4 DE CADA 10 MEXICANOS
TENDRÁN OBESIDAD EN 2030
*La obesidad y el sobrepeso han alcanzado
proporciones epidémicas y son factores de riesgo de diversas enfermedades
crónicas
GUADALAJARA, Jalisco.- Actualmente, la obesidad
es una de las principales amenazas para la salud pública en México y el mundo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2023 (Ensanut
Continua 2023), la prevalencia de la obesidad en adultos en el país es del
37.1%.
Además,
los niños con sobrepeso tienen una mayor probabilidad de mantener esta
condición en la edad adulta, perpetuando un ciclo de problemas de salud que
afectan a generaciones enteras.
La
obesidad es un trastorno complejo caracterizado por una acumulación excesiva de
grasa corporal que puede derivar en graves problemas de salud, como
enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión y distintos tipos
de cáncer.
Para
evaluar el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el peso, se
utiliza una medida estándar conocida como el índice de masa corporal (IMC), que
se calcula a partir del peso y estatura de las personas.
“Un
IMC igual o superior a 30 se considera obesidad, mientras que uno igual o mayor
a 25 se clasifica como sobrepeso. Sin embargo, estos valores deben analizarse
en contexto, ya que dos personas con el mismo IMC pueden tener composiciones
corporales muy distintas”, explicó la doctora Cynthia Vega, directora de
Relaciones Medicas de PiSA Farmacéutica.
Si
bien a nivel global la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 16%
de la población adulta vive con obesidad, en el caso de México, el padecimiento
tiene una prevalencia del 36.9%, del cual el 41% pertenece a las mujeres y el
33% a los hombres, contando con una prevalecía del 41% para las mujeres y 33%
para los hombres, según la Ensanut 2022.
Su
crecimiento en el país responde a una combinación de factores sociales,
económicos y culturales como el aumento en el consumo de alimentos ultra
procesados, el sedentarismo y la falta de información sobre nutrición
saludable. Frente a este panorama, la prevención se vuelve clave para reducir
su incidencia y sus complicaciones a largo plazo.
Además
de su impacto en la salud, la obesidad genera una fuerte carga económica al
representar aproximadamente el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) de México
debido a costos médicos y baja productividad.
PREVENIR LA OBESIDAD
Por
ello, es fundamental implementar medidas en la rutina diaria para prevenir la
obesidad, como mantener una alimentación balanceada, reducir el consumo de
grasas saturadas y azúcares, evitar ayunos prolongados y mantener horarios
regulares de comida.
“La
obesidad es prevenible y tratable, pero requiere un compromiso conjunto de la
sociedad y el sector salud. Es importante implementar cambios en el estilo de
vida para reducir el impacto de la enfermedad en la población realizando un
mínimo de 150 minutos de actividad física a la semana, consumir abundante agua
y disminuir la ingesta de bebidas azucaradas y alcohólicas”, agregó la doctora.
Cynthia Vega.
El
diagnóstico oportuno también juega un papel crucial. Los profesionales de la
salud pueden utilizar diversas herramientas para evaluar el estado nutricional
de una persona, como la historia clínica, exámenes físicos, el cálculo del IMC
y la medición del perímetro de cintura. Una vez diagnosticada la obesidad, el
tratamiento debe ser personalizado y supervisado por un experto para asegurar
una pérdida de peso segura y sostenible.
Además
del ejercicio, la clave para el control del peso radica en la modificación de
la dieta. Reducir la ingesta de calorías optando por alimentos frescos y menos
procesados, aumentar el consumo de proteínas magras, frutas y verduras, y
priorizar el agua simple sobre las bebidas industrializadas son pasos fundamentales.
NO, A DIETAS EXTREMAS
“Las
soluciones rápidas, como dietas extremas o productos que prometen bajar de peso
de manera inmediata, suelen ser ineficaces y poco sostenibles en el tiempo. La
mejor estrategia es un cambio de hábitos gradual y constante”, concluyó el
vocero.
El
autocuidado es esencial para prevenir y tratar la obesidad. Consultar a un
profesional de la salud antes de iniciar cualquier plan de pérdida de peso
permite recibir recomendaciones adecuadas y evitar riesgos innecesarios. La
automedicación, el uso de fórmulas milagrosas o la adopción de dietas
restrictivas sin supervisión pueden poner en peligro la salud y generar
consecuencias adversas a largo plazo.
Cuidar
el peso no se trata sólo de una cuestión estética, sino de bienestar y calidad
de vida. La obesidad es una condición que puede prevenirse con pequeños cambios
diarios y un enfoque integral. Fomentar una cultura de prevención y educación
en salud es el camino para reducir su impacto y garantizar una mejor calidad de
vida para la población.
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