OBSTACULIZA CENACE LA
TRANSICION ENERGETICA
NECESARIA PARA COMBATIR EL
CAMBIO CLIMATICO
●El Acuerdo emitido por CENACE no tiene
justificación técnica ni jurídica y tiene implicaciones muy severas en
cuestiones de salud y emisiones de gases efecto invernadero
El
Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y
seguridad del Sistema Eléctrico Nacional y emitido por el Centro Nacional de
Control de Energía (CENACE) el pasado 29 de abril, justificado absurdamente y sin
sentido por la crisis sanitaria del COVID-19, representa un obstáculo y una
amenaza a la ya insuficiente política climática y a la consecución de las
Contribuciones Nacionalmente Determinadas que el Estado mexicano presentó en
cumplimiento al Acuerdo de París y que están estipuladas en la Ley General de
Cambio Climático y la Ley de Transición Energética, limitando la operación de
las plantas de generación renovable y frenando, sin justificación técnica ni
jurídica, la entrada en operación de las nuevas plantas que ganaron las
subastas de energía.
Las
energías renovables, lejos de poner en riesgo el sistema eléctrico nacional,
pueden construir un sistema más resiliente, justo y accesible.
En
un país en el que más del 30% de los hogares sufren algún tipo de pobreza
energética, está claro que el sistema eléctrico basado en proyectos fósiles
centralizados no ha sido efectivo en generar acceso; las energías renovables,
además de coadyuvar a la consecución de las metas climáticas de México,
combaten la pobreza energética, generan empleos y fomentan el ahorro y
eficiencia en el consumo de energía.
El
reciente Acuerdo emitido por el CENACE abre la oportunidad de poner en marcha
plantas de generación eléctricas a base de combustóleo (combustible residual de
los procesos de refinación de petróleo) que estaban en desuso y programadas
para ser retiradas del sistema eléctrico debido a su ineficiencia, altos costos
económicos, de salud, ambientales y por sus emisiones de gases efecto
invernadero.
Recordemos
que tan sólo por la contaminación por material particulado en México el
Instituto de Evaluación y Métricas en Salud (IHME) de la Universidad de
Washington estima que en 2017 murieron al menos 36 mil personas.
MEXICO
NO CUMPLE EL ACUERDO
Este
Acuerdo se une al resto de medidas, cambios en las leyes y políticas realizadas
durante la presente administración que han dado marcha atrás a los mecanismos
de acción climática que se habían desarrollado en nuestro país, han frenado el
desarrollo de energías renovables y ponen en riesgo el cumplimiento de leyes y
compromisos internacionales que mandatan la reducción de emisiones de GEI en
nuestro país. Las políticas de SENER harán que México sea el primer país del
G20 que, en los hechos, incumpla los compromisos del Acuerdo de París.
Ejemplos
de estas políticas regresivas que ya hemos abordado desde el OCCA son:
●La
negativa de la Secretaría de Energía para que México ratifique el Anexo VI del
Convenio MARPOL, el cual reduciría para 2030 la siguientes emisiones del
transporte marítimo: el 71% del material particulado, el 71% de carbono negro,
80% de emisiones de dióxido de azufre, 81% de emisiones de óxidos de nitrógeno.
●La
postergación de la cobertura nacional de diésel de ultra bajo azufre hasta 2024.
●La
cancelación de subastas de energía limpia.
●La
publicación, en octubre de 2019, del Acuerdo por el que se Modifican los
lineamientos que establecen los criterios para el otorgamiento de Certificados
de Energía Limpia.
●La
Resolución de la CRE para autorizar a Pemex el suministro temporal de diésel de
500 partes por millón (ppm) en algunas regiones de Guerrero, Oaxaca, Puebla y
Veracruz, que están definidas dentro de las zonas de suministro de diésel de
Ultra Bajo Azufre (UBA, menos de 15 ppm).
De
acuerdo con la Prospectiva de Energías Renovables 2018-2032 de México, entre
2007 y 2017 la capacidad instalada de generación eléctrica con energías
renovables venía creciendo a una tasa media anual de 4.5% y fueron las energías
eólica y solar las que presentaron la mayor tasa de crecimiento promedio con el
47.6% y 43.2% respectivamente.
En
tanto el Renewables 2019, Global Status Report destacaba que México había
entrado a la lista de los diez países con mayores adiciones de energía solar
fotovoltaica: sin embargo, en lo que se refiere a la generación de energía
eólica, el Global Wind Report 2019[9] hace mención que la voluntad política
vacilante de México ha creado un ritmo debilitante de estancamiento para el
desarrollo de la industria eólica.
Cabe
señalar que el Global Trends in Renewable Energy Investment 2019 indica que la
inversión en capacidad instalada renovable cayó 38% en 2018[10] y que debido a
la incertidumbre en el marco regulatorio es muy probable que la inversión se
reduzca aún más. Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) reporta que México es el segundo país latinoamericano con menor
proporción de energías renovables en la oferta energética total, solamente
detrás de Barbados.
GRAVE
SITUACION LA DE MEXICO
Lo
anterior es sumamente grave y preocupante en el contexto actual pues, además de
los retos en materia de salud que nos ha dejado ver la pandemia del COVID-19,
existe la necesidad de reconstruir las economías de los países a partir de
medidas y políticas más sostenibles que fortalezcan la resiliencia de las
poblaciones en el mediano y largo plazo. En ese sentido, precisamente la
generación de energía a partir de fuentes renovables y limpias es una solución
clave para esta recuperación, y desde ya los gobiernos habrían de estar
generando las condiciones y los incentivos apropiados para que suceda esta
transición energética. Sin embargo, el multicitado Acuerdo nos lleva en sentido
opuesto a dicha reconstrucción.
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