miércoles, 2 de marzo de 2016


VARICES O INSUFICIENCIA VENOSA, CAUSA DE LA ULCERA CRONICA


*Control de la infección, pieza clave en el tratamiento de este problema


Dolores RODRIGUEZ RAMIREZ
Al menos seis de cada diez pacientes presentan várices o insuficiencia venosa crónica y si bien esta enfermedad suele interpretarse como un problema estético, sus síntomas –hinchazón y pesadez de las extremidades inferiores– pueden convertirse en úlceras o llagas que al no poder cicatrizar, afectan a la autoestima y bienestar.
Al respecto, el doctor Ricardo Rodríguez, angiólogo y cirujano vascular, explicó que las úlceras venosas son el resultado del deterioro progresivo que presentan las venas ya sean profundas o superficiales de la extremidad inferior, las cuales pierden la capacidad de transportar la sangre hacia el corazón de forma constante.
“Por lo general, éstas se localizan en la parte interna de la pierna por arriba del tobillo, y tienen como principal característica, además de los síntomas propios de las várices, un color ocre alrededor de ellas. Lo más grave se presenta cuando ésta se infecta, ya que el dolor y olor pueden ser muy desagradables”, dijo el experto.
Cualquier herida abierta corre alto riesgo de complicarse al contaminarse o infectarse por bacterias u hongos.
Cabe señalar que cuando una úlcera venosa crónica no sólo escurre líquido sino también causa dolor, el paciente debe acudir a un angiólogo que evalúe las causas por las que se desencadenó la enfermedad, y así comenzar un tratamiento que puede prolongarse, en promedio, hasta tres meses.
De acuerdo con el doctor Rodríguez, el primer paso y el más importante, además de corregir la enfermedad venosa, es controlar la infección a través de antibióticos y el uso de un apósito o laminilla que se adhiera a las superficies infectadas con bacterias u hongos, de manera que contribuyan a disminuir y evitar su reproducción.
Al colocar apósitos con superficies repelentes al agua, se adhieren a las membranas de los agentes infecciosos que también están compuestas en su mayoría por agua.
De este modo, no sólo reducen la cantidad de bacterias e inflamación de la zona, sino que además absorben el líquido que sale de la llaga.
Los apósitos pueden cambiarse de uno a tres días o incluso hasta 5 días, dependiendo de la severidad de la infección, esto sin temor a que la piel cicatrizada se arranque o retrase la curación.
Lo interesante también es que cuando este tipo de apósitos son removidos, se llevan las bacterias y los hongos adheridos a ellos.
Es de gran importancia concluir los tratamientos, de este modo se evita que la llaga se vuelva recurrente y molesta.
Una vez que la herida cicatrice, el especialista recomienda continuar medias de compresión y ejercicios físicos como caminar o levantar las piernas para favorecer la circulación.
“Siempre hay una solución para los padecimientos de las venas y cuando estos se presentan, deben considerarse como una enfermedad que debe ser evaluada y tratada. Hoy existen productos desarrollados científicamente que contribuyen a mejorar la vida de aquellos, que en muchos casos, han tenido úlceras por varios años”, concluyó el doctor Rodríguez.

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