LA INCLUSION DE PERSONAS QUE VIVEN CON ENFERMEDADES RARAS DEBE SER UNA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
*Además de enfrentar barreras como la
movilidad, diagnóstico y acceso a servicios, sufren rechazo por su condición
La
inclusión de personas con discapacidad —cerca de 8.8 millones, 46.5 % hombres y
53.5 % mujeres, de acuerdo con datos del INEGI-— no debe ser un gesto
simbólico, sino una responsabilidad compartida entre ciudadanía, instituciones,
autoridades y sector privado.
“Sólo
a través de políticas sostenidas y acciones coordinadas será posible reducir
desigualdades y asegurar que cada persona, sin importar su condición, pueda
ejercer plenamente sus derechos”, comentó la doctora Juana Inés Navarrete
Martínez, coordinadora de Genética en la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).
Lo
anterior con motivo del Día Internacional
de las Personas con Discapacidad, que se conmemora cada 3 de diciembre y
cuyo lema, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es: “Fomentar
sociedades inclusivas para las personas con discapacidad para impulsar el
progreso social”.
Las
personas con enfermedades raras (EERR), además de enfrentar barreras como la
movilidad, el diagnóstico y el acceso a servicios, sufren rechazo por su
condición. Tal es el caso, por ejemplo, de las personas de talla baja o
aquellas con mucopolisacaridosis (MPS), un grupo de trastornos metabólicos
hereditarios en los que las células no llevan a cabo los procesos adecuados
para digerir los azúcares, quienes —a pesar de los avances en inclusión— siguen
enfrentando barreras estructurales que limitan su derecho a participar
plenamente en la vida social.
Al
respecto, Mariana Ramírez Duarte, activista con acondroplasia —enfermedad de
baja prevalencia y la forma más común de baja estatura desproporcionada— y
promotora de los derechos de las personas con discapacidad, aseguró: “Sin duda,
la discapacidad no es una condición individual: es una consecuencia de las
barreras que como sociedad mantenemos. Cuando eliminamos obstáculos, permitimos
que cada persona viva con dignidad y autonomía”.
Entre
los avances para la inclusión destacan el reconocimiento de la talla baja como
discapacidad: en 2018 se modificó el Artículo 4 de la Ley General para la
Inclusión de las Personas con Discapacidad; así como la adopción del Escalón
Universal por parte de siete estados (Coahuila, Nayarit, Sinaloa, Guanajuato,
Michoacán, Querétaro y Jalisco). Se espera que pronto se implemente a nivel
nacional.
Cabe
destacar que en México la mayoría de las EERR no se diagnostican o se
diagnostican tardíamente y, por tanto, el acceso es lento y desigual. Para
quienes viven con MPS el acceso a hospitales especializados cerca de su ciudad
de origen y el desconocimiento clínico suelen convertirse en desafíos
permanentes.
“La
atención a las EERR no puede depender de la suerte o del lugar donde vivan los
pacientes. Se requieren políticas públicas que garanticen diagnósticos
oportunos, medicamentos disponibles y servicios accesibles en todos los niveles
del sistema de salud”, finalizó la doctora Juana Inés Navarrete Martínez.

No hay comentarios:
Publicar un comentario