SOBREVIVIENTES DE COVID-19
VALORAN LA VIDA
DESPUES DE LUCHAR CONTRA EL
ENEMIGO MORTAL
COVID-19
llegó al sur de California hace un año, un enemigo silencioso y ominoso que
cambió aleatoriamente las vidas de pacientes jóvenes y viejos, fuertes y
frágiles, listos o no.
Algunos
sobrevivientes pueden recordar cada detalle de su enfermedad, mientras que
otros dicen que los recuerdos de días pasados con un ventilador o en una
neblina de fiebre son irrecuperables. La soledad era su constante y, a menudo,
única compañera.
A
continuación ofrecemos breves relatos de tres pacientes hospitalizados en Cedars-Sinai que lucharon y sobrevivieron al
COVID-19.
Dos
fueron diagnosticados en etapas tempranas en la pandemia, cuando los
tratamientos eran escasos y experimentales. La tercera fue diagnosticada
recientemente con el virus mientras se sometía a tratamiento para el cáncer de
vesícula biliar.
Ross
Grant, MD, es un médico de 42 años en Cedars-Sinai quien trató pacientes con
COVID-19 antes de haberse contagiado. A pesar de tomar todas las precauciones
disponibles al principio de la pandemia, sabía que tenía un alto riesgo de
contraer el virus cuando los pacientes comenzaron a ingresar a la sala de
emergencias, donde trabaja.
En
febrero pasado, Ross se enfermó gravemente, pasó cuatro días en el hospital y
un mes en casa recuperándose de los síntomas persistentes. Ahora está
completamente recuperado, todavía trata a pacientes con COVID-19 y ha reanudado
su régimen de ejercicio.
El
científico informático Keith Miles, de 66 años, cuidó con ternura de su esposa
cuando contrajo un caso leve del virus en abril.
Se
recuperó en casa; terminó con un ventilador en la UCI, luchando por su vida.
Sobrevivió a un ataque cardíaco y recibió un tratamiento cardíaco experimental
desarrollado en el Cedars-Sinai Smidt Heart Institute.
Como
sobreviviente de COVID a largo plazo, Miles todavía lucha contra la fatiga, la
dificultad para respirar y la confusión mental, pero ha vuelto al trabajo y es
capaz de pedalear cinco millas continuas en bicicleta.
Vardanush
Pilikyan, de 66 años, es diseñadora de ropa, sometiéndose a tratamientos de
quimioterapia contra el cáncer. Luego, en enero de este año, tras el
diagnóstico de COVID-19 y la enfermedad grave de su esposo, pasó cuatro días en
una habitación de hotel con la esperanza de no contagiarse.
Esperando
sola en su hotel, se le acabó la suerte. Sin embargo, tuvo un caso bastante
leve que duró 10 días, con pocos síntomas persistentes.
A
pesar de las diferentes experiencias, todos estos sobrevivientes están de
acuerdo en que el COVID-19 ha tenido un impacto duradero en sus vidas, tanto
física como emocionalmente. Cada uno de ellos se siente agradecido por haber
sobrevivido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario