EL SILENCIO QUE AISLA: LA
SORDERA EN ADULTOS
MAYORES ES UN PROBLEMA MAS
ALLA DE LOS OIDOS
*La hipoacusia incrementa el riesgo de
deterioro cognitivo y demencia en personas mayores
MED-EL,
líder en soluciones auditivas, recuerda que la pérdida auditiva en la vejez
afecta la capacidad de oír y también puede transformar la vida cotidiana en un
entorno solitario, desconectando a las personas mayores de sus vínculos
familiares, sociales y emocionales.
A
propósito del Día Internacional del Adulto
Mayor, es importante visibilizar esta condición muchas veces ignorada y
promover su atención oportuna.
Con
el paso de los años, muchas personas comienzan a notar que seguir una
conversación en una reunión familiar o escuchar claramente llamadas telefónicas
se vuelve cada vez más difícil. Este fenómeno, que en la mayoría de los casos
es progresivo, se conoce como presbiacusia y afecta tanto la eficacia auditiva
como la calidad de vida.
“La
pérdida auditiva en adultos mayores no debe asumirse como un efecto inevitable
del envejecimiento. Existen factores de riesgo como la hipertensión, la
diabetes o incluso el uso de ciertos medicamentos que pueden afectar las
células sensoriales del oído. También hay condiciones menos frecuentes, como la
otosclerosis, que pueden agravar la hipoacusia con el paso del tiempo. Ante
esto, una evaluación auditiva oportuna es fundamental. Actualmente contamos con
soluciones para cada tipo y grado de pérdida auditiva, que van desde audífonos
hasta implantes cocleares de tecnología avanzada, como los de origen
austríaco”, explica Dulce María García Jacuinde, Médico Audióloga y de Soporte
Clínico en MED-EL México.
Lejos
de ser una simple molestia, la pérdida auditiva puede convertirse en una
barrera para la socialización. La dificultad para entender lo que otros dicen
genera frustración, evita la participación en conversaciones y puede llevar al
aislamiento, un factor que especialistas vinculan directamente con el declive
de la memoria y las habilidades mentales.
VEJEZ CON SORDERA
Según
datos del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM),
alrededor de uno de cada tres adultos de entre 65 y 74 años presenta algún
nivel de pérdida auditiva.
Esta
condición aumenta con la edad, ya que casi el 50% de las personas mayores de 75
años en México enfrenta dificultades para oír. En ese mismo sentido, el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destaca que el envejecimiento
poblacional ha incrementado la prevalencia de esta condición, la cual puede
afectar hasta al 30% de los adultos mayores de 85 años.
Además
de disminuir la interacción con el entorno, la hipoacusia implica un mayor
esfuerzo mental para comprender el habla, lo que aumenta la carga cognitiva y
puede agravar el deterioro cerebral en personas que ya presentan síntomas de
demencia. Por ello, la pérdida auditiva debe atenderse con la misma seriedad
que otras condiciones crónicas en la tercera edad.
MED-EL
destaca algunas de las consecuencias que pueden derivarse de la combinación
entre pérdida auditiva y deterioro cognitivo en personas mayores:
Aislamiento
social: La sordera dificulta la comunicación cotidiana, lo que con
frecuencia conduce al aislamiento. Esta reducción en la interacción social
representa un factor de riesgo significativo para la pérdida gradual de la
memoria y las habilidades cognitivas.
Reducción
del estímulo auditivo: La hipoacusia disminuye la cantidad de información
sonora que llega al cerebro, lo que reduce la actividad en las áreas
responsables del procesamiento del lenguaje y otros sonidos.
Mayor
carga cognitiva: Las personas con pérdida auditiva suelen realizar un mayor
esfuerzo mental para comprender lo que se dice, lo que puede desviar recursos
cognitivos de otras funciones importantes, afectando la memoria, la atención y
el razonamiento.
Actualmente
existen soluciones auditivas de alta tecnología, que permiten a las personas
mayores recuperar la capacidad de comunicarse y mantenerse activas. Desde
audífonos digitales hasta implantes cocleares, la gama de opciones se adapta a
distintos niveles de pérdida auditiva y condiciones médicas individuales.
En
este contexto, la detección temprana es clave. Una revisión auditiva puede
detectar problemas antes de que afecten seriamente la vida social y emocional
del adulto mayor. También es fundamental el apoyo de la familia, tanto para
animar a los mayores a buscar ayuda profesional, como para fomentar una
comunicación empática y paciente.

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