REPORTE SOBRE LA PRECARIA
PREPARACION DE LOS
PAISES PARA APLICAR VACUNAS:
BANCO MUNDIAL
*Siguen existiendo deficiencias en el grado
de preparación de los países para distribuir las vacunas contra la COVID-19
Mientras
los países emprenden la mayor campaña de vacunación de la historia, el Banco
Mundial ha colaborado con gobiernos, la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Fondo Mundial y
la Alianza Global para Vacunas e Inmunización (GAVI) en la evaluación del grado
de preparación de los países para distribuir de forma segura las vacunas contra
la COVID-19 en 128 países de ingreso bajo y mediano.
Los
resultados indican que el nivel de ingresos y otros indicadores económicos
guardan escasa correlación con el grado de preparación para administrar las
vacunas.
El
informe se centra en 10 indicadores clave, como la cadena de frío y la
logística, la priorización de grupos de población, la elaboración de presupuestos,
la formación del personal sanitario y la vigilancia de la seguridad, entre
otros.
Los
primeros resultados muestran que el 85% de los países que participaron en las
evaluaciones ha elaborado planes nacionales de vacunación y que el 68% ha
establecido medidas de seguridad, como sistemas de notificación de reacciones
adversas; sin embargo, sólo el 30% ha elaborado planes para formar al gran
número de vacunadores que serán necesarios y únicamente el 27% ha creado
estrategias de movilización social y compromiso público para fomentar la
vacunación entre la población.
INDECISION DE LA POBLACION
Dada
la preocupante actitud de indecisión que se observa en buena parte de la
población con respecto a las vacunas, se necesitan urgentemente estrategias
para generar confianza, aceptación y demanda de vacunas. Los países afectados
por situaciones de conflicto y fragilidad (37 de 128) obtuvieron una puntuación
inferior a la de los demás países en casi todos los indicadores.
“Muchos
países en desarrollo están preparando ambiciosos planes de distribución de la
vacuna contra la COVID19”, señaló Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo
Humano del Banco Mundial. “Aunque la mayoría de los países están lo
suficientemente preparados para empezar a inocular a sus poblaciones, aún se
registran importantes deficiencias que deben abordarse con urgencia para que
las vacunaciones a gran escala tengan éxito”.
El
Banco Mundial aporta 12 mil millones de dólares para que los países en
desarrollo adquieran y distribuyan vacunas, pruebas de detección y
tratamientos, y refuercen los sistemas de salud y vacunación con el fin de
garantizar que las dosis lleguen a quienes las necesitan.
Nuestros
programas de vacunación, para los cuales se han utilizado 3 mil millones de los
12 mil millones de dólares disponibles, llegarán a más de 40 países en el corto
plazo.
Las
evaluaciones del grado de preparación orientarán nuestros proyectos y ayudarán
a Gobiernos y a profesionales de la salud a comprender y gestionar mejor la
compleja tarea de vacunar a una numerosa población adulta en un plazo muy
breve.
OTROS RESULTADOS QUE MUESTRAN LAS
EVALUACIONES
Aunque
algunos países presentan deficiencias en el grado de preparación, la mayoría se
ha preparado lo suficientemente bien en la mayoría de las áreas esenciales para
comenzar sus campañas de inmunización en cuanto reciban las vacunas.
Contar
con sistemas nacionales de inmunización infantil que funcionen bien no es un
indicador sólido del grado de preparación de un país para administrar vacunas
destinadas a la población adulta, como en el caso de la COVID-19.
La
escasa correlación que existe entre el producto interno bruto y el grado de
preparación indica que los países con economías más desarrolladas no están
necesariamente mejor preparados para los programas de vacunación masiva.
La
distribución de vacunas contra la COVID-19 representa una oportunidad para
crear una cadena de frío sostenible y respetuosa del medio ambiente que podría
resultar útil mucho más allá de la crisis actual.
Un
acceso justo, amplio y rápido a vacunas eficaces y seguras contra la COVID-19,
especialmente en los países pobres, es vital para salvar vidas y contribuir a
la recuperación económica mundial. Hasta que no se logre contener la pandemia
en todos los países, ninguno de ellos estará a salvo de rebrotes ni podrá
centrar todos sus esfuerzos en superar la recesión mundial más profunda de las
últimas ocho décadas.
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