PROPONEN QUE SE APLIQUEN
POLÍTICAS PARA ELIMINAR GRASAS TRANS
*A pesar de las recomendaciones de la OMS, en
México no existe regulación específica que limite el consumo de los ácidos
grasos trans de producción industrial (AGT)
La
eliminación de los AGT del suministro de alimentos es una meta prioritaria del
13º Programa General de Trabajo, adoptado en la 71ª Asamblea Mundial de la
Salud (mayo de 2018), que orientará las acciones de la OMS de 2019 al 2023.
Para
tal efecto, se aprobó un conjunto de recomendaciones de política pública
llamado REPLACE por sus siglas en inglés, que forma parte de 16 intervenciones
prácticas y costo-efectivas que, si son implementadas globalmente, pueden
salvar 10 millones de vidas hacia el 2025 y prevenir 17 millones de accidentes
cerebrovasculares e infartos hacia el 2030.
“El
REPLACE es un conjunto de políticas que sirve para la eliminación completa de
este producto altamente dañino para la salud humana. La OMS puso por plazo el
2023 para que todos los países avancen en regulación específica para limitar el
consumo de los ácidos grasos trans de producción industrial (AGT), sea porque
prohíben los ácidos parcialmente hidrogenados, limitan el contenido la ingesta
a 2 gramos por cada 100 gramos del total de grasas o aceites en todos los
alimentos, o ambas”, según Erick Antonio Ochoa, representante de la Coalición
México SaludHable.
“Los
AGT aumentan considerablemente el riesgo de muerte por cualquier causa en 34% y
por cardiopatías coronarias en 20%. Se estima que seis mil muertes en México
-el 5.82% de los casos fatales por cardiopatía coronaria- se deben al consumo
de productos con ácidos grasos trans”, señaló.
En
octubre de 2019, durante la 57ª reunión del Consejo Directivo de la OPS, se
aprobó el Plan de Acción para eliminar los ácidos grasos trans de producción
industrial 2020-2025. México, junto con el resto de los países del continente
americano, aprobaron de forma unánime dicho Plan, con lo cual reiteran su
compromiso de alcanzar esta eliminación hacia el 2023.
“El
mes pasado, México avanzó en sus políticas de combate a la obesidad, con la
integración de etiquetados claros en los empaques y envases de alimentos y
bebidas ultraprocesados, que incluyen sellos de advertencia por exceso de
calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans, etc. Pese a ello, nuestro
país dista de cumplir con el conjunto de políticas consideradas en REPLACE,
especialmente porque el gobierno no ha regulado su eliminación. Es claro que
hay compromiso, porque firmó el Plan de Acción promovido el año pasado por la
OPS, pero falta avanzar en la regulación nacional.
“Tanto
el Congreso de la Unión, como las dependencias del Ejecutivo federal, deberían
definir si nuestro país se suma a la prohibición de los ácidos parcialmente
hidrogenados, vigente en Estados Unidos y Canadá, entre otros países, o por la
limitación de las grasas trans al 2% del total de grasas contenidas en todos
los alimentos del mercado, que ya son una realidad en Chile, Ecuador y Uruguay.
Con ambas políticas, como las que se siguen en Perú y Brasil, se podrían evitar
miles de casos de cardiopatías coronarias, la principal causa de muerte en
México", añadió Antonio Ochoa.
El
aporte más importante de AGT en nuestra dieta proviene de la ingesta de
productos industriales, como es el caso de las margarinas y mantecas (sólidas y
líquidas) de uso doméstico e industrial.
Desafortunadamente
el efecto adverso de los AGT se ha relacionado no solamente con las
enfermedades cardiovasculares. Algunas investigaciones muestran su efecto sobre
el perfil lípidos en sangre, inflamación, función endotelial, infertilidad y
Alzheimer.
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