LA OBESIDAD ES TAMBIEN
CUESTION DE SALUD MENTAL
*Está estrechamente vinculada con las
emociones, por lo que, además del tratamiento médico y nutricional, es
importante el abordaje psicológico
La
obesidad es uno de los problemas de salud más graves y de más rápido
crecimiento en el mundo. En México, el aumento de los índices de obesidad ha
sido notable, ya que actualmente el 75.2% de la población adulta de 20 o más
años vive con sobrepeso u obesidad, porcentaje que en 2012 fue de 71.3%.
La
obesidad es una enfermedad crónica que tiene un origen multifactorial en el que
se involucran la susceptibilidad genética, los estilos de vida y las
características del entorno económico, social y familiar.
También
está muy relacionada con depresión y ansiedad, asociadas a trastornos de la
conducta alimentaria o distorsión de la imagen corporal.
Respecto
a la estrecha relación que existe entre obesidad y trastornos del estado de
ánimo, la maestra Pilar Bautista, psicóloga cognitiva y psicoterapeuta contemplativa,
señaló que “actualmente vivimos en una sociedad ‘obesofóbica’ que estigmatiza a
la persona con obesidad. Esto trae consecuencias como baja autoestima,
alteración en sus relaciones interpersonales, menos posibilidades de acceso a
los mejores trabajos. Contradictoriamente, esa misma sociedad es ‘obesogénica’;
es decir, fomenta estilos de vida que favorecen la obesidad”.
Las
alteraciones mentales tienen un papel significativo como causa de obesidad y
también como consecuencia de ella. Por ejemplo, estudios han revelado que se
advierte una asociación entre obesidad y depresión en el 80% de las
publicaciones, mientras que la aparición de obesidad en pacientes con depresión
se constató en el 53% de los estudios.
La
maestra Bautista subrayó que “las causas de la obesidad no sólo se limitan a
factores genéticos, comer en exceso por periodos prolongados o un estilo de
vida sedentario. La obesidad está muy ligada a cómo pensamos y nos sentimos.
Por ejemplo, sentimientos de tristeza, ansiedad o estrés, a menudo llevan a las
personas a comer más de lo usual. Estos sentimientos son reforzados por el
estigma y discriminación de los que son objeto las personas con obesidad, ya
que socialmente se considera que no tienen fuerza de voluntad, que son
perezosas, negligentes y con apariencia poco grata. La desaprobación social y
familiar puede conducir a la baja autoestima y aislamiento de la persona con
obesidad”.
DEPRESION Y ANSIEDAD
“Entre
los trastornos asociados con la obesidad están la depresión y la ansiedad, así
como los trastornos por atracón, los cuales pueden provocar el comer en exceso
y tener como consecuencia un aumento de peso. El objetivo no es únicamente que
la persona coma menos, sino atender las emociones que la están llevando a comer
en exceso”, subrayó la especialista, quien es cocreadora y ponente en la
Certificación de Psicología Alimentaria del Centro Ashnan.
“Las
causas de estos trastornos son muy complejas y totalmente diferentes de una
persona a otra. Pueden deberse a problemas para recuperarse de eventos
repentinos o emocionalmente agotadores, como una situación traumática, pérdidas
de seres queridos o trabajo, o cualquier otra situación que la persona no pueda
manejar y genere la necesidad de evasión o compensación a través de la comida”,
abundó la maestra Bautista.
La
especialista explicó que el comer en exceso tiene patrones adictivos. Cuando una persona enfrenta emociones
desagradables y no tiene herramientas psicológicas para atenderlas, la comida
es percibida como una protección, un refugio y un proveedor de anestesia
emocional; pero, como la situación emocional desagradable queda desatendida, la
persona continúa sintiéndose mal y vuelve a comer para evadir, generando así un
círculo vicioso.
Enfermedad
crónica multicausal que requiere un abordaje multidisciplinario. Debido a que
la obesidad es una enfermedad multifactorial, su tratamiento debe ser
multidisciplinario; es decir, con la intervención de médicos, nutriólogos,
preparadores físicos y psicólogos.
Los
criterios de éxito terapéutico deben contemplar la reducción de peso como
producto final, a través de tratamiento farmacológico o quirúrgico, estilo de
vida menos sedentario, actividad física, cambio de hábitos de alimentación y
manejo positivo de las emociones.
En
cuanto al abordaje farmacológico de la obesidad, el doctor Claudio Fiorentini,
gerente médico de Obesidad para Novo Nordisk México indicó que “diferentes
estudios han demostrado que cualquier pérdida de 5-10% del peso corporal con
fármacos como los agonistas del receptor de GLP-1, mejora notablemente la salud
de la persona con obesidad y reduce el impacto de las comorbilidades asociadas
a ella, como el incremento de la glucosa en sangre, la presión arterial alta,
la incontinencia urinaria, el hígado graso y la apnea del sueño. Ello también
contribuye a mejorar el estado de ánimo del paciente”.
ACOMPAÑAMIENTO PSICOLOGICO
Respecto
al tratamiento psicológico de la obesidad, la maestra Bautista añadió que “para
que una persona coma de manera suficientemente equilibrada, se requiere de un
acompañamiento psicológico que le enseñe a atender las emociones que le llevan
a comer en exceso”.
La
maestra Bautista señaló que la persona con obesidad puede iniciar su
tratamiento psicológico en casa, partiendo de una mayor compasión y comprensión
hacia sí misma.
“Es
valiosa la utilización de herramientas como ver la cantidad de comida que pide
el cuerpo y si en realidad se come por hambre o por otro motivo. Esto lleva a
identificar cuáles son las emociones que impulsan a comer”, precisó.
“Reconocer
que se tienen emociones desagradables y que se vive con dolor, es un paso muy
importante para la recuperación. También es clave tener conciencia de que todos
los seres humanos a veces sentimos dolor, identificar a las emociones negativas
sin culpa o autoflagelo, y hablarse y tratarse con más amabilidad”, señaló la
especialista.
“La
sociedad en general debe evitar los juicios hacia las personas que viven con
obesidad, pues suelen ser reduccionistas y estar basados en el desconocimiento
de la situación particular. Los juicios nunca han hecho que nadie baje de peso.
Lo que se requiere, principalmente de parte de los especialistas, es mucha
mayor empatía para poder comprender a profundidad el funcionamiento del mundo
psicológico y emocional de la persona con obesidad, para desde ahí poder
encontrar soluciones eficientes”, enfatizó la maestra Bautista.
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