29 de septiembre: Día
Mundial del Corazón
UN AGUJERO EN EL CORAZON
PROVOCARIA ACCIDENTES
CEREBROVASCULARES EN
PERSONAS JOVENES
En
México, cada año fallecen cerca de 220 mil personas por enfermedades
cardiovasculares, de las cuales 177 mil fueron por infarto al miocardio y
alrededor de 37 mil por derrames cerebrales, que pueden ser prevenibles al
evitar o controlar los factores de riesgo como el tabaquismo, presión arterial
alta, colesterol elevado y diabetes no controlada.
Las
enfermedades cardiovasculares más comunes son en arterias coronarias y en
arterias cerebrales, mejor conocidas como apoplejía, embolia o derrame
cerebral, con alta prevalencia en mujeres.
Pese
a que pocas personas relacionan los accidentes cerebrovasculares con la salud
cardíaca, estos tienen una relación directa. El accidente cerebrovascular se
produce por una falta de riego sanguíneo, lo que se conoce como isquemia, pero
hacia el cerebro en lugar de hacia el corazón.
Al
respecto, el doctor Zsolt Garami, radiólogo y director médico de ultrasonido
vascular del Hospital Houston Methodist, relata que, “el riesgo cardiovascular
y la evaluación del accidente cerebrovascular se relacionan con la enfermedad
de la arteria carótida porque el grosor de la pared de dicha arteria es
realmente un predictor de enfermedad cardiovascular”.
Por
lo tanto, “el grupo de enfermedades cardiovasculares está conectado con las
enfermedades cerebrovasculares. Otro ejemplo es el Índice Tobillo-Brazo (ITB)
cuando medimos las diferencias de presión tobillo-brazo, eso también es un
predictor de accidente cerebrovascular. Los vasos sanguíneos y, nuevamente, los
órganos están bastante relacionados y la misma enfermedad que se ve en la
arteria coronaria, se verá en la carótida, que afecta el corazón y el cerebro”.
“Estamos
aprendiendo cada vez más sobre los accidentes cerebrovasculares que afectan a
las generaciones más jóvenes. Este grupo de pacientes es uno de nuestros
enfoques porque cuando se tiene una estenosis de la arteria carótida, o una determinada
afección cardíaca como fibrilación auricular, se conoce la causa del accidente
cerebrovascular. Sin embargo, hay un grupo de enfermedades desconocidas que
llamamos criptogénicas”.
Los
accidentes cerebrovasculares criptogénicos “son algo en lo que nos centramos en
la ecografía. Hemos encontrando un agujero en el corazón que se supone debe
cerrar después de nacer pero que permanece abierto en, aproximadamente, un
tercio de la población, y ésta puede ser una de las causas del accidente
cerebrovascular en el grupo de pacientes jóvenes”.
Como
parte de las innovaciones del Hospital Houston Methodist, el doctor Zsolt
Garami explica que “para la detección de este tipo de condiciones, aplicamos el
Doppler transcraneal (TCD por sus siglas en inglés), y este estudio, llamado
Bubbles Study, mostró tres veces más agujeros en el corazón que con el eco
cardíaco bidimensional. Por lo tanto, existe un gran beneficio al observar el
flujo tridimensional del cerebro usando la misma solución salina que empleamos
para la ecografía cerebral”. (¡Al reparar los agujeros en el corazón podemos
prevenir accidentes cerebrovasculares en adultos jóvene!).
De
alguna manera, “la sensibilidad del TCD es tan buena que es por eso por lo que
se convirtió en una prueba de preferencia ya que necesitamos este ultrasonido
para estudiar realmente los vasos sanguíneos, que alimentan el cerebro y el
cuello. Y, nuevamente, trabajamos estrechamente con nuestro equipo de
especialistas para encontrar cualquier motivo cardíaco del accidente cerebrovascular.
Nuestras herramientas de detección principales son el eco cardíaco, el
ultrasonido carotídeo, y el Doppler transcraneal. Son sólo las tres pruebas de
ultrasonido más importantes que realizamos a todos nuestros pacientes con
accidente cerebrovascular”.
Para
finalizar, el doctor Garami recomienda tener un buen cuidado de la salud
cardiovascular en general. “Creo que la parte importante para un paciente que
presenta signos clínicos de un accidente cerebrovascular es realizar pruebas de
detección. La mayoría de las veces, el primer nivel de tratamiento son los
medicamentos, pero también contamos con procedimientos endovasculares o
quirúrgicos abiertos, que pueden reparar el estrechamiento de los vasos
sanguíneos y ayudar a restaurar el flujo sanguíneo al corazón y al cerebro”.
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