VIH: A 40 AÑOS DEL INICIO DE
LA PANDEMIA, UN
ANTES Y UN DESPUES MARCADO
POR LA INNOVACION
De
octubre a mayo de 1981, los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) de Estados Unidos reportaron los casos de cinco jóvenes de
Los Ángeles que estaban enfermos de neumonía por Pneumocystis Carinii, una
infección rara cuya aparición se relaciona con un mal funcionamiento del
sistema inmune.
Lo
que luego se conoció como SIDA en el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad
de los CDC, fue el punto de partida de una historia marcada por el miedo, el
estigma y la incertidumbre, pero también por el progreso, la innovación y una
lucha constante.
Para
finales de aquel 1981 se habían registrado 270 casos de esta inmunodeficiencia
severa en EUA; 121 de ellos habían muerto.
México
no fue la excepción, pues en 1983 se registró el primer caso de SIDA en el
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
Pronto
se supo que estábamos ante una nueva amenaza para la salud y que llevaría
tiempo definir cómo surgía y cómo atacarla.
Hoy,
a pesar de las intensas medidas y los progresos realizados contra el VIH —Virus
de Inmunodeficiencia Adquirida que, en 1983, fue identificado como el causante
del SIDA—, en algunos lugares del mundo la epidemia sigue expandiéndose.
Los
alarmantes 1.7 millones de nuevas infecciones por VIH que se produjeron en
2019, son más de tres veces superiores al objetivo de 2020 de menos de 500 mil
nuevas infecciones.
Por
ello, en el marco de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas (ONU)
sobre el VIH y el SIDA, a celebrarse del 8 al 10 de junio de este año, se
revisarán 10 recomendaciones clave que forman parte del informe del Secretario
General de las Naciones Unidas, António Guterres, quien señala que si todos los
países se comprometen a poner en marcha dichos lineamientos, pondremos fin a la
pandemia de SIDA de aquí a 2030.
Estas
recomendaciones incluyen: abordar las desigualdades y llegar a todas las
personas que viven con VIH o que corren el riesgo de infectarse, para reducir
las nuevas infecciones anuales a menos de 370 mil y las muertes anuales relacionadas
con el SIDA a menos de 250 mil para 2025; dar prioridad a la prevención del VIH
para garantizar que el 95% de las personas en riesgo de infectarse tengan
acceso a opciones eficaces de prevención para 2025; y eliminar las nuevas
infecciones por VIH entre los niños.
El
informe también subraya la importancia de abordar los factores sociales y
estructurales que perpetúan las desigualdades, así como la atención integral a
comunidades vulnerables y marginadas.
Y
es que si bien la pandemia por covid-19 ocasionó contratiempos adicionales, no
debe ser una excusa para frenar los esfuerzos y los progresos alcanzados. A
cuarenta años de los primeros diagnósticos de VIH también hay historias de
esperanza y de resiliencia:
En
1983 el Virus de Inmunodeficiencia es identificado como el causante del SIDA.
En
1985 ELISA es aprobada como la primera prueba diagnóstica.
En
1987 llega el primer tratamiento antirretroviral (ARV) al mercado, la
zidovudina.
En
1995 nace una nueva clase de ARV, los inhibidores de proteasa.
En
1998, gracias a la combinación de distintas clases de antirretrovirales,
conocida como TARAA (Terapia Antirretroviral de Alta Actividad), el SIDA se
convierte en una condición crónica manejable.
En
2003 se establece el acceso a antirretrovirales para personas sin seguridad
social en México.
En
2007 diversos estudios comprueban la eficacia de la profilaxis preexposición.
En
2011 un estudio muestra que el uso de TARAA en personas portadoras del virus
reduce el riesgo de contagio en un 96%.
En
2019 una vacuna contra el VIH se pone a prueba en el ensayo clínico Mosaico.
Los
notables avances en el conocimiento, la investigación, la prevención, la
atención y el tratamiento del VIH, garantizan que las personas que hoy viven
con esta enfermedad, tengan una vida larga y con mejor calidad que hace
cuarenta años, y que aquellas en riesgo de contraer este virus cuenten con
herramientas innovadoras de prevención.
Hoy
en día existen más de 30 medicamentos para el tratamiento del VIH que pueden
ser combinados de distintas formas según las necesidades de cada paciente, y
más de 400 medicamentos y vacunas en investigación y desarrollo que nos
permiten construir la esperanza de que una generación libre de SIDA es posible.
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