ALIMENTOS FORTIFICADOS
AYUDAN
A COMBATIR EL HAMBRE OCULTA
*La fortificación es la adición de uno o más
nutrientes como vitaminas y minerales a un alimento
La
malnutrición sigue afectando gravemente a los niños, al menos 1 de cada 3 niños
menores de cinco años está desnutrido o tiene sobrepeso y, 1 de cada 2 padece
hambre oculta, lo que deteriora la capacidad de millones de infantes para
crecer y desarrollar su pleno potencial.
En
2018, casi 200 millones de niños menores de cinco años sufrían de retraso en el
crecimiento, mientras que al menos 340 millones sufrían de hambre oculta.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define el hambre oculta como una
deficiencia de micronutrientes; es decir, vitaminas y minerales, mientras que
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), el hambre oculta, o las deficiencias de micronutrientes, se produce
cuando la calidad de los alimentos que se consumen no cumplen con las
necesidades de nutrientes, por lo que no se estarían recibiendo las vitaminas y
minerales esenciales necesarios para un crecimiento y desarrollo adecuados.
“De
manera más concreta, podemos decir que se trata de un desequilibrio en la
alimentación producido por el consumo insuficiente o deficiente de los
alimentos que son fuentes de estos micronutrientes esenciales, tales como
frutas, legumbres y verduras, pescados y aceites vegetales, además de la leche
y sus derivados”, señaló Héctor Cori, director científico de DSM Productos
Nutricionales para América Latina.
Estas
deficiencias de nutrientes
se presentan en todo el mundo y una tercera parte de la población mundial sufre
de hambre oculta; sin embargo, es en los países en desarrollo que esta
deficiencia se observa más, esencialmente con relación a la vitamina A, al
hierro y el zinc.
“La
insuficiencia de estos nutrientes esenciales puede llevar no solo a afectar el
crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes, sino también comprometer, en
todos los grupos de edad, el sistema de defensa del organismo, además de
predisponer el surgimiento de algunas enfermedades crónicas como la
hipertensión arterial, la diabetes y la osteoporosis”, puntualizó Cori.
Hoy
se sabe que la mejor estrategia para combatir y eliminar eventualmente el
hambre oculta es la fortificación de alimentos de uso común con
micronutrimentos de buena calidad.
“Cuando
hablamos de fortificación nos referimos a la adición de pequeñas cantidades
seguras de vitaminas, minerales y otros compuestos esenciales en alimentos y
condimentos de consumo habitual y que son pilares de la alimentación de la
región o comunidad”, destacó el directivo.
La
fortificación es la adición de uno o más nutrientes como vitaminas y minerales
a un alimento con la finalidad de mejorar su calidad para las personas que lo
consumen. Esta estrategia se puede aplicar en naciones o comunidades donde hay
un problema o riesgos de carencia de nutrientes, como en el caso de México.
En
algunos casos, la fortificación puede ser el procedimiento más fácil, económico
y útil para reducir un problema de deficiencia.
Cabe
destacar que, desde casa, se puede ayudar a combatir el hambre oculta en la
propia familia y en el entorno, eligiendo alimentos fortificados siempre que
sea posible y cuando el vehículo sea nutritivo y agradable al consumo.
“Cereales
y harinas fortificadas, aceites adicionados de vitaminas y ácidos grasos
esenciales; leche y productos lácteos fortificados con vitamina A o D y Calcio,
así como jugos enriquecidos y productos enlatados o empacados adicionados de
vitaminas y minerales, son todos alimentos que forman parte de la canasta
básica familiar que pueden brindar los nutrientes adicionales que se requieren
para prevenir las deficiencias en vitaminas, minerales, fito químicos
antioxidantes y ácidos grasos esenciales que comúnmente se presentan”, concluyó
Héctor Cori.
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