LA ENFERMEDAD, CONSECUENCIA DEL
DEFICIT VITAMINICO
Por
un momento imagina que eres tripulante en un barco mercante a mediados del
siglo pasado, viajas en una expedición que ya tiene meses en altamar sin tocar
tierra, y estás bajo las órdenes del navegante explorador de la corona
española, Fernando de Magallanes.
Han
pasado seis semanas y algunos tripulantes comentan que sienten debilidad,
también notan en sus cuerpos debajo de su cintura se presentan manchas redondas
y pequeñas de color rojo, marrón o purpura.
Su
piel luce acartonada y seca “como una vieja frazada”, dentro de su boca las
encías presentan hinchazón y sangran con facilidad, dando además un “aliento de
muerto”. Sus pies y tobillos se encuentran hinchados, padecen dolor en sus articulaciones,
ellos no lo saben, pero sus huesos largos ahora son frágiles y con riesgo de
fractura.
Ya
han pasado 5 meses sin tocar tierra, a bordo de la embarcación nombrada
“Trinidad” comenzaron su aventura 62 tripulantes, ahora sólo se cuentan 38…
Aquellos que perdieron la vida, iniciaron semanas atrás refiriendo “fatiga” y
llegaron al ocaso de sus vidas con hemorragias internas, sangrados
incontrolables por las fosas nasales y fatal de aire.
Seguro
que piensas que, en lugar de un boletín informativo, te estoy presentando un
relato inverosímil. La realidad es que ese párrafo tiene información de
antiguos escritos provenientes de militares, exploradores, marinos y navegantes
del viejo continente.
Fue
el médico James Lind (1716-1794), quien a través de los años y múltiples
investigaciones logró identificar la enfermedad que ahora conocemos como
“escorbuto” y se define como un déficit de vitamina C.
El
profesor Mc. Cord calcula que dos millones de tripulantes y viajeros murieron
de escorbuto, convirtiendo esta afección en la enfermedad ocupacional más
frecuente en el mar.
La
vitamina C (ácido ascórbico), es un potente antioxidante, que se asocia con
ciertos beneficios, entre ellos favorecer el correcto funcionamiento del
sistema inmunológico, en el proceso de envejecimiento, y en la integridad de
vasos sanguíneos, entre otras cosas. La presencia de esta vitamina es requerida
para un cierto número de reacciones metabólicas, además de la síntesis de
compuestos necesarios para la piel, los tendones y los ligamentos entre otros.
Las
vitaminas son sustancias que el organismo necesita, ya que no pueden
sintetizarse en nuestro cuerpo con base a otros nutrientes. Por lo tanto, deben
de ser adquiridos por medio de la alimentación diaria, procurando grupos de
alimentos como lo son las frutas y las verduras.
El
ser humano necesita 13 vitaminas para estar sano; cuatro –A, D, E y K– son
liposolubles, y el resto, hidrosolubles (complejo B). Así como platicamos de la
deficiencia de vitamina C (escorbuto), existen otras enfermedades que tienen
relación con la deficiencia de éstas.
Los
beneficios que encontramos con una adecuada alimentación que incluya todos los
grupos de alimentos son por ejemplo mantener la salud visual y favorecer la
diferenciación celular gracias a la vitamina A, o la de favorecer la absorción
de calcio y el fortalecimiento de los huesos gracias a la vitamina D.
El
término vitaminas fue acuñado a principios del siglo pasado, y deriva de la
palabra latina “vita”, que significa vida. Como te habrás dado cuenta una
alimentación deficiente es sinónimo de enfermedad.Para más información visita a
un especialista en el área de la salud, quien sabrá guiarte en tu alimentación.
Recordando
al padre de la medicina, Hipócrates (Cos, c. 460 a. C.-Tesalia c. 370 a. C.)
“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.
(Artículo
del Dr. Alberto Molás, miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de
Herbalife Nutrition)
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