martes, 27 de septiembre de 2016



ENZIMA CLAVE PARA EVITAR EL ALCOHOLISMO EN LAS PERSONAS


*Un estudio con ratas sugiere que la PRDM2 ayuda al cerebro a controlar el impulso a beber


De acuerdo con un reciente estudio los investigadores descubrieron que puede ser que los alcohólicos carezcan de una enzima que les ayudaría a controlar su impulso a beber.
Los investigadores trabajaron con ratas para establecer esta teoría y hallaron que desactivar la producción de la enzima PRDM2 en los lóbulos frontales de los roedores llevó a que los animales bebieran alcohol, incluso cuando era desagradable hacerlo.
La PRDM2 controla la expresión de varios genes que son necesarios para la señalización efectiva entre las células nerviosas.
“Cuando se produce una cantidad demasiado baja de enzimas, no se envían señales efectivas desde las células que se supone que detienen el impulso", indicó Markus Heilig, jefe del Centro de Neurociencia Social y Afectiva en la Universidad de Linkoping, en Suecia y líder del estudio.
“Ahora vemos cómo una simple manipulación molecular da lugar a características importantes de una enfermedad adictiva", dijo Heilig en un comunicado de prensa de la universidad.
"Ahora que hemos empezado a comprender lo que está ocurriendo, tenemos la esperanza de que seamos capaces de intervenir. A largo plazo, queremos contribuir a desarrollar medicamentos efectivos, pero a corto plazo lo importante es, quizá, acabar con la estigmatización del alcoholismo", añadió.
Este hallazgo podría llevar a nuevos métodos de tratar el alcoholismo en seres humanos, aunque la investigación con animales con frecuencia no da resultado en las personas.
"La enzima PRDM2 se había estudiado anteriormente en la investigación sobre el cáncer, pero no sabíamos que tiene una función en el cerebro", comentó Heilig.
Siempre se pensó que los alcohólicos tienen alterada la función de los lóbulos frontales del cerebro, pero se desconocían las causas biológicas subyacentes.
Los investigadores que realizaron el nuevo estudio lo explicaron de este modo: "Si la función frontal está alterada, nos resulta difícil controlar nuestros impulsos. Una persona con el control de impulsos intacto puede pasar por delante de un bar en un día caluroso y pensar: Estaría bien tomar una cerveza, pero ahora no puedo porque tengo que volver al trabajo.
Un alcohólico no tiene el suficiente control de impulsos para refrenarse y piensa: Hace calor y tengo sed.
Los hallazgos del estudio aparecen recientemente en línea en la revista Molecular Psychiatry.







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