HERRAMIENTAS DEL CUBRIMIENTO
PERIODISTICO CONTRA
LA DESINFORMACION DE LAS
VACUNAS CONTRA COVID-19
*Reflexiones del Seminario impulsado por el
Premio Roche de Periodismo de Salud
Para
Cristina Tardáguila, directora adjunta de la International Fact-Checking
Network (IFCN), la desinformación está alimentada “por la militancia de gente
que está muy segura de un tema”, pero, en el caso de la pandemia por COVID-19,
la periodista brasileña ha podido identificar que este fenómeno está siendo
generado por la duda, la inseguridad y el miedo.
Estas
y otras reflexiones fueron expuestas en el seminario web ‘Cubrir las vacunas:
‘dosis’ contra la desinformación’, impulsado por el Premio Roche de Periodismo
en Salud, como parte de su novena convocatoria.
En
la conversación también participaron Pablo Linde, periodista especializado en
salud y sanidad en el periódico El País de España, y Carlos Álvarez, médico
especialista en Enfermedades Infecciosas y coordinador nacional de estudios
sobre COVID-19 en Colombia.
Desde
cada una de sus áreas de conocimiento, los invitados desarrollaron el diálogo
que generó las recomendaciones, reflexiones y conclusiones que aquí compartimos
como material de consulta para el cubrimiento periodístico de la actual etapa
de la pandemia, concentrada en la distribución y aplicación de la vacuna contra
COVID-19.
Los
niveles de la desinformación:
En
la carrera por detectar la raíz de la desinformación sobre vacunación, el
periodista español Pablo Linde determinó 4 niveles que pueden desembocar en
fake news sobre este tema:
1.
Conspiración total: Incluye a las personas que creen las teorías más extremas
sobre COVID-19 y vacunación, como la supuesta implantación de un chip como el
verdadero objetivo para este proceso. Es una población difícil de informar
desde lo científico.
2.
Desconfianza en las farmacéuticas: El grupo de personas que se mantienen
vigilantes de las intenciones y acciones de estas empresas. Para Pablo Linde,
como periodistas es necesario desmentir esos extremos siendo críticos y estando
atentos a si los miembros de esta industria proporcionan remedios de calidad o
no.
3.
Miedo a lo nuevo: Incluye a las personas que no confían en un medicamento que
se ha desarrollado en un año. El periodista español indica que es labor de los
comunicadores explicar a esta población por qué ha sucedido de esta manera e
informarles los pro y contras de las vacunas.
4.
Transparencia: Más allá de la desinformación, Linde reflexiona sobre la
exigencia que se debe hacer a todos los involucrados en el proceso de
vacunación -desde las compañías hasta los gobiernos- de entregar información
transparente para tomar decisiones apropiadas sobre la divulgación que se hará
a la audiencia, sin riesgo a la desinformación.
¿Editor
de desinformación?
Según
Cristina Tardáguila, el aprendizaje para los periodistas y verificadores de
datos, tras este año, “es que no sabemos todo” y que es necesario compartir qué
es lo que no sabemos nuestros lectores y oyentes.
En
medio de un cubrimiento en el que faltan datos, hay miedo y llegan
informaciones incompletas, Tardáguila sugiere que “necesitamos un sistema o un
‘editor desinformativo’”, que, entre otras cosas, mida “el impacto que puede
tener la información tal cual como está”, considere qué pasaría “si a un
periodista se le dan unas horas o días más para investigar”, y analice cuál es
la probabilidad de que una noticia esté más redonda y éticamente correcta. “Es
un puesto que hace falta en muchas de las redacciones en el mundo hispanohablante”,
para evitar “la amplificación de la desinformación”, expresó Tardáguila.
Credibilidad
en la información oficial:
Los
expertos en información y salud, participantes en este seminario web, también
reflexionaron sobre “la politización de los datos sobre la vacuna y las
campañas de vacunación”.
Al
respecto, Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios sobre COVID-19 en
Colombia, aseguró que esta situación viene de un problema previo de
credibilidad en los gobiernos e instituciones. Aun así, debe desligarse el
proceso técnico alrededor de la vacunación de lo político, para evitar “bombas
peligrosas” que terminen politizando el programa de vacunación con complejas
consecuencias.
“Si
se quieren cubrir noticias sobre la vacuna y cómo va este proceso, hay que
buscar cifras de las fuentes correctas y de los institutos técnicos de cada
país que puedan facilitar información que permita dar conceptos técnicos”,
explicó el especialista.
“En
cada país hay institutos técnicos que son poco politizados y es importante
compartir la información que ellos tienen rápidamente, para que no haya
información filtrada por otras vías o que, al haber carencia de esa
información, las personas empiecen a buscarla en fuentes no correctas”, agregó.
Cinco
claves para la verificación de datos
1.
Consulta la base de datos de la alianza CoronaVirusFacts, con cerca de 12 mil
falsedades sobre COVID-19 y el proceso de vacunación, a partir del trabajo
conjunto de 99 organizaciones conectadas aportando chequeos diarios. La base de
datos está en inglés, español y portugués.
2.
Consulta la base de datos de la alianza CoronaVirusFacts a través de WhatsApp,
en español y portugués, en el número +17272912606 o en este enlace.
3.
Ten consciencia de que, en el cubrimiento periodístico de este tema, los datos
están cambiando. Es fundamental respirar un poco antes de compartir información
que tal vez no sea relevante y solo confunda más a la audiencia.
4.
Antes de confiar en la información, pregúntate: ¿sabemos quién es el autor? ¿El
autor suele escribir sobre sanidad o salud? ¿El titular refleja lo que está en
el texto? ¿El texto ofrece datos, pero encuentro estos en las fuentes
mencionadas en el artículo?
5.
Haz una búsqueda inversa de las imágenes que acompañan el artículo, a través de
herramientas como Google Reverse Image, TinEye, entre otras aplicaciones
gratuitas y que tardan menos de un minuto. Para hacer este ejercicio con un
video, solo se necesita capturar un cuadro de este y hacer la búsqueda de esa
imagen.
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