EL PAN ES UN ELEMENTO SOCIAL DE COHESION
*Sus nutrientes nos brindan energía, alegría y tranquilidad
“Las penas con pan son
menos por varias razones. El pan es el representante social de la solidaridad y
acompañamiento. Cuando tenemos una pena, compartirla con alguien más nos da
tranquilidad y paz, nos podemos recargar en ese momento de complicidad y de
apoyo que brindan las amistades, las familias e incluso hasta los desconocidos
que están prestos a darnos su atención en momentos de penuria”, explicó en
breve charla la doctora Marilú Acosta.
La comida es uno de los
núcleos sociales más elementales. Desde hace miles de años, cuando se cazaban
animales, esa carne se compartía entre toda la aldea o clan. Cuando surgió el
pan, los molinos y los hornos eran comunitarios así que el pan debía ser
compartido entre todos porque provenía de la misma fuente, aunque fueran varios
quienes hubieran cosechado el trigo.
“Por esto es que el pan
es un elemento social de cohesión y en momentos de pena lo que más necesitamos
es a nuestro clan para que nos sostenga con su presencia”, precisó.
Afirmó que las penas nos
ponen en situaciones de máximo estrés, el cual provoca que nuestro cuerpo esté
siempre en estado de alerta, que nuestros sistemas estén listos para reaccionar
constantemente gracias a la producción de adrenalina.
Esta adrenalina pone a
trabajar al máximo todo el organismo, desgastándolo e impidiendo que se
regenere y se recuperen los elementos bioquímicos como las hormonas o los
neurotransmisores.
Esto provoca que haya
una enorme cantidad de energía gastada en mantener el estado perpetuo de
estrés.
El pan, como
carbohidrato tanto simple como complejo puede llenar de energía tanto a corto
plazo como a mediano. Entonces el cuerpo estresado puede continuar funcionando
si se le da pan, mientras el estrés pasa.
Una vez dentro del
torrente sanguíneo, el pan se convierte en glucosa y ésta permite una descarga
de endorfinas, lo cual se traduce en una sensación de alegría y tranquilidad.
El estómago distendido
por la presencia del pan y la glucosa en la sangre lleva a una sensación de
saciedad que provoca un estado de paz y satisfacción.
Cuando el cuerpo lleva
mucho tiempo bajo los efectos de la adrenalina, estos momentos de paz,
tranquilidad, alegría y satisfacción son como pequeños oasis en el desierto de
las penas.
El cuerpo descansa, lo
agradece y puede recuperarse un poco, aunque estos momentos no sean más que
pequeños instantes.
Ante una pena, es mejor
hacerla llevadera con el pan, con la compañía y el apoyo de alguien más y en la
medida de lo posible con ejercicios desestresantes tanto físicos (yoga, karate,
bicicleta, correr, etc.), como mentales (soltar los pensamientos repetitivos y
negativos) o de respiración como podría ser la meditación o el yoga.
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