maliciosas.
"Estamos
viendo una evolución en las tácticas del crimen digital. Ya no solo roban
cuentas activas, ahora buscan perfiles de personas que han fallecido o han
dejado de usar sus redes, porque es mucho más fácil pasar desapercibidos",
explica David González, investigador de seguridad informática de ESET.
¿Cómo
funcionan estos fraudes?: Los ciberdelincuentes obtienen información de
obituarios, redes sociales o registros públicos. Con estos datos pueden acceder
a correos electrónicos, redes sociales, historiales médicos y registros
fiscales. El fraude puede ir desde el uso indebido de seguros o créditos a
nombre del difunto, hasta la manipulación de cuentas sociales para enviar
mensajes falsos o enlaces de phishing.
Estos
perfiles, conocidos como cuentas fantasma, son utilizados para enviar mensajes
con solicitudes de dinero, promociones falsas o incluso suplantar la identidad
del titular en esquemas más complejos como fraudes financieros y ventas
inexistentes. En WhatsApp, por ejemplo, los casos de robo de cuentas aumentaron
un 672 % entre enero y febrero de 2024, con extorsiones que van desde los mil
hasta los cinco mil pesos por usuario.
"Estamos
frente a un fenómeno poco visibilizado pero muy peligroso. Los delincuentes
aprovechan la lentitud de los procesos administrativos tras la muerte de una
persona para tomar el control de sus datos y actuar con total impunidad",
comenta el investigador de ESET.
Recomendaciones
para prevenir el fraude fantasma: Desde ESET compartimos las siguientes
recomendaciones para protegerse ante este tipo de fraude:
Activar la verificación en dos pasos en todas
las plataformas, restringir la información visible públicamente, y reportar de
inmediato cualquier actividad sospechosa, especialmente en cuentas de
familiares fallecidos o ausentes.
Limitar la información que se publica en
obituarios o redes sociales sobre la persona fallecida.
Reportar de inmediato el fallecimiento ante
instituciones como bancos, aseguradoras, el SAT y burós de crédito.
Monitorear reportes crediticios y actividades
bancarias inusuales, incluso después de la muerte.
Designar un contacto de legado digital,
idealmente con acceso a contraseñas o instrucciones claras para dar de baja la
vida digital.
"Debemos
entender que la muerte no borra automáticamente la presencia digital de una
persona. Si no se protege adecuadamente, su identidad puede ser usada para
dañar a los vivos", concluye el investigador de ESET.
El
fantasma de la estafa es una amenaza real que exige mayor concientización
pública, educación digital y regulación tecnológica. La ciberseguridad, incluso
en la muerte, debe ser una prioridad.
Para
saber más sobre seguridad informática visite el portal corporativo de
ESET: https://www.welivesecurity.com/es/

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