HOY MAS QUE NUNCA LA COLABORACION INTERNACIONAL ESTA CAMBIANDO LA ATENCION
MEDICA MUNDIAL
Esta
época del año es siempre una temporada de viajes muy ajetreada para mí, relata
el doctor Heitham Hassoun director ejecutivo internacional de Cedars-Sinai, y
2024 no ha sido una excepción. En sus propias palabras nos cuenta; los últimos
meses, he asistido al siempre asombrosamente ajetreado congreso Arab Health en
Dubai; he participado en una reunión del consejo de administración de The View
Hospital, nuestra filial de Cedars-Sinai International en Qatar; me he reunido
con colegas y he inaugurado nuestra nueva oficina de Cedars-Sinai International
en Singapur; he pronunciado un discurso de apertura en la XV Cumbre de Sanidad
de Corea; y he visitado otros hospitales asociados de Cedars-Sinai
International en Shenzhen y Yakarta.
Los
que tenemos el privilegio de trabajar en la atención sanitaria mundial sabemos
que viajar es la mejor forma de aprender, e invariablemente la más humilde. Mis
conversaciones con médicos, gestores, inversores, reguladores y otras partes
interesadas siempre me abren los ojos a perspectivas nuevas e inesperadas. En
última instancia, siempre llego a la misma conclusión: En nuestro campo, el
futuro pertenece a quienes abrazan la colaboración.
Durante
mis viajes actuales, me llamó especialmente la atención un poderoso paradigma
que está configurando el futuro de la asistencia sanitaria en los mercados
emergentes: el auge de los proveedores regionales de servicios sanitarios. Se trata
nada menos que de un cambio radical en la medicina mundial del siglo XXI.
Formidables actores públicos y privados han establecido impresionantes centros
médicos en regiones clave de todo el mundo: Oriente Medio, Sudeste Asiático,
Europa del Este y América Latina, por nombrar sólo algunos.
UN MUNDO NUEVO
Es
un mundo nuevo. Hace sólo unas décadas, la mayoría de los mejores hospitales
estaban en Occidente. Los pacientes que necesitaban atención especializada
solían viajar a centros de Estados Unidos y Europa. Destinos consolidados como
la Clínica Mayo, la Clínica Cleveland y el Centro Médico Cedars-Sinai se
centraron en comercializar sus servicios entre posibles pacientes
internacionales y sus proveedores locales. Hoy en día, las clasificaciones
mundiales y la acreditación de la comisión conjunta internacional
(International Joint Comission) cuentan una historia diferente, ya que los
inversores locales y regionales desarrollan hospitales y sistemas sanitarios de
alta calidad en todo el mundo.
Aunque
nuestro campo ha tenido su buena ración de retos recientes (incluida la
pandemia y un aumento significativo de las turbulencias geopolíticas), la
tendencia hacia una cooperación mundial significativa sigue acelerándose. Las
economías emergentes son cruciales para este dinamismo, gracias a la
correlación directa entre el aumento del PIB y la asistencia sanitaria de
calidad. Cuando los países prosperan, tienden a aumentar su inversión en
servicios sanitarios. De nuevo, observamos este fenómeno en todo el mundo,
incluidos India, China, Vietnam, Asia Central y América Latina.
No
deja de sorprenderme esta vitalidad económica y el optimismo e ilusión de los
profesionales de la salud. Miran al futuro. Están entusiasmados con la
innovación, la inteligencia artificial, la transferencia de conocimientos y la
integración de sistemas. Su energía y entusiasmo son transformadores.
El
nuevo entorno nos obliga a centrarnos en la creación de relaciones de
colaboración mutuamente beneficiosas entre proveedores regionales y mundiales
basadas en la confianza y el respeto, en apoyo de nuestro objetivo común de
ofrecer a los pacientes una asistencia de calidad lo más cómoda y cercana
posible.
SISTEMA SANITARIO MUNDIAL
Mis
viajes siguen reforzando mi convicción de que, en última instancia, podemos
conseguir un sistema sanitario mundial que proporcione a cada paciente el mismo
nivel de atención. Sin duda, se trata de un reto monumental. Se trata nada
menos que de encontrar la manera de que sociedades profundamente diversas
puedan ofrecer una asistencia excelente y uniforme. Para ello será necesaria
una constelación de sinergias que incluya la cooperación de los sectores
público y privado, una evaluación comparativa y un intercambio de datos coherentes,
diversos modelos de reembolso, una gobernanza y unos organismos reguladores
internacionales eficaces, flexibilidad y creatividad y, sobre todo, una
sensibilidad cultural basada en el respeto y la comprensión mutuos.
¿Es
alcanzable este noble objetivo? ¿Pueden los distintos socios ofrecer una
asistencia de excelencia uniforme en entornos culturalmente variados? Dados los
impresionantes avances que hemos visto en la prestación de servicios de salud y
curación a tantas personas, se impone la confianza y el optimismo. Imaginemos
un día en que los hospitales locales de todo el mundo estén conectados a
sofisticados centros regionales que, cuando proceda, puedan derivar sus casos
más complejos a centros médicos mundiales.
Mis
conversaciones con colegas de todo el mundo me dicen que, juntos, podemos
llegar a un día en que nuestros semejantes -sean quienes sean, vivan donde
vivan y tengan los medios que tengan- reciban la mejor atención que la medicina
moderna puede proporcionar.
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