viernes, 10 de abril de 2020



ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR Y EL COVID 19


*Lo que deben saber los pacientes con estas enfermedades y su eventual relación con el virus de COVID 19


Los pacientes con enfermedades cardiovasculares pueden presentar un mayor riesgo frente a la enfermedad de COVID 19, por lo que Cedars Sinai Medical Center Los Ángeles comparte a continuación las recomendaciones de la American Heart Association.
La enfermedad causada por el virus, COVID-19, sobre el cual se informó inicialmente en la ciudad Wuhan en China en diciembre, ha enfermado a cientos de miles de personas alrededor del mundo, con miles de fallecimientos.
Las inquietudes son serias para personas con problemas cardíacos subyacentes. Personas mayores de 65 años con enfermedad cardíaca coronaria, o hipertensión, tienen una mayor probabilidad de infectarse y desarrollar síntomas más graves.
El Colegio Americano de Cardiología emitió un boletín de advertencia para informar a pacientes acerca del potencial de los riesgos elevados, y para fomentar "precauciones adicionales".
En dicho documento se mencionó que, de acuerdo a informes iniciales, un 40% de los pacientes hospitalizados debido al COVID-19, también tuvo enfermedades cardiovasculares o cerebrovasculares.
El virus podría afectar a pacientes con enfermedades cardíacas de diversas maneras, reporta Orly Vardeny, profesora asociada de medicina en el Sistema Médico de Veteranos en Minneapolis y la Universidad de Minnesota.
“El blanco principal de virus son los pulmones; sin embargo, eso podría afectar al corazón, sobre todo en el caso de un corazón enfermo, el cual tiene que trabajar más para mover sangre oxigenada por todo el cuerpo. Esto podría exacerbar problemas en personas con insuficiencia cardíaca, con la cual ya le es difícil al corazón bombear eficientemente”, destacó Vardeny.

SISTEMA INMUNITARIO DEBIL

Alguien con algún problema cardíaco subyacente también podría tener un sistema inmunitario menos robusto. Vardeny comentó que el sistema inmunitario se va debilitando con la edad. Y, en el caso de personas con condiciones médicas crónicas, la respuesta inmunológica del cuerpo no es tan fuerte al exponerse ante un virus.
Si una persona se contagia con un virus, agregó, el patógeno podría ocasionar complicaciones.
Vardeny precisó que “los virus también pueden posar un riesgo especial en personas con acumulación de grasa en las arterias, lo denominado placa. La evidencia indica que enfermedades virales similares pueden desestabilizar estas placas, lo cual podría ocasionar bloqueos en las arterias que alimentan al corazón y poner a los pacientes bajo riesgo de tener un ataque al corazón”.
Vardeny enfatizó que la información acerca del COVID-19 está cambiando casi cada hora. No obstante, coronaviruses anteriores, tales como SARS y MERS, dan información importante. Estos se vincularon con problemas tales como inflamación del músculo cardíaco, ataques del corazón, e insuficiencia cardíaca de aparición súbita.
“COVID-19 se parece en algunos sentidos a la influenza”, dijo Vardeny, quien es voluntaria en la American Heart Association. En estos momentos, indicó, "no pensamos que el riesgo en sí sea mayor, es sólo que se está esparciendo con mayor velocidad. Y, a diferencia de la influenza (flu), no existe aún una vacuna”.
Vardeny indicó que muchas de las precauciones que funcionan en contra de la influenza deben ser útiles para ayudar en contra del COVID-19, debido a que este parece contraerse de la misma forma: a través de gotas que hay en el aire cuando alguien tose o estornuda.
Por ahora, ella sugiere que la gente se proteja lavándose las manos, manteniendo limpias las superficies y evitando viajar a zonas con brotes de la enfermedad, así como evitar reuniones de más de 10 personas y cesar viajes opcionales, salidas a compras, visitas sociales e idas a restaurantes o bares.
La American Heart Association Recomienda que personas con enfermedades cardiovasculares se mantengan al corriente con sus vacunas incluida la de la pulmonía. El ACC también favorece que se vacunen contra la influenza para prevenir una fuente de fiebre adicional que podría confundirse potencialmente con una infección de coronavirus.



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