martes, 11 de julio de 2017


TRES MEDIDAS SENCILLAS PODRIAN REDUCIR
LA MUERTE POR SOBREDOSIS DE OPIACEOS


*De acuerdo con un estudio reciente se recomienda no dar a los adictos recetas de opiáceos o de ansiolíticos


En 2015, la epidemia del consumo de opiáceos de Estados Unidos acabó con la vida de más de 33 mil personas, pero tres medidas sencillas podrían reducir esa cifra en aproximadamente un tercio, sugiere un estudio reciente.
Se pueden tomar medidas como éstas: no recetar analgésicos narcóticos ni ansiolíticos a personas que sean adictas a los opiáceos; consejería: ir al médico cada 3 meses.
"Las personas con trastornos por el uso de opiáceos tienen unas tasas de mortalidad más altas que las personas de la población general, hasta 20 veces más altas, así que encontrar modos de reducir el riesgo de mortalidad es muy importante", indicó la doctora Katherine Watkins, investigadora principal de las políticas de los médicos en Rand Corporation, una organización estadounidense sin fines de lucro que se dedica a la investigación.
Los médicos pueden ayudar a reducir el riesgo de fallecer independientemente de si esos pacientes reciben tratamiento por su adicción o no, comentó.
Sin embaro, Watkins no sabía con qué frecuencia se realizan estas tres intervenciones en la práctica médica general. "Lo que es importante es que se podrían hacer, no tanto si se han hecho", dijo.
"Los sistemas de atención sanitaria necesitan invertir en la administración de una atención de calidad, y se trata de cosas sencillas que los médicos y los sistemas de atención sanitaria pueden hacer", explicó la especialista.
Los investigadores estudiaron los expedientes médicos de más de 32 mil personas adictas a los narcóticos que recibieron tratamiento en el Sistema de Salud de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos durante 2006 y 2007.
Los investigadores encontraron que las tres intervenciones redujeron la cantidad de muertes en un año.
Una clave para reducir la mortalidad entre estos pacientes adictos fue minimizar las recetas de analgésicos narcóticos como la oxicodona (OxyContin, Percocet) y la hidrocodona (Vicoprofen) y las benzodiacepinas, como el alprazolam (Xanax), el clonazepam (Klonopin) y el diazepam (Valium).
Evitar las benzodiacepinas, que se usan para tratar la ansiedad, es relativamente fácil, porque hay alternativas disponibles.
Evitar los opiáceos, que normalmente se recetan después de una cirugía o de sufrir una lesión, podría ser más difícil porque con frecuencia son el mejor modo de aliviar el dolor agudo.
Watkins afirmó que los médicos deberían recetar menos pastillas en dosis más bajas a estos pacientes y la consejería podría ayudar a reducir las muertes por sobredosis porque los pacientes adictos parecen beneficiarse de tener una conexión con un consejero.
Ver a un médico de forma regular podría ser un modo de identificar rápidamente cambios en el bienestar de un paciente, como una recaída o nuevos problemas médicos, indicó.
Los investigadores también observaron si hacer pruebas a los pacientes de hepatitis y del VIH ayudaría a reducir la cantidad de muertes. “Evaluar la presencia de estas afecciones no tuvo ningún efecto en la mortalidad. Dado que este estudio fue realizado con veteranos que tienden a tener una mayor edad y a ser más pobres, se debe replicar en otros grupos de personas”, afirmó Watkins.
Por su parte, el doctor Scott Krakower, jefe asistente de la unidad de psiquiatría del Hospital Zucker Hillside en Glen Oaks, Nueva York, anotó que "existe una preocupación por el aumento de las tasas de mortalidad con las benzodiacepinas y los opiáceos".
Ya se han adoptado iniciativas para reducir estas tasas, como la mejora de la educación de los proveedores y el desarrollo de programas de monitorización de las recetas, comentó.
Krakower, que no participó en esta nueva investigación, dijo que dado que se trata de un estudio observacional en una población específica, podría tener unos resultados inesperados. "En un país que ha tenido problemas con el modo en que maneja la atención sanitaria, deberíamos tener como prioridad el asegurarnos de que las personas con trastornos de consumo de sustancias reciban la atención médica apropiada e intervenciones psicosociales", comentó.
Este reporte apareció en la edición del 27 de junio de la revista Drug and Alcohol Dependence.


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