COMPLICES DE LA OTRA
PANDEMIA: SECRETARIA DE SALUD Y COFEPRIS
*Exfuncionarios de estas dos dependencias son
corresponsables de las epidemias de obesidad y diabetes, que hacen a la
población altamente vulnerable frente a Covid-19
Antes
de la pandemia por la COVID-19, en México ya se tenía una epidemia por obesidad
y diabetes, factores de riesgo que actualmente hacen que la población mexicana
tenga mayores complicaciones y probabilidades de muerte al contraer la
enfermedad por SARS-CoV-2.
La
razón principal por la cual México vive estas epidemias se debe al alto consumo
de alimentos ultraprocesados, somos el primer país de América Latina en
consumirlos y el cuarto a nivel mundial.
La
magnitud del problema que se vive en nuestro país lo reflejan las cifras: cada
hora mueren 23 personas a causa de la obesidad, 1 de cada 10 adultos padece
diabetes y esta enfermedad es la principal causa de amputación de miembros y de
ceguera entre la población mexicana. Sólo por el consumo de bebidas azucaradas
mueren más de 40 mil personas al año en nuestro país.
Este
panorama podría haber sido diferente si los funcionarios que estuvieron a cargo
de la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra
Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) en sexenios anteriores hubieran actuado a favor
de la salud pública y no de los intereses comerciales de la industria de
bebidas y comida chatarra.
Lo
anterior es narrado en el mini documental Los Cómplices de la Otra Pandemia,
el cual muestra cómo las decisiones de estos ex funcionarios siempre tuvieron
un común denominador: rechazar políticas públicas a favor de la salud pública y
así favorecer a la industria; estuvieron en contra de sacar los alimentos
chatarra de las escuelas, de tener una regulación efectiva en materia de
publicidad dirigida a la infancia y de promover un etiquetado de advertencia
que realmente informara al consumidor.
OPOSICION
SISTEMICA
La
oposición sistemática a las políticas públicas que pudieron haber marcado un
ritmo diferente en materia de salud para la población, hoy los hace
corresponsables de la magnitud de las epidemias de obesidad y diabetes que
convierten a la población mexicana en altamente vulnerable frente a la
COVID-19.
El
primer ejemplo se da con Josefina Vázquez Mota Ex Secretaria de Educación
(2006-2009), quien se negó a retirar la comida chatarra de las escuelas y firmó
acuerdos con PepsiCo y Coca-Cola para que promovieran “estilos de vida
saludables” al interior de los planteles escolares.
Ante
la demanda de la sociedad civil de sacar la comida chatarra de las escuelas,
Vázquez Mota respondió que esa no era la opción y que había que enseñar a los
niños a realizar elecciones saludables.
De
esta forma Vázquez Mota reprodujo el discurso de la industria de que la
obesidad es una responsabilidad individual, que no tiene que ver con un entorno
y condiciones que la promueven.
En
el tema de publicidad dirigida a la infancia, el Secretario de Salud Salomón
Chertorivsky (2011-2012), apoyó a la industria de bebidas y comida chatarra al
apoyar que promovieran un código de autorregulación que no contenía ninguna
protección a la infancia en materia de publicidad y no prohibía el uso de
regalos y personajes para enganchar a los niños en la demanda de estos
productos, caracterizados por sus altos contenidos de azúcar.
Al
defender la autorregulación de la industria y no reconocer el colapso de salud
frente a las consecuencias de la obesidad y la diabetes. Al no reconocer que la
chatarra seguía en las escuelas haciendo estragos en los hábitos de las niñas y
niños.
La
autorregulación de la industria fue una completa simulación, la propia
Secretaría de Salud lo reconocería años más tarde.
El
doctor Pablo Kuri exsubsecretario de Prevención y Promoción de la Salud
(2011-2018) y Mikel Arriola excomisionado Federal de la COFEPRIS (2011-2016)
estuvieron a favor de apoyar un etiquetado frontal que fue diseñado por la
industria de alimentos y bebidas; el cual representa un riesgo para la salud de
la población ya que induce a una confusión sobre la cantidad máxima de azúcar
que se podría consumir al día.
PREFERENCIA
POR LA INDUSTRIA
Ante
las críticas por este etiquetado, el Dr. Kuri declaró que se adoptarían las
recomendaciones de consumo de azúcar de la Organización Mundial de la Salud,
sin embargo, nunca lo hizo y por el contrario tanto él como Arriola continuaron
promoviendo, durante años, al lado de la industria, el etiquetado que la
OPS/OMS, en comunicados privados les había señalado como un riesgo.
El
doctor José Narro Robles Secretario de Salud (2016-2018), tres años antes de
ser Secretario de Salud, siendo rector de la UNAM, participó en la presentación
del libro “La Obesidad en México Recomendaciones para una política de Estado”
en la que habló de la dimensión del problema y reconoció la importancia del
libro y recomendó que las propuestas de políticas públicas ahí presentadas,
deberían hacerse llegar a las autoridades que seguramente, tendrían la
sensibilidad de atender.
Recomendaciones
que no siguió, ni tuvo la sensibilidad de atender cuando estuvo al frente de la
Secretaría de Salud. Narro en su gestión, declaró emergencias epidemiológicas
por obesidad y diabetes en 2016, al tiempo que mantenía a la industria al
interior de la Secretaría de Salud ocupando la mayoría de los asientos del
Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles, que se encargaba de
evaluar las políticas contra la obesidad.
Durante
años, los funcionarios públicos al frente de la Secretaría de Salud y COFEPRIS
no implementaron las políticas de salud pública recomendadas para combatir la
epidemia de obesidad, no escucharon a organismos internacionales y nacionales y
defendieron las posturas en contra de estas medidas promovidas por la gran
industria de bebidas y comida chatarra, sirviendo a los intereses privados por
encima de la salud pública.
En
medio de las epidemias de obesidad y diabetes y de la pandemia por la COVID-19,
hoy más que nunca es necesario el apoyo a las políticas públicas que garanticen
la salud de la población, a través de un etiquetado frontal de advertencia, una
regulación efectiva de la publicidad dirigida a la infancia en todos los
medios, incluyendo internet, el aumento del impuesto a las bebidas azucaradas y
la salida de la comida chatarra de las escuelas.
Sólo
con una política integral, será posible corregir el rumbo de la salud pública
en México y evitar las miles de muertes a causa de la obesidad y diabetes, al
tiempo que se fortalece el sistema inmunológico de la población frente a la
pandemia, ya que todos estos productos favorecen procesos inflamatorios que
debilitan nuestras defensas.
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