miércoles, 26 de noviembre de 2025

 

UN ABRAZO EN CADA TAZA, PROTEINAS,

ENERGIA Y SABOR PARA DESAFIAR EL FRIO

 


*Más de 80 años de calidad dan la experiencia que te acompaña en cada taza

 

 

En Lyncott sabemos que detrás de cada taza de leche caliente hay más que sabor: hay proteína completa para tus músculos, electrolitos que ayudan a tu recuperación y 80 años de experiencia cuidando la calidad de cada producto, nos lo han hecho saber. Porque moverte en otoño-invierno también es nutrirte con confianza.

Cuando las temperaturas bajan y los días se acortan, muchos guardan los tenis de entrenamiento o empacan la bici hasta volver a rodar en la primavera. Pero quienes amamos movernos al aire libre —ya sea corriendo sobre las hojas secas o pedaleando con guantes térmicos— sabemos que el frío no es excusa, sino un nuevo escenario para desafiar al cuerpo… y cuidarlo mejor.

     El cuerpo en clima frío: ¡más que sudar frío!

Durante cualquier actividad física en ambientes fríos, el cuerpo realiza ajustes fisiológicos notables:

  Vasoconstricción periférica: los vasos sanguíneos se contraen para conservar el calor en el núcleo corporal, lo que puede reducir la sensibilidad en extremidades y aumentar el riesgo de lesiones si no hay un buen calentamiento.

  Mayor gasto energético: mantener la temperatura corporal requiere más calorías, lo que puede favorecer la oxidación de grasas si se combina con entrenamiento aeróbico.

  Menor sensación de sed: el frío engaña al hipotálamo, reduciendo la percepción de deshidratación, aunque el cuerpo siga perdiendo líquidos por sudor y respiración.

  Hidratación: el gran olvidado del invierno

Aunque no lo parezca, en invierno también sudamos. Y si además usamos ropa térmica o impermeable, la transpiración se acumula sin evaporarse, lo que puede llevar a una deshidratación silenciosa. ¿Qué hacer? Hidratarse antes, durante y después del ejercicio, incluso si no sentimos sed.

Un buen truco: alternar agua con infusiones calientes o bebidas funcionales templadas. El calor reconforta, pero también estimula la circulación y mejora la absorción de nutrientes post-entreno.

    Leche caliente: el recovery drink más subestimado

Ciclistas y corredores se unen a las tendencias de consumir desde batidos de proteína hasta caldos de hueso. Pero cuando el frío cala, nada como una taza de leche caliente con canela o cúrcuma para recuperar cuerpo y alma. ¿Por qué?

  Proteína completa: la leche aporta caseína y suero, esenciales para la reparación muscular.

  Carbohidratos naturales: ideales para reponer glucógeno tras entrenamientos largos.

  Electrolitos clave: como calcio, potasio y magnesio, que ayudan a la contracción muscular y previenen calambres.

  Termogénesis: al ser caliente, favorece la recuperación térmica y reduce el estrés oxidativo post-ejercicio.

Y si eres intolerante a la lactosa, hay opciones deslactosadas o bebidas vegetales fortificadas que también pueden funcionar, aunque con menor densidad proteica.

    Hábitos de temporada: moverse, respirar, nutrirse

El otoño-invierno no es una pausa, es una oportunidad para reconectar con el cuerpo desde otro lugar: más introspectivo, más resiliente. Salir a correr entre neblina o rodar con buff no sólo fortalece músculos, también templa el carácter.

Concluir tus entrenamientos y actividades con una taza humeante entre las manos no es solo placer: es ciencia, salud y un abrazo interno.

 

 

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