EQUIPO DE NUTRIOLOGOS,
GASTROENTEROLOGOS Y DE MEDICINA INTERNA DEL IMSS DAN ATENCION CONTRA EL HIGADO
GRASO
sulina son causantes de este padecimiento
El
hígado graso es una enfermedad considerada problema de salud pública, al tener
México una elevada incidencia por obesidad. Para tratarlo, el Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) brinda atención multidisciplinaria con
especialistas en nutrición, gastroenterología y medicina interna para revertir
el proceso inflamatorio y recuperar la funcionalidad de este órgano.
“El
tratamiento que otorga el Seguro Social consiste en un programa de alimentación
saludable con el plato del buen comer, terapia nutricia individualizada a
personas con otros padecimientos asociados; reducción de peso y realizar
actividad física”, explicó la doctora Laura Serrano Alejandri, jefa de Área
adscrita a Enlace y Vinculación de la División de Hospitales de Segundo Nivel.
Destacó
que personal profesional de Nutrición asesora y monitorea a los pacientes en
todos los niveles de atención del IMSS, que se complementa con la vigilancia
del médico gastroenterólogo y/o internista, si existe evidencia de
complicaciones o proceso inflamatorio hepático, para identificar factores
agregados.
Resaltó
que el combate a la obesidad debe ser multidisciplinario, ya que a la fecha no
existe tratamiento farmacológico que haya mostrado efectividad para bajar de
peso a largo plazo; además la obesidad es el principal factor de riesgo
asociado a hígado graso, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus,
dislipidemia, complicaciones de columna y rodillas.
La
doctora Serrano Alejandri dijo que no se ha establecido la causa precisa por la
que se acumula exceso de grasa alrededor del hígado, pero se tiene evidencia de
que la principal causa son la obesidad y la disfunción del tejido adiposo
libera ácidos grasos y moléculas pro-inflamación que ocasionan resistencia a la
insulina, así como alteración en diversos órganos.
Añadió
que los factores de riesgo desencadenantes de hígado graso son la edad, tener
más de 50 años; obesidad con índice de masa corporal (IMC) superior a 28,
diabetes mellitus, dislipidemia, ingesta de alcohol, síndrome metabólico,
origen étnico (hispanos y japonés); alteraciones hormonales en ovario,
tiroides, páncreas e incluso roncar (apnea del sueño).
La
especialista del Seguro Social refirió que existen estudios en niños obesos, en
los cuales se encontró que del dos al cinco por ciento pueden presentar hígado
graso; en adolescentes se ha identificado hasta en 20 por ciento de los casos,
pero su mayor prevalencia es a partir de los 50 años y la asociación con la
ingesta de alcohol incrementa la frecuencia y la evolución a hepatitis y
cirrosis.
Precisó
que las complicaciones del hígado graso no alcohólico son inflamación crónica
(Esteatohepatitis Grasa No Alcohólica), la cual incrementa el riesgo de
enfermedad hepática avanzada; daño y deformación de las células hepáticas con y
sin cirrosis.
Subrayó
que para revertir el cuadro de hígado graso, es fundamental intervenir en el
estilo de vida de pacientes con sobrepeso u obesidad, para que pierdan entre
cinco a siete por ciento del peso corporal, es decir, de 500 gramos a un kilo
por semana, a través de modificar hábitos de alimentación, incluida terapia
dietética y ejercicio.
La
especialista adscrita a la División de Hospitales de Segundo Nivel invitó a la
población a ser consciente en su autocuidado, bajar de peso, evitar
sedentarismo, limitar consumo de alcohol, correcta alimentación, limitar ingesta
de azúcares refinados y harinas, acudir a consulta a la Unidad de Medicina
Familiar, realizar las detecciones prioritarias de PREVENIMSS, acciones que
permiten prevenir y atender oportunamente las enfermedades hepáticas.
Reiteró
que la obesidad va en aumento, con hasta 8.4 por ciento en niños y más del 37
por ciento en adultos; se calcula que hasta 75 por ciento de pacientes obesos
pueden presentar hígado graso.
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