LA MAGIA DE LA
FERMENTACION DE LA CERVEZA
*Largo proceso para obtener una bebida de gran calidad
*Los fabricantes cerveceros siguen la guía de John Palmer para lograrlo
Los procesos de
fabricación de las diferentes bebidas en el mundo varían de acuerdo al origen y
la tradición. En esta ocasión hablemos de la más sencilla y sana para consumo
diario: la cerveza.
Para elaborar una cerveza,
se requiere poner a remojar los cereales en agua caliente: malta de cebada
usualmente y poner a hervir el lúpulo, una flor muy especial que le otorga el
característico amargor y aroma a la cerveza.
Esta etapa, que parece muy
simple, es la que los cerveceros llaman “cocinar” y en dónde se produce un
líquido rico en azucares llamado “mosto”.
En el siguiente paso, hay
que poner a trabajar a las levaduras.
Las levaduras son
microorganismos microscópicos que se encargarán de fermentar la cerveza.
Aunque probablemente se
pregunten, ¿fermentar?, ¿qué es eso? A grandes rasgos la fermentación es la
responsable de convertir los azucares en alcohol.
Cuando se hace una cerveza
en ningún punto se le agrega alcohol, sino que la levadura transforma los
azúcares de los cereales en alcohol y CO2; este lo puedes ver en las burbujas
de cualquier cerveza. Interesante, ¿no?
Pero la fermentación es
mucho más.
En el libro How to Brew
de John Palmer, uno de los libros más populares y utilizado por los
cerveceros, se describe a detalle este proceso.
VAMOS POR PARTES
Para poner a trabajar a
las levaduras se necesita tener un caldo lleno de azúcares, nutrientes y con
suficiente oxígeno.
Esto permitirá que
arranque la primera de tres etapas de la fermentación: la adaptación.
Lo primero que hará la
levadura es fortalecerse.
Se comerá el oxígeno
disponible y después seguirá con los azúcares.
Iniciará por las más
pequeñas y sencillas hasta las más complejas, como si su hambre fuera en
aumento.
El mosto, el producto que
surge de lo que cocinó el cervecero, irá perdiendo su sabor dulce y su
densidad, pero irá ganando alcohol.
Una vez que esta fase
llegue a su fin, los sabores de la cerveza aún no serán tan delicados como
quisiéramos.
Lo ideal es dejar que la
levadura siga trabajando por dos o tres semanas más.
Esto provocará que,
desesperada por comida busque azúcares más grandes.
Esta fase de la
fermentación afinará la cerveza para hacerla más ‘redonda’ o balanceada.
Una vez que esto termine,
la mayoría de la levadura ya estará dormitando al fondo del tanque de
fermentación —agotada de tanto comer—, pero muchos cerveceros aprovecharán las
pocas levaduras que siguen flotando para agregar un poco más de azúcar,
encerrarlas en una botella con cerveza y conseguir la carbonatación natural
ideal para esas cervezas, o sea las burbujas. Esta es la fase 3, según John
Palmer.
Por si no fuera suficiente,
distintas levaduras nos darán diferentes aromas, algunos muy tenues, otros muy
frutales y otros más especiados.
Seguramente la cerveza
favorita no sería lo mismo si de un día para otro el cervecero decide cambiar
la levadura o si trabajara a una temperatura distinta.
Éste es el proceso más
delicado y tardado para conseguir una cerveza.
Muchos cerveceros
consideran que es un proceso mucho más fino que en otras bebidas alcohólicas
porque ellos deben mirar de cerca a las levaduras para obtener la cerveza que
desean.
Cuando compre una cerveza
piense en que se necesitan muchos cuidados y suficiente tiempo para que las
levaduras y el cervecero hagan maravillas.
¡Y disfrútela porque ha
llegado a su ciclo final!
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