NUEVOS MODELOS
TRASLACIONALES PARA
ESTUDIAR LA HEMORRAGIA
CEREBRAL
*29 de octubre: Día Mundial del Accidente
Cerebrovascular
Una
serie de pruebas conductuales validadas en roedores está facilitando la
investigación sobre los déficits neurocognitivos que ocurren después de una
hemorragia subaracnoidea.
Una
hemorragia subaracnoidea, es un tipo de accidente cerebrovascular causado por
el sangrado en el espacio subaracnoideo (el área entre el cerebro y el tejido
que lo cubre), puede provocar déficits neurocognitivos graves.
En
un reciente estudio, científicos del Instituto Neurológico del Hospital Houston
Methodist validaron una serie de pruebas de comportamiento en roedores para
crear un modelo que permita estudiar las consecuencias de la hemorragia
subaracnoidea.
Estas
pruebas pueden ser clave para futuras investigaciones sobre los déficits de
aprendizaje y memoria causados por esta hemorragia grave, así como para evaluar
la efectividad de posibles tratamientos.
"En
este estudio, utilizamos pruebas de comportamiento avanzadas en ratones para
establecer una referencia sólida que nos ayude a entender mejor el deterioro
neurológico tras una hemorragia subaracnoidea", explica el Dr. Gavin
Britz, presidente del Departamento de Neurocirugía y profesor de Neurocirugía
del Hospital Houston Methodist. "Esta referencia es crucial mientras
desarrollamos terapias, como dispositivos y medicamentos, para tratar los
devastadores efectos de los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos".
Aunque
las hemorragias subaracnoideas son el tipo menos común de accidente
cerebrovascular, tienen una mortalidad del 40%, frecuentemente causada por la
ruptura de un aneurisma.
Durante
los primeros días tras la hemorragia, las lesiones se deben principalmente a la
presión intracraneal, que reduce el flujo sanguíneo en el cerebro y provoca una
propagación en forma de onda de actividad eléctrica deprimida en todo el cerebro.
Entre
3 y 14 días después de la hemorragia, aproximadamente un tercio de los
pacientes experimentan un empeoramiento de los síntomas neurológicos, como una
disminución fluctuante de la conciencia. En general, el 95% de los pacientes
quedan con secuelas neurológicas, psicológicas y cognitivas permanentes.
ALTERACION EN LA MEMORIA Y EL
APRENDIZAJE
Las
áreas del cerebro, especialmente aquellas involucradas en el aprendizaje y la
memoria, están particularmente afectadas tras una hemorragia subaracnoidea. Por
ejemplo, algunos pacientes presentan atrofia en el hipocampo, una región clave
para la formación y almacenamiento de recuerdos. Sin embargo, los mecanismos
detrás de esta pérdida de volumen en el hipocampo aún no se comprenden
completamente.
Gracias
a su trazabilidad genética, los roedores son un modelo poderoso para investigar
los efectos de la hemorragia subaracnoidea en el tejido cerebral. No obstante,
hasta ahora no existían pruebas conductuales específicas para evaluar los
déficits neurocognitivos a corto y largo plazo en estos modelos animales.
Para
llenar este vacío, el equipo de Britz evaluó una serie de pruebas
neurocognitivas para analizar la pérdida de funciones sensoriales, motoras y
cognitivas en ratones después de una hemorragia subaracnoidea.
Antes
de realizar estas pruebas, los investigadores provocaron una hemorragia
subaracnoidea experimental en los ratones, mediante la ruptura de arterias en
la región del Círculo de Willis, situada en la base del cerebro. Luego, los
animales realizaron una serie de pruebas en diferentes momentos tras la
hemorragia inducida. Estas pruebas incluyeron evaluaciones motoras y
sensoriales, una prueba de campo abierto para medir la ansiedad, así como los
laberintos de Y y de Barnes, para evaluar el aprendizaje espacial, una prueba
de reconocimiento de objetos y otra de interacción social.
Al
comparar los resultados de estas pruebas entre los ratones que sufrieron la
hemorragia subaracnoidea y los que no, el equipo observó que los primeros
mostraban deficiencias en la memoria espacial y la interacción social. Un mes
después de la hemorragia, los ratones experimentales desarrollaron
comportamientos similares a la ansiedad y un mayor deterioro del aprendizaje
espacial y la memoria, lo que se asemeja a los déficits neurológicos tardíos
observados en humanos.
Los
resultados de este estudio fueron publicados en Translational Stroke Research.
El
Dr. Britz señala que, aunque este estudio incluyó una amplia batería de pruebas
conductuales, el equipo planea reducir el número de pruebas necesarias a largo
plazo para evaluar los déficits neurocognitivos inducidos por la hemorragia
subaracnoidea.
Además,
estas pruebas podrán utilizarse para medir la efectividad de nuevos
medicamentos en la mitigación de los síntomas neurocognitivos tras la
hemorragia.
"Ahora
podemos evaluar de forma objetiva si una intervención terapéutica marcará la
diferencia", afirma el especialista del Hospital Houston Methodist.
"Además, esta investigación nos permitirá explorar diferentes mecanismos
potenciales, como la vía del complemento del sistema inmunológico, el flujo del
líquido cefalorraquídeo y el sistema linfático, que podrían estar contribuyendo
a los déficits neurocognitivos observados en pacientes después de un accidente
cerebrovascular".
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