¿PUEDES HACER EJERCICIO SI
ESTAS
ENFERMO, O ES MEJOR
DESCANSAR?
Cuando
no te sientes bien, podrías preguntarte si forzarte a hacer ejercicio te
ayudará a mejorar más rápido o si empeorará tu malestar. Después de todo, la
actividad física ayuda a desarrollar y mantener un sistema inmunológico
saludable.
Pero
probablemente hayas escuchado que descansar lo suficiente es clave para la
recuperación.
Entonces,
¿cuál es la respuesta cuando estás enfermo?
"Aunque
la actividad física es importante para la salud en general, hacer ejercicio
cuando estás enfermo requiere cierta precaución", apunta el Dr. Donald
Brown, especialista en medicina interna del Hospital Houston Methodist.
"Siempre consulta con tu médico cuando tengas dudas sobre tu capacidad y
seguridad al momento de hacer ejercicio".
Dicho
esto, demos un vistazo a ciertas pautas útiles que todos podríamos seguir. Aquí
te explicamos cuándo probablemente sea seguro hacer ejercicio, cuándo deberías
tomarte un descanso y cómo ajustar tu rutina si decides entrenar.
¿Deberías hacer ejercicio cuando estás
enfermo?: Ya sea que se trate de un resfriado común, gripe, COVID-19, malestar
estomacal, dolor de oído o algo más, el primer paso es considerar tus síntomas.
"La
regla general para hacer ejercicio cuando estás enfermo es que, si tus síntomas
están por encima del cuello, probablemente puedas continuar con tu rutina, pero
a una intensidad menor y por un período de tiempo más corto", explica el
Dr. Brown. "Asegúrate de escuchar a tu cuerpo y presta atención a cómo te
sientes".
Esto
significa que probablemente sea seguro entrenar si tienes:
•Escurrimiento nasal o nariz tapada
•Congestión nasal
•Estornudos
•Dolor de garganta leve
•Dolor de cabeza leve
•Dolor de oído leve
Comienza
con actividad física de ligera a moderada. Opciones como caminar, yoga o un
entrenamiento corto y de bajo impacto, como natación leve, ciclismo, remo,
trote o ejercicios con el peso del cuerpo, pueden ayudar a mantener la
circulación sanguínea sin sobrecargar el cuerpo.
"Un
poco de ejercicio incluso podría mejorar temporalmente ciertos síntomas, como
la congestión nasal", agrega el Dr. Brown. "Sin embargo, si te
sientes peor después de empezar, es mejor detenerte".
¿Puedes hacer ejercicio mientras tomas
medicamentos para el resfriado?: Incluso si tus síntomas son leves y están por
encima del cuello, los medicamentos que estás tomando podrían ser una razón
para hacer una pausa.
"Los
medicamentos para el resfriado de múltiples síntomas casi siempre contienen
fenilefrina, un descongestionante oral que puede afectar la frecuencia cardíaca
y la presión arterial", explica el experto del Hospital Houston Methodist.
"Esto podría hacer que el ejercicio parezca más extenuante de lo habitual.
La advertencia más importante aquí es para las personas con afecciones
cardíacas preexistentes. Siempre consulta con tu médico antes de tomar un nuevo
medicamento de venta libre y sigue cualquier advertencia".
Otros
medicamentos, como los antihistamínicos, pueden causar somnolencia, lo que
podría dificultar la concentración y la coordinación durante el entrenamiento.
Siempre revisa los efectos secundarios de un medicamento antes de hacer
ejercicio y, si tienes dudas, elige descansar.
Omite tu entrenamiento si...: Cuando los
síntomas están por debajo del cuello, el Dr. Brown dice que el descanso es la
mejor medicina. Y recuerda que unos días sin entrenar no afectarán
significativamente tu rendimiento una vez que te sientas mejor.
Evita hacer ejercicio si tienes:
• Fiebre
• Dolores corporales o escalofríos
• Congestión en el pecho
• Tos persistente
• Náuseas
• Vómitos
• Diarrea
"Hacer
ejercicio puede empeorar la congestión en el pecho y los síntomas
gastrointestinales", explica el Dr. Brown del Hospital Houston Methodist.
"Y si tienes fiebre, fatiga significativa o dificultad para respirar, lo
mejor es descansar y permitir que tu sistema inmunológico haga su
trabajo".
Si
te sientes con ánimos, podrías considerar hacer algunos estiramientos
dinámicos, movimientos activos que pueden ayudar a mantener tu cuerpo suelto
sin excederte. Algunos ejemplos incluyen círculos con los brazos, estocadas,
giros de torso y elevaciones de rodillas.
Cómo modificar tus entrenamientos cuando
estás enfermo: Si tus síntomas son leves y están por encima del cuello, y
decides hacer ejercicio, considera estas modificaciones para evitar sobre
esforzarte:
• Reduce la intensidad: evita los
entrenamientos de alta exigencia. Opta por ejercicios como caminar, trotar
ligeramente o yoga.
• Acorta la duración: no te fuerces a
completar un entrenamiento completo si no te sientes bien. Considera reducir la
duración de tu sesión habitual, quizás incluso a la mitad o menos.
•
Prioriza la recuperación activa: recuerda que tu cuerpo necesita descanso.
Si
sientes que no obtienes suficiente beneficio de tu entrenamiento modificado,
agrega ejercicios de recuperación como estiramientos dinámicos, respiración
profunda, uso de rodillo de espuma o tai chi. "Tu objetivo debe ser
moverte de una manera que se sienta bien sin forzar demasiado tu cuerpo",
recomienda el Dr. Brown. "Presta atención a tu nivel de energía y detente
si te sientes mareado o demasiado fatigado".
La
hidratación siempre es importante, pero aún más cuando estás enfermo. Asegúrate
de beber mucha agua antes, durante y después de tu entrenamiento. Aunque no
deberías ejercitarte a una intensidad que cause mucha sudoración, bebe una
bebida deportiva o con electrolitos si es necesario, especialmente si tienes
diarrea. A medida que tus síntomas comiencen a mejorar, evita volver de
inmediato a tu rutina habitual.
En
su lugar, retoma poco a poco. "Aumenta gradualmente la intensidad y la
duración, monitoreando cómo te sientes en el proceso", finaliza el Dr.
Brown. "Si notas síntomas como fatiga excesiva, mareos o falta de aire,
reduce el esfuerzo". También podrías considerar agregar un día extra de
descanso entre entrenamientos mientras te recuperas.

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