Julio 28: Día Mundial de la
Hepatitis
EL ABC DE LA HEPATITIS
¿Qué
tal que presentaras síntomas parecidos a la gripe pero que en realidad fueran
algo más que un virus común? Malestares vagos como la sensación general de no
estar bien, fiebre, dolores musculares y pérdida del apetito pueden ser señales
de hepatitis, una inflamación del hígado.
Algunos
tipos de hepatitis pueden volverse crónicos y causar un daño hepático extenso,
cirrosis (cicatrización potencialmente mortal), cáncer de hígado y fallo
hepático.
“Hay
varios factores que pueden causar hepatitis, pero en países como Estados
Unidos, el culpable habitual es una infección viral por una de tres cepas
diferentes: hepatitis A, B o C”, explica el Dr. Rashid Khan,
gastroenterólogo-hepatólogo en Houston Methodist.
Hepatitis
A: El virus de la hepatitis A suele transmitirse cuando una persona
infectada no se lava las manos después de ir al baño y luego manipula los
alimentos que consumes. En la mayoría de las personas, el hígado se recupera
completamente en un plazo de uno a dos meses.
La
vacuna contra la hepatitis A está recomendada para:
Todos los niños
Personas con enfermedad hepática
Trabajadores de guarderías
Miembros del hogar de personas
infectadas
Viajeros internacionales
Hepatitis
B: El virus de la hepatitis B se transmite por contacto con sangre, saliva,
semen o secreciones vaginales de personas infectadas. Las mujeres embarazadas
deben hacerse la prueba de hepatitis B porque pueden transmitir el virus a sus
bebés durante el parto.
En
la mayoría de los adultos, la infección se resuelve en un plazo de seis meses,
momento en el cual muchas personas desarrollan inmunidad al virus. El
tratamiento de la hepatitis B crónica puede incluir medicamentos y monitoreo
continuo del estado del hígado.
La
vacuna contra la hepatitis B está recomendada para:
Todos los bebés y niños
Pacientes en hemodiálisis
Personas con enfermedad hepática
Viajeros internacionales
Trabajadores de la salud, de emergencias
o de centros penitenciarios
Hepatitis
C: El virus de la hepatitis C puede causar una infección aguda o crónica
del hígado.
“Es
el tipo más común de hepatitis crónica en EE. UU. y se transmite por exposición
directa a sangre infectada”, explica el Dr. Khan.
Aunque
no existe una vacuna contra la hepatitis C, tanto la forma aguda como la
crónica de la enfermedad pueden curarse con el uso de antivirales de acción
directa recetados por tu médico.
Tu
médico puede recomendarte hacerte la prueba de hepatitis C si:
Naciste entre 1945 y 1965
Recibiste una transfusión de sangre o un
trasplante de órgano antes de 1992
Recibiste factores de coagulación (usados
por personas con hemofilia) antes de 1987
Tienes o tuviste tatuajes o perforaciones
corporales
Has usado o usas drogas inyectables y
compartiste agujas
¿Cuáles son los síntomas de la
hepatitis?
Las
distintas formas de hepatitis comparten algunos síntomas comunes, que incluyen:
Fatiga
Pérdida del apetito
Náuseas y vómitos
Diarrea
Ictericia, o coloración amarilla en la
piel y los ojos
Dolor o malestar abdominal
Orina de color oscuro o heces de color
claro
No
todas las personas con hepatitis presentan síntomas.
“Millones
de personas se infectan, sufren daño hepático y transmiten los virus a otros
sin saberlo”, afirma el Dr. Khan.
Cómo
prevenir la hepatitis: Toma estas medidas para protegerte a ti y a tu
familia contra la hepatitis:
Si crees que has estado expuesto al virus,
consulta con tu médico de inmediato. Recibir inmunoglobulina y vacunas puede
evitar la infección.
Vacúnate contra la hepatitis A y B.
Lávate las manos antes de preparar o
consumir alimentos, y después de ir al baño o cambiar pañales.
No comas mariscos crudos.
Evita compartir objetos personales como
cepillos de dientes o rasuradoras.
No compartas ni reutilices agujas
hipodérmicas.
Si estás embarazada, hazte las pruebas para
detectar hepatitis.
Antes de hacerte un tatuaje o una
perforación, asegúrate de que el establecimiento tenga licencia y cumpla con
todas las normas sanitarias.
Evita tener relaciones sexuales sin
protección con una pareja infectada.

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