OIKOS,
UNA RADIOGRAFIA DEL SABOR
De acuerdo con expertos, gusto y
sabor no es lo mismo. Mientras que el gusto se reduce a lo salado, dulce,
amargo, agrio, ácido o graso, el sabor es una experiencia completa que
involucra al aroma, la intensidad, y sensaciones como frío o calor.
Nuestros cinco sentidos se involucran
a la hora de saborear los alimentos. El aroma
es quizás el aspecto más apreciado para el disfrute de un sabor, ya que
dispara más de mil terminales nerviosas, mientras que el oído –por ejemplo, el
crujir de una manzana al momento de morderla– también estimula receptores, lo
que atañe directamente a nuestro sentido del sabor.
Asimismo, también involucra el
sentido del tacto, ya que existe una relación entre nuestro gusto y texturas
como viscosidad, aspereza o cremosidad,
mientras que el sentido de la vista transmite información a nuestro cerebro
para que tengamos una idea sobre la qué tan comestible es, así como la
identidad e intensidad del sabor, de acuerdo a las texturas observadas, color
y densidad de los alimentos.
La ciencia del sabor también
identifica dos aspectos menos conocidos: las sensaciones que genera nuestro
cuerpo al comer y aquellas que los alimentos producen al ser captado por el
nervio trigémino, encargado de percibir sensaciones tales como la astringencia
de la acidez frutal, el calor de algunas semillas o los refrescante de los sabores tropicales.
Cuando cada uno de nuestros sentidos
termina por aceptar un alimento, es cuando podemos decir que su sabor nos
parece delicioso, y si bien estas sensaciones serán diferentes en cada uno de
nosotros de acuerdo a la educación que tengamos sobre nuestro paladar, no deja
de haber productos que son aceptados y hasta venerados por una gran cantidad de
consumidores.
Oikos quiere que se vuelva a sentir una experiencia natural a
través de nuestra receta griega original hecha con leche fresca, textura
cremosa, y deliciosos trozos de fruta.
La versatilidad de sabores está diseñada para satisfacer desde los
gustos más clásicos hasta aquellos que gustan de explorar lo exótico. De esta
manera, estamos complacidos por despertar cada sentido, creando atmósferas
ideales para el disfrute y placer a cualquier hora del día y en cualquier
momento, ya que Oikos no se come, se
siente.
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