LA CARBOFOBIA… ¿SABES QUÉ
ES?
Las
redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, por mencionar algunas,
ofrecen a los usuarios información inmediata y globalizada, lo que
anteriormente tardaba semanas en darse a conocer, ahora con un sólo"clic" se vuelven “viral” y el problema aquí, radica
en la dificultad para discernir entre mitos y realidades. Día a día recibimos
información pseudocientífica sobre infinidad de temas, incluidos los pertenecientes
a las ciencias de la salud, de acuerdo con la información del doctor Alberto
Molás, miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition.
Por
ejemplo, las dietas milagro que ofrecen resultados instantáneos y sin
fundamento científico, solo provocarán el desbalance metabólico del organismo,
lo que repercutirá en nuestra salud.
Aclarado
lo anterior, la siguiente información tiene como finalidad mostrar, el miedo
infundado a los carbohidratos, mejor conocido como carbofobia: Evitar comer
alimentos ricos en carbohidratos simples o complejos (hidratos de carbono) por
temor a subir de peso.
En
primer lugar, están quienes promueven la necesidad de disminuir o hasta
eliminar el consumo de carbohidratos, por supuestas intolerancias a nivel
intestinal.
Las
principales patologías que se relacionan con una mala digestión de estos son la
enfermedad celiaca, mejor conocida como intolerancia al gluten, cuya
fisiopatología es de origen autoinmune (ataque de células sanas por parte del
sistema inmunológico), derivado por una cuestión genética (de origen
hereditario), que se presenta en las primeras etapas de vida y, se resume en la
incapacidad para metabolizar el gluten, el cual, es una proteína presente en el
trigo, cebada y centeno.
Entre
otras patologías relacionadas con el consumo de carbohidratos, encontramos las
afecciones provocadas por la deficiente absorción de lactosa (azúcar de la
leche).
El
cuerpo necesita una enzima llamada lactasa para poder digerir la lactosa y, las
alteraciones de dicha enzima se relacionan en la mayoría de los casos con una
disbiosis intestinal (pérdida de microorganismos beneficiosos), la cual se
favorece con el consumo de prebióticos y probióticos.
En
segundo lugar, se encuentran las dietas para el control de peso que tienen su
fundamento en la reducción y casi la eliminación de los carbohidratos de la
alimentación.
NO
ELIMINAR CARBOHIDRATOS
Recordemos
que algunos de los puntos de la dieta correcta son que tiene de ser suficiente
(en cantidad y calidad), completa (alimentos de todos los grupos) y equilibrada
(adecuada distribución entre proteínas, carbohidratos y lípidos), por lo tanto,
un plan de alimentación para reducción de peso, no tendrá éxito si no cuenta
con las calorías suficientes a base de cereales, lácteos, frutas y verduras,
además de un promedio de entre 45% y 60% del total de calorías provenientes de
los carbohidratos.
Según
las recomendaciones de la Organización Mundial para la Salud (OMS) y la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO
por sus siglas en inglés).
La
importancia de los hidratos de carbono, radica en que son la principal fuente
de energía de nuestro organismo: el cerebro por sí solo consume en promedio el
25% de los carbohidratos y, para nuestros músculos, también son el sustrato
energético predilecto y más todavía si realizamos actividad física.
Al
eliminarlos de nuestra alimentación, no solo nos vamos a sentir somnolientos y
cansados, también se afectará el metabolismo (cambios químicos a nivel
celular), lo cual provocará un estado de ahorro en nuestro organismo, que se
define como un aumento de peso, debido a que el tejido adiposo es la manera en
que nuestro cuerpo almacena energía.
El
principio de las dietas cetogénicas (alta en grasas y baja en carbohidratos)
recae en la teoría que: una restricción de hidratos de carbono en nuestra
alimentación obligaría al organismo a utilizar la reserva de grasa que
almacenamos, para transformarla en glucosa (hidrato de carbono) y así
satisfacer las necesidades de energía “rápida” en nuestro cuerpo.
Pero,
múltiples estudios han demostrado que esto no ocurre así, sino que antes de
comenzar a utilizar las grasas de reserva en el tejido adiposo como fuente de
energía, se utilizarán las proteínas almacenadas en el músculo, lo que causaría
pérdida de la masa muscular con sus respectivas repercusiones.
Antes
de iniciar un plan de alimentación es primordial que un equipo
multidisciplinario en ciencias de la salud realice una valoración clínica, para
poder ofrecerte la mejor estrategia a seguir. Recuerda que no se trata de
“hacer una dieta” o eliminar macronutrientes, el objetivo es un cambio en tu
estilo de vida y así, mantener tu organismo en un óptimo estado de salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario