LA OTRA CARA DEL INVIERNO,
AUTOCUIDADO
FRENTE AL TRASTORNO AFECTIVO
ESTACIONAL
El
cambio de estación trae consigo no sólo un nuevo clima, sino también
transformaciones en nuestro estado de ánimo y energía.
El
Dr. Alonso Morales, Neurólogo de la Conducta, en entrevista con Sun Pharma,
invita a la población a una reflexión profunda sobre el Trastorno Afectivo
Estacional (TAE), un patrón de depresión que, aunque conocido por su vínculo
con la falta de luz en el hemisferio norte, en México se entrelaza de manera
única con las dinámicas emocionales y sociales de fin de año.
El
Trastorno Afectivo Estacional se caracteriza por episodios depresivos que
inician y terminan aproximadamente en la misma época del año, siendo el patrón
más común el que comienza en otoño y perdura durante los meses de invierno,
cediendo ante la llegada de la primavera y el verano.
El
Dr. Morales explica que los síntomas clásicos incluyen sentirse triste, apático
o decaído casi todos los días; pérdida de interés o placer en actividades
habituales, aumento del sueño (hipersomnia) y fatiga generalizada; cambios en
el apetito, con fuerte deseo o antojo de carbohidratos, y aumento de peso, así
como dificultad para concentrarse y sentimientos de desesperanza o culpa.
“Aunque
la falta de luz es un factor clave global, en nuestro país, donde los ciclos
lumínicos son menos drásticos, las presiones sociales de las fiestas, la
soledad o los conflictos interpersonales pueden actuar como catalizadores y agudizar
la sintomatología estacional,” señala el Dr. Morales.
RECONOCER Y ACTUAR
El
especialista enfatiza que el conocimiento es la primera herramienta de
prevención. En lugar de limitarse a esperar que los síntomas desaparezcan,
propone un enfoque basado en la compasión y la acción deliberada:
1.-
Honestidad emocional: Reconocer que no está mal sentirse mal. Es
fundamental ser compasivos y empáticos con uno mismo. Las emociones existen,
pero cuando la tristeza comienza a tener impacto sobre el funcionamiento diario
(dejar de disfrutar, comer en exceso o dejar de comer, querer estar en cama),
es una señal de alerta. La recomendación principal es buscar una valoración
médica adecuada para recibir el apoyo y la atención necesaria, que puede
incluir psicoterapia o tratamiento farmacológico.
2.-
Estrategias de Autocuidado y Activación: El Dr. Morales sugiere integrar
acciones que contrarresten la inercia del decaimiento: “A pesar de que no tenga
ganas de hacer las cosas, por inercia, comience a hacerlas.” Esto incluye el
ejercicio físico y las actividades sociales.
Establecer
una rutina de autocuidado con la conciencia de la necesidad de paz. Como tener
horarios de sueño consistentes, limitar el consumo de alcohol (que puede
empeorar los síntomas), e intentar una dieta controlando el consumo excesivo de
carbohidratos y grasas.
Contar
con una red de apoyo: Tener actividades sociales más frecuentes y procurar
espacios de disfrute para contrarrestar el sentimiento de soledad, que es un
factor de vulnerabilidad.
El
especialista recuerda que la época de fin de año es un momento de
"recapitulación" donde se evalúan pérdidas y ganancias, lo que
naturalmente puede generar estrés, ansiedad y tristeza.
“Hay
que aprender a ser empático y compasivo con uno mismo y con los demás. Si hay
algo que no está yendo bien o que nos está afectando de manera notoria, seamos
honestos con nosotros mismos, pidamos ayuda y acerquémonos a las herramientas
que la medicina, la psicología y la comunidad nos ofrecen. No tiene por qué
pasarse este periodo en soledad o con sufrimiento innecesario”, concluye el Dr.
Morales.

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