LAS CLAVES DEL ÉXITO DE
ALEMANIA EN LA LUCHA CONTRA COVID-19
“En
alianza con nuestra organización matriz, el Centro Internacional de Periodistas
(ICFJ), IJNet conecta a periodistas con expertos en salud y redacciones
internacionales a través de una serie de seminarios web sobre COVID-19 como
parte del Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud”, explica Héloise
Hakimi LeGrand.
El
presente artículo corresponde a nuestra serie sobre el coronavirus.
Cuando
el COVID-19 se extendió por primera vez Europa, países como Francia, Italia,
España y el Reino Unido enfrentaron altas tasas de casos, hospitalizaciones y
muertes. Alemania, entretanto, pudo eludir esos niveles de transmisión y
sufrimiento entre sus ciudadanos.
El
éxito de Alemania para evitar una primera ola sustancial de casos de COVID-19
fue doble, explicó el inmunólogo y asesor de la canciller Angela Merkel,
Michael Meyer-Hermann, en un seminario web de ICFJ/IJNet copatrocinado por la
beca Arthur F. Burns.
Primero,
las pruebas y el rastreo de contactos se implementaron desde el principio. Si
ese sistema se hubiera adoptado solo una semana después, la propagación del
virus podría haber sido exponencial. En segundo lugar, el flujo de información
entre científicos, políticos y la población fue mucho más efectivo que en otros
países, incluido Estados Unidos.
Como
resultado, "la gente ya estaba empezando a cumplir con las medidas antes
de que se implementaran. Esto incluyó usar mascarillas, distanciamiento social
y evitar grandes reuniones”.
Al
igual que sus vecinos europeos, Alemania experimentó un resurgimiento de
COVID-19 durante los meses de verano, y el número de casos diarios aumentó de
200 a fines de junio a dos mil a mediados de agosto.
AUMENTO
POR VACACIONES
Según
Meyer-Hermann, este aumento se debió a que las personas viajaron y regresaron
de vacaciones, y no a un cambio en el distanciamiento social o el uso de
tapabocas. Agregó que este aumento de casos no le ha hecho, de momento,
reconsiderar su estrategia. “El virus está circulando, pero las medidas que
tenemos son capaces de contenerlo”, dijo.
Ahora
los alemanes pasan menos tiempo al aire libre por la llegada del otoño, y
Meyer-Hermann espera que la propagación viral aumente.
“La
mayoría de las infecciones ocurren en espacios cerrados, por lo que se
intensificará la dinámica de las infecciones virales y todo comenzará de nuevo.
La pregunta es si podemos contener el virus sin otro confinamiento, y eso es
difícil de prever", indicó.
“Las
pruebas, el rastreo de contactos y el aislamiento no son suficientes para
contener el virus en el país. Estas estrategias deben combinarse con el uso de
mascarillas, especialmente en interiores. En lo que respecta a las protestas
contra el uso de tapabocas, el especialista dijo que no le sorprende que hayan
tenido lugar. Y si bien han llevado a una mayor transmisión, cree que la
contención implementada debería ser suficiente para tolerar el repunte”, precisó
Meyer Hermann.
Como
la mayoría de los demás países europeos, Alemania ha permitido la reapertura de
las escuelas. Hasta ahora es difícil evaluar la dinámica de transmisión. Por un
lado, “si los niños se enferman, tienen menos síntomas. Pero puede haber
efectos a largo plazo que no deberíamos descuidar. Por otro lado, no sabemos si
el contagio a través de niños es menos probable. En las escuelas, hay muchos
más contacto que en otras áreas de la sociedad. Entonces, incluso si son menos
infecciosos, todavía existe un gran peligro debido a la cantidad de
contacto", añadió.
Meyer-Hermann
dijo que deberá reevaluar la estrategia respecto de los niños en Alemania a
medida que las temperaturas sigan bajando.
Un
problema importante para él es que los niños transitarán gripes normales, por
lo que presentarán síntomas. "Pero entonces, ¿qué vas a hacer con este
alumno? ¿Los envías a la escuela? Si los niños con síntomas necesitan hacerse
la prueba primero, las escuelas podrían estar medio vacías la mayor parte del
tiempo”.
EXPECTATIVA
POR LA VACUNA
Muchos
esperan la distribución de una vacuna, pero Meyer-Hermann se muestra escéptico
sobre su eficacia potencial. Hace unos meses, el 50% de los alemanes estaban
dispuestos a vacunarse, pero desde entonces ese número se ha reducido al 20%.
"Ahora estamos conteniendo el virus y el deseo de vacunarse, con todas las
dudas asociadas y los efectos secundarios desconocidos, está
disminuyendo", dijo.
Según
Meyer-Hermann, esa cantidad de aceptación pública significa que es poco
probable que una vacuna logre la inmunidad colectiva requerida para detener las
pruebas generalizadas y el rastreo de contactos.
“Una
de las claves del éxito de Alemania en frenar la propagación del COVID-19 ha
sido el flujo de información, desde la ciencia hasta la política y la gente.
Ese flujo de comunicación se puede reproducir en otros países del mundo,
incluso en aquellos con menos recursos a mano. No es muy caro. No es nada que
no pueda aplicarse en otro lugar, aunque podría ser difícil en algunas partes
de África, por ejemplo, llegar a todos los ciudadanos", señaló Nermann.
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