LA PROGESTERONA PUEDE MEJORAR LA EVOLUCION
DE CUADROS GRAVES DE COVID-19
*De acuerdo con un estudio realizado por
investigadores del hospital Cedars-Sinai en Los Ángeles, California
Investigadores de
California, Estados Unidos, determinaron que inyectar a pacientes hombres
hospitalizados con COVID-19 con la hormona progesterona puede mejorar la
evolución de cuadros graves.
Para llegar a
esta conclusión, los expertos reclutaron a 40 pacientes varones que cursaban la
afección y se encontraban internados en clínicas médicas.
La mitad de ellos
fueron tratados con un ciclo de cinco días de inyecciones -dos veces al día-
con progesterona, también conocida como P4 o pregn-4-en-3,20-diona, una hormona
esteroide C-21 involucrada en el ciclo menstrual femenino, el embarazo y la
embriogénesis, tanto en los seres humanos como en otras especies,
Esta hormona
cuenta con ciertas propiedades antiinflamatorias, y por lo tanto, explicó el
equipo de científicos en el estudio publicado en la revista científica Chest,
podría amortiguar las respuestas inmunes a menudo fatales llamadas “tormentas
de citocinas”.
La investigación
fue encabezada por Sara Ghandehari, neumonóloga del hospital Cedars-Sinai en
Los Ángeles. “Como médica de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) me
sorprendió la disparidad de género entre los pacientes con COVID-19 que estaban
muy enfermos, hombres que permanecían en el hospital y requerían asistencia
respiratoria mecánica, frente a mujeres que tenían una mejor evolución”, explicó.
A pesar de que la
progesterona se produce tanto en el cuerpo de los hombres como de las mujeres,
la producción en el género femenino es considerablemente mayor durante sus años
reproductivos.
Es por esto que
los expertos exploraron la opción de si la inyección con la hormona femenina
progesterona podría mejorar los resultados de los hombres hospitalizados con
infecciones graves por el nuevo coronavirus.
El grupo de
científicos también señaló que las mujeres premenopáusicas tienden a
experimentar casos menos graves de COVID-19 que sus contrapartes
posmenopáusicas. Las mujeres premenopáusicas tienden a tener niveles más altos
de progesterona, mientras que estos tienden a disminuir a niveles más bajos
después de la menopausia.
ENSAYO CLINICO PROMETEDOR
En el ensayo
clínico, que aún no ha sido revisado por pares y se llevó adelante de abril a
agosto del 2020, los investigadores reclutaron a 40 pacientes varones que
habían sido hospitalizados con COVID-19 con cuadros moderados a graves y los dividieron
al azar en dos grupos.
Un grupo actuó
como muestra de control, a modo de comparación, y recibió solo la atención
médica estándar que se brindaba en ese momento para la enfermedad.
Mientras tanto,
el grupo experimental también recibió inyecciones de 100 miligramos de
progesterona dos veces al día durante cinco días durante el tiempo que
estuvieron hospitalizados.
Todos los
pacientes fueron evaluados por el equipo diariamente durante 15 días o hasta
que fueron dados de alta del hospital.
Al séptimo día,
cada paciente se clasificó en una escala estándar de siete puntos de estado
clínico, que variaba desde 7 que correspondía a no hospitalizado, sin
limitaciones en las actividades hasta 1 o muerte.
Los
investigadores encontraron que, en comparación con el grupo de control, los
pacientes que recibieron los tratamientos con progesterona obtuvieron una
mediana de 1.5 puntos más alta en la escala.
El grupo
experimental también tuvo menos días de hospitalización en general y una menor
necesidad de oxígeno suplementario y ventilación mecánica, aunque el equipo
dijo que las diferencias entre los grupos en estas áreas no eran
estadísticamente significativas.
No se observaron
efectos adversos graves como resultado de las inyecciones de progesterona. Dos
pacientes murieron durante el período de estudio de 15 días, uno de cada uno de
los dos grupos, pero estos decesos no estaban relacionados con los tratamientos
experimentales, detalló el equipo.
“Si bien nuestros
hallazgos son alentadores para el potencial del uso de progesterona para tratar
a los hombres con COVID-19, nuestro estudio cuenta con limitaciones
significativas”, advirtió Ghandehari.
En primer lugar,
explicó, “el tamaño de la muestra es relativamente pequeño y estaba compuesto
principalmente por individuos blancos, hispanos y obesos con una carga moderada
de otras afecciones, que sirven para aumentar el riesgo de peores resultados”.
Además, aunque el
ensayo fue aleatorio y contó con un grupo de control, tampoco fue cegado, lo
que significa que el equipo de investigación, los médicos y los pacientes
sabían quién había recibido el tratamiento experimental.
“Se necesitan más
investigaciones en poblaciones más grandes y heterogéneas, incluidas las
mujeres posmenopáusicas y en otros centros de tratamiento”, añadió la doctora
Ghandehari.
Esto, continuó,
permitirá al equipo “establecer el grado de eficacia clínica y evaluar
cualquier otro problema de seguridad potencial de este enfoque de tratamiento”.
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