ESTRECHA RELACION ENTRE LA
SALUD Y LA RELIGION
Herbert
Benson, de la Universidad de Harvard, asegura que las formas religiosas de
meditación, y de hecho el rezar es una de ellas, generan relajación, lo que
aleja el estrés y aquieta el cuerpo, promoviendo la sanación.
Al
respecto, el doctor Mitchell Krucoff, de la Universidad Duke, investiga el
poder curativo de los rezos desde 1996. Y cuenta que entidades como los
Institutos Nacionales de Salud están avalando estos estudios, que cruzan algo
tan intangible como lo espiritual con diagnósticos médicos de alta gravedad.
Un
estudio de la Universidad de Pennsylvania analizó los cambios cerebrales en el
momento de la oración, y concluyó que a medida que el individuo se adentra más
en el mundo espiritual, el cerebro se "aquieta", se relaja, como si
las conexiones neuronales se disolvieran.
Pero,
¿cómo puede este cerebro en estado de relajación por el rezo ayudar al enfermo?
Y aquí ya debemos creer en la energía colectiva, que genera una actitud positiva
que ayuda al paciente a sobrellevar, y, quién sabe, también a superar la
enfermedad.
La
creencia en las vírgenes sanadoras es popular en la liturgia católica. No sólo
a través de rezos, sino de procesiones. Y, al parecer el correlato médico
compensa al fervor de la fe: Harold Koening, autor de "Handbook of
Religion and Health" explica por qué…
Koening
analizó mil 200 estudios sobre fe y sanación, y concluyó que las personas
religiosas tienen vidas más sanas.
Asegura
que los que no van a la iglesia permanecen más tiempo hospitalizadas, tienen 14
veces más riesgo de morir tras una cirugía y más chance de sufrir accidentes
cerebrovasculares.
En
Israel, por ejemplo, los judíos ortodoxos tienen un 40% menos de riesgo de
sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer, asegura Koening en su libro
sobre salud y religión.
Koening
asegura que las personas con una potente fe se deprimen menos, y en el caso de
sufrir este trastorno emocional se recuperan más rápido.
"Es
la fuerza de la fe", explica el científico, que trabaja en alianza con la
Escuela de Medicina de la Johns Hopkins University y los Institutos Nacionales
de Salud.
“La
religión ayuda a tener una mirada especial sobre el mundo y su manifestación
más simple, la oración, a superar la adversidad de, por ejemplo, enfrentar el
momento de la muerte de un ser querido”, explica Koening.
Por
supuesto que los médicos no pueden recetar una oración como el cura de una
congregación puede recomendar tres padres nuestros para limpiar un simple
pecado, "no sería ético", dice Koening. Pero el científico sí cree
que se debería escuchar más a las necesidades espirituales del paciente.
Para
los investigadores que estudian el fenómeno de la oración, no estaría de más
añadir plegarias a la alta tecnología médica.
"Si
ayuda a sanar, a sufrir menos, a amigarse con la vida o a aceptar que la muerte
se acerca... ¿por qué no utilizar los rezos como una terapia
complementaria?", reflexiona Krucoff.
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