lunes, 6 de abril de 2020



DESARROLLAR VACUNAS EN TIEMPO RECORD



El desarrollo de vacunas es un proceso largo y costoso que puede tomar en promedio de 10 a 15 años para establecer su calidad, seguridad y eficacia.
Pero emergencias de salud mundial como la que ha planteado el COVID-19 crean la necesidad de desarrollar vacunas a una velocidad récord, tan ágil como la expansión de la misma pandemia.
Experiencias pasadas con la influenza H1N1, el Ébola y el Zika, han puesto a prueba la capacidad de las industrias de las ciencias de la vida para responder con urgencia a pesar de todos los retos que esta gran empresa representa.
Esto ha enfatizado la necesidad de tener nuevas formas de desarrollo y fabricación que puedan adaptarse fácilmente a los nuevos patógenos y ya se está avanzando en esa dirección.
La reciente información de The New England Journal of Medicine destaca esas nuevas formas de abordar el desarrollo de vacunas en tiempos apremiantes como el actual, y el trabajo que Coalition for Epidemic Preparedness Innovation (CEPI), está llevando a cabo en esta materia.
Se destaca, por ejemplo, el desarrollo de reservas de vacunas en investigación para cinco patógenos epidémicos que están en la lista de prioridades de la Organización Mundial de la Salud, para que una vez que dichas vacunas hayan completado los ensayos en segunda fase, estén listas para someterse a ensayos clínicos durante futuros brotes.
Por otro lado, CEPI impulsa el desarrollo de múltiples plataformas para desarrollar vacunas, siendo las más prometedoras las basadas en ADN y ARN, así como la secuenciación genética, que se está usando actualmente para vacunas candidatas contra COVID-19.
Pero aún con estas novedades, es importante no perder de vista los desafíos: ¿cuál será el mejor enfoque de la vacuna?, ¿una vacuna de dosis única brindará la inmunidad necesaria?
Desarrollar una vacuna en tiempo récord requiere un nuevo paradigma de acción y mecanismos que permitan que todos puedan tener acceso a ellas.
Incluso si la pandemia de COVID-19 terminara hoy y aún no existiera una vacuna, lo cual es poco probable, los trabajos de investigación y desarrollo deben continuar hasta un punto en el que las dosis más prometedoras se puedan almacenar y estar listas para su autorización en caso de que se repita un brote.
Es una tarea de enormes dimensiones en donde la palabra clave es colaboración.
(Información de AMIFF)



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