martes, 24 de septiembre de 2024

 

29 de septiembre: Día Mundial del Corazón

 

UN AGUJERO EN EL CORAZON PROVOCARIA ACCIDENTES

CEREBROVASCULARES EN PERSONAS JOVENES

 


 

En México, cada año fallecen cerca de 220 mil personas por enfermedades cardiovasculares, de las cuales 177 mil fueron por infarto al miocardio y alrededor de 37 mil por derrames cerebrales, que pueden ser prevenibles al evitar o controlar los factores de riesgo como el tabaquismo, presión arterial alta, colesterol elevado y diabetes no controlada.

Las enfermedades cardiovasculares más comunes son en arterias coronarias y en arterias cerebrales, mejor conocidas como apoplejía, embolia o derrame cerebral, con alta prevalencia en mujeres.

Pese a que pocas personas relacionan los accidentes cerebrovasculares con la salud cardíaca, estos tienen una relación directa. El accidente cerebrovascular se produce por una falta de riego sanguíneo, lo que se conoce como isquemia, pero hacia el cerebro en lugar de hacia el corazón.

Al respecto, el doctor Zsolt Garami, radiólogo y director médico de ultrasonido vascular del Hospital Houston Methodist, relata que, “el riesgo cardiovascular y la evaluación del accidente cerebrovascular se relacionan con la enfermedad de la arteria carótida porque el grosor de la pared de dicha arteria es realmente un predictor de enfermedad cardiovascular”.

Por lo tanto, “el grupo de enfermedades cardiovasculares está conectado con las enfermedades cerebrovasculares. Otro ejemplo es el Índice Tobillo-Brazo (ITB) cuando medimos las diferencias de presión tobillo-brazo, eso también es un predictor de accidente cerebrovascular. Los vasos sanguíneos y, nuevamente, los órganos están bastante relacionados y la misma enfermedad que se ve en la arteria coronaria, se verá en la carótida, que afecta el corazón y el cerebro”.

“Estamos aprendiendo cada vez más sobre los accidentes cerebrovasculares que afectan a las generaciones más jóvenes. Este grupo de pacientes es uno de nuestros enfoques porque cuando se tiene una estenosis de la arteria carótida, o una determinada afección cardíaca como fibrilación auricular, se conoce la causa del accidente cerebrovascular. Sin embargo, hay un grupo de enfermedades desconocidas que llamamos criptogénicas”.

Los accidentes cerebrovasculares criptogénicos “son algo en lo que nos centramos en la ecografía. Hemos encontrando un agujero en el corazón que se supone debe cerrar después de nacer pero que permanece abierto en, aproximadamente, un tercio de la población, y ésta puede ser una de las causas del accidente cerebrovascular en el grupo de pacientes jóvenes”.

Como parte de las innovaciones del Hospital Houston Methodist, el doctor Zsolt Garami explica que “para la detección de este tipo de condiciones, aplicamos el Doppler transcraneal (TCD por sus siglas en inglés), y este estudio, llamado Bubbles Study, mostró tres veces más agujeros en el corazón que con el eco cardíaco bidimensional. Por lo tanto, existe un gran beneficio al observar el flujo tridimensional del cerebro usando la misma solución salina que empleamos para la ecografía cerebral”. (¡Al reparar los agujeros en el corazón podemos prevenir accidentes cerebrovasculares en adultos jóvene!).

De alguna manera, “la sensibilidad del TCD es tan buena que es por eso por lo que se convirtió en una prueba de preferencia ya que necesitamos este ultrasonido para estudiar realmente los vasos sanguíneos, que alimentan el cerebro y el cuello. Y, nuevamente, trabajamos estrechamente con nuestro equipo de especialistas para encontrar cualquier motivo cardíaco del accidente cerebrovascular. Nuestras herramientas de detección principales son el eco cardíaco, el ultrasonido carotídeo, y el Doppler transcraneal. Son sólo las tres pruebas de ultrasonido más importantes que realizamos a todos nuestros pacientes con accidente cerebrovascular”.

Para finalizar, el doctor Garami recomienda tener un buen cuidado de la salud cardiovascular en general. “Creo que la parte importante para un paciente que presenta signos clínicos de un accidente cerebrovascular es realizar pruebas de detección. La mayoría de las veces, el primer nivel de tratamiento son los medicamentos, pero también contamos con procedimientos endovasculares o quirúrgicos abiertos, que pueden reparar el estrechamiento de los vasos sanguíneos y ayudar a restaurar el flujo sanguíneo al corazón y al cerebro”.

 

 

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