domingo, 19 de junio de 2016


ABUSO DE ALCOHOL Y SUSTANCIAS ENTRE LOS
TRASTORNOS MENTALES MÁS COMUNES EN HOMBRES


*La dependencia al alcohol o alcoholismo es el de mayor prevalencia en hombres, con un 11.5% de afectados

*También ellos tienen mayor tendencia al consumo de otras sustancias, como marihuana y cocaína

*El intento de suicidio es más prevalente en mujeres, pero el número de suicidios consumados es mayor en la población masculina


En el marco del Día del Padre, Voz Pro Salud Mental Ciudad de México recupera datos relevantes sobre los trastornos psiquiátricos más comunes en los hombres.
En 2003, la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP), publicada por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRF), arrojó que ellos tienen más probabilidades de presentar un trastorno psiquiátrico en alguna etapa de la vida, con un 30.4%, a diferencia de un 27.1% en mujeres.
Voz Pro Salud Mental señala que, en las últimas décadas, la investigación en materia de salud mental ha dado paso a interesantes estudios con enfoque de género.
Se ha encontrado que los trastornos psiquiátricos afectan de manera distinta a hombres y mujeres, pues no solamente su prevalencia y pronóstico varían dependiendo del sexo, sino también algunos síntomas pueden presentarse con mayor gravedad.
Estas diferencias no solamente se deben a factores biológicos, además pueden derivarse de factores psicosociales, como las expectativas de roles y actitudes.
Cabe recordar que el alcoholismo ocupa la mayor prevalencia en los hombres; de acuerdo con resultados de la ENEP, 11.5% de los varones consume esta sustancia de manera dependiente, mientras que sólo el 1% de las mujeres lo hace.
En otras adicciones, la prevalencia en el sexo masculino suele ser también mayor.
Un estudio publicado en 2006 por el INPRF, señala que el 14.4% de los hombres ha consumido marihuana alguna vez en su vida, y 8.3% ha consumido cocaína; mientras que en las mujeres el consumo ha sido del 2% y 0.9%, respectivamente.
Otro dato importante es que los hombres con dependencia al alcohol y/o abuso de otras sustancias presentan mayor comorbilidad con trastornos de la personalidad, como el paranoide, obsesivo de la personalidad, narcisista y antisocial.
Por su parte, aunque estudios recientes sobre la esquizofrenia y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), sugieren prevalencias similares entre ambos sexos, su aparición es más precoz en hombres y su pronóstico menos prometedor; ellos presentan una menor adaptación social, y sus posibilidades de conseguir pareja y tener una vida independiente se ven más reducidas.
En el caso de la depresión, las mujeres tienen mayor prevalencia y, a pesar de que ellas presentan la mayoría de los intentos de suicidio, el número de suicidios consumados es mayor en hombres (81.7% de los suicidios en 2013, de acuerdo con estadísticas publicadas en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [INEGI]).
Los hombres tienden a expresar la depresión en forma distinta, debido a que socialmente es mal visto que muestren tristeza, fatiga u otros síntomas característicos de este trastorno; así que la manifiestan en forma de ira, consumo de sustancias o conductas de riesgo.
En cualquiera de estos casos, es importante tener presente que una condición psiquiátrica no condiciona las capacidades individuales, la calidad humana, ni la calidad de vida de una persona.
La detección y el tratamiento oportuno de un diagnóstico marca la diferencia y las posibilidades de recuperación.
Mientras más información se tenga acerca de un diagnóstico, más fácil será su comprensión y el manejo de su sintomatología.
Con el propósito de dar a conocer una red de apoyo a todos aquellos quienes necesiten de una guía para su tratamiento, Voz Pro Salud Mental Ciudad de México ofrece cursos de psicoeducación sobre enfermedades mentales para pacientes y familiares.
Para mayor información comunicarse a los teléfonos (55) 1997 5040 y 41, el correo: vozpsm@hotmail.com, o la página web: www.vozprosaludmental.org.mx.

TESTIMONIO DE UN PACIENTE

Héctor Iván tiene cuarenta años, es licenciado en Derecho por la Universidad Latinoamericana, y cuenta con una especialidad en Derechos Humanos por la Universidad de Castilla.
Trabaja como servidor público en el Instituto para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad (INDEPEDI), y proporciona asesoría legal de forma independiente en materia de Derechos Humanos. Actualmente, vive con sus padres y sus dos hijas, a las cuáles brinda cuidados.
Su sintomatología se presentó en el año 2009. Manifestaba temor de que alguien fuera a hacerle daño, lo que lo mantuvo sin dormir durante quince días, en los cuales vigilaba que nadie entrara a su domicilio.
Interpretaba cualquier reacción o falta de ella como “sospechosas”. Para entonces, él había cursado una licenciatura y un posgrado, estaba casado y tenía dos hijas pequeñas.
Este cambio en su vida fue drástico. De ser un abogado y maestro de Derecho a nivel preparatoria, su realidad se tornó a la de ser una persona “perseguida”, “vigilada” y “próxima a ser el último chivo expiatorio de un complot, cuyos participantes eran siempre secretos”.
Todo era interpretado a través de delirios: delirios de culpa, de persecución, de delito, de pecado... Su familia empezó a cambiar con él, pues no sabían cómo explicar sus conductas “erráticas y extravagantes”.
Consultó a dos psiquiatras y una psicóloga sin obtener buenos resultados; de hecho, comenta que los psiquiatras utilizaron técnicas terapéuticas que sólo acrecentaron su temor.
No fue sino hasta aproximadamente seis meses después, que acudió al servicio de salud mental del ISSSTE, donde se le dio un diagnóstico y se le transfirió al Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez para valorar si era necesario un internamiento psiquiátrico.
Sin embargo, los profesionales de esta institución decidieron que no lo ameritaba. Le dijeron que necesitaba descansar, estar con su familia; y le recetaron una dosis de medicamento, que si bien en un principio no eliminaba totalmente sus síntomas, al día de hoy ha sido pieza clave para mantenerlo estable y evitar recaídas.
Iván comenta que una vez medicado, pero sin muchas mejoras palpables, se cansó de creer que algo malo estaba sucediendo y decidió enfrentar la vida.
Tomó el Curso Tierra a la Vista, impartido por Voz Pro Salud Mental, para poder desarrollar herramientas que le posibilitaran distinguir la realidad del delirio y volver a ser funcional.
Su recuperación fue un proceso de casi cuatro años, pero hoy en día existe una remisión casi total de sus síntomas, y lo poco que queda, lo controla con el pensamiento y la conducta adquirida en su rehabilitación psicosocial.
Parte de su rehabilitación también fue tomar la decisión de divorciarse, terminar con una relación que lo desestabilizaba.

DETONANTE DEL DIVORCIO

Señala que a raíz de esto logró mantener un trabajo fijo y educar a sus hijas de una manera que él considera más amorosa y menos estricta que la de su ex esposa, aspecto que en su momento fue motivo de pelea y estrés constante en la pareja.
“Mucho tiempo antes de que ocurriera el detonante que me llevó a ser diagnosticado, las discusiones con mi ex esposa eran tan críticas que yo le "gritaba" con desesperación
"Me vas a volver loco"… Yo no sé que tanto influyó esto, pero ahora que no me veo sometido al estrés que me causaba, he podido sobrellevar mejor mi vida. De hecho, superé el divorcio sin mayores esfuerzos”.
En acuerdo mutuo con su ex cónyuge, decidieron que él ejerciera la custodia de sus hijas, y cuidara de ellas de lunes a viernes, lo cual le es posible gracias a sus flexibles horarios de trabajo.
En cuanto a éste, Iván comenta que “el trabajo es el objetivo final que debemos tener todas las personas con un trastorno mental. A nosotros se nos estigmatiza y se piensa que no podemos obtener un empleo”.
Está convencido de que no por tener una condición psiquiátrica, uno se vuelve incapaz de conseguir un trabajo, de mantenerlo o de cuidar de su familia. Afirma que el estigma es solamente un mito, y que él, con su condición actual, lo ha demostrado en forma sostenida y comprobable.
“Ahora toda la familia sabe que me levanto casi siempre a la misma hora, mando a mis hijas a la escuela con apoyo de mis padres, y me voy a trabajar en un horario que me permite comer con mi familia y apoyar a mis hijas en sus tareas escolares. Más tarde tomo mis pastillas, y duermo siempre a la misma hora para poder aspirar a una mejor recuperación física y psicológica”.
“Soy como relojito, un amigo del trabajo me dice que soy muy "ñoño", que exagero en mi disciplina horaria. Lo entiendo un poco, pues a él sí lo hacen trabajar 8 horas o más, aunque también su puesto y sus ingresos lo justifican. Yo en cambio, tengo un ajuste razonable, que es un derecho que tenemos las personas con discapacidad para poder gozar del derecho al trabajo y a la permanencia en el mismo.
Yo trabajo regularmente cuatro horas al día, pues mi jefe entiende que mi mente trabaja con mayor velocidad y tiene mayores niveles de estrés que las personas sin esta discapacidad”.
A todos los padres de familia que se enfrentan a un diagnóstico psiquiátrico, Iván les recomienda que aprendan a expresar el amor a sus seres queridos modificando patrones de enojo, ira o agresión verbal; y transformen sus viejos hábitos en nuevos valores para la familia y la comunidad.
Que mantengan una dosis diaria de fe que les sirva para salir adelante; desafíen a la enfermedad psiquiátrica con voluntad y vivan felices de tener un reto a la altura de sus verdaderos espíritus.
“Hoy en día, mi reto es mi trabajo por las mañanas y mis hijas por las tardes”, concluye.



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