jueves, 14 de octubre de 2021

 

ALIMENTOS FORTIFICADOS AYUDAN

A COMBATIR EL HAMBRE OCULTA

 


*La fortificación es la adición de uno o más nutrientes como vitaminas y minerales a un alimento

 

 

La malnutrición sigue afectando gravemente a los niños, al menos 1 de cada 3 niños menores de cinco años está desnutrido o tiene sobrepeso y, 1 de cada 2 padece hambre oculta, lo que deteriora la capacidad de millones de infantes para crecer y desarrollar su pleno potencial.

En 2018, casi 200 millones de niños menores de cinco años sufrían de retraso en el crecimiento, mientras que al menos 340 millones sufrían de hambre oculta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el hambre oculta como una deficiencia de micronutrientes; es decir, vitaminas y minerales, mientras que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el hambre oculta, o las deficiencias de micronutrientes, se produce cuando la calidad de los alimentos que se consumen no cumplen con las necesidades de nutrientes, por lo que no se estarían recibiendo las vitaminas y minerales esenciales necesarios para un crecimiento y desarrollo adecuados.

“De manera más concreta, podemos decir que se trata de un desequilibrio en la alimentación producido por el consumo insuficiente o deficiente de los alimentos que son fuentes de estos micronutrientes esenciales, tales como frutas, legumbres y verduras, pescados y aceites vegetales, además de la leche y sus derivados”, señaló Héctor Cori, director científico de DSM Productos Nutricionales para América Latina.

Estas deficiencias de nutrientes se presentan en todo el mundo y una tercera parte de la población mundial sufre de hambre oculta; sin embargo, es en los países en desarrollo que esta deficiencia se observa más, esencialmente con relación a la vitamina A, al hierro y el zinc.

“La insuficiencia de estos nutrientes esenciales puede llevar no solo a afectar el crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes, sino también comprometer, en todos los grupos de edad, el sistema de defensa del organismo, además de predisponer el surgimiento de algunas enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la diabetes y la osteoporosis”, puntualizó Cori.

Hoy se sabe que la mejor estrategia para combatir y eliminar eventualmente el hambre oculta es la fortificación de alimentos de uso común con micronutrimentos de buena calidad.

“Cuando hablamos de fortificación nos referimos a la adición de pequeñas cantidades seguras de vitaminas, minerales y otros compuestos esenciales en alimentos y condimentos de consumo habitual y que son pilares de la alimentación de la región o comunidad”, destacó el directivo.

La fortificación es la adición de uno o más nutrientes como vitaminas y minerales a un alimento con la finalidad de mejorar su calidad para las personas que lo consumen. Esta estrategia se puede aplicar en naciones o comunidades donde hay un problema o riesgos de carencia de nutrientes, como en el caso de México.

En algunos casos, la fortificación puede ser el procedimiento más fácil, económico y útil para reducir un problema de deficiencia.

Cabe destacar que, desde casa, se puede ayudar a combatir el hambre oculta en la propia familia y en el entorno, eligiendo alimentos fortificados siempre que sea posible y cuando el vehículo sea nutritivo y agradable al consumo.

“Cereales y harinas fortificadas, aceites adicionados de vitaminas y ácidos grasos esenciales; leche y productos lácteos fortificados con vitamina A o D y Calcio, así como jugos enriquecidos y productos enlatados o empacados adicionados de vitaminas y minerales, son todos alimentos que forman parte de la canasta básica familiar que pueden brindar los nutrientes adicionales que se requieren para prevenir las deficiencias en vitaminas, minerales, fito químicos antioxidantes y ácidos grasos esenciales que comúnmente se presentan”, concluyó Héctor Cori.

 

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