BANCO MEXICANO DE MATERIA FECAL PARA INVESTIGAR OBESIDAD
*Cuenta con una extensa
colección de muestras que se han empleado para analizar el microbioma alojado
en el colón de niños con sobrepeso, obesidad y con peso adecuado
En los últimos trabajos
del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), conjuntamente
con otras instituciones, estudian si la microbiota intestinal del ser humano,
que está conformada por todos los microbios que viven dentro del cuerpo, sería
factor de riesgo en la obesidad, por su influencia en el metabolismo.
A fin de entender mejor este
fenómeno y contar con material de investigación, el Cinvestav creó el primer
banco de material fecal o copro en el país, cuya meta definir el tipo de microorganismos
alojados en el colón de la población mexicana para
estudios sobre la obesidad.
“El Banco, que ya cuenta
con una amplia colección de materia fecal, nos va a ayudar a entender cómo se
encuentra la microbiota de los mexicanos y es una iniciativa similar a la de
países desarrollados, como Estados Unidos”, sostuvo Jaime García Mena,
investigador del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav.
El bioma microbiano humano
se integra de todos los microbios que viven dentro y sobre el cuerpo; una parte
importante de esta comunidad se aloja en el colón y sus residentes más
abundantes son las bacterias firmicutes y bacterioidetes encargadas
de fermentar residuos de los alimentos que proceden de la digestión.
Dicho
banco permitirá designar qué tipo de microorganismos tienen las personas
consideradas sanas. Se busca una aproximación a la normalidad mexicana y
establecer la definición de un tipo característico de bacterias en personas que
tengan sobrepeso u obesidad, relacionada con cambios en la comunidad microbiana
del colón.
Esta iniciativa surgió a
partir del trabajo sobre la relación entre el bioma microbiano humano y la
obesidad en niños mexicanos que realiza Jaime García Mena, en colaboración con
María Luisa Pizano Zárate, investigadora del Instituto Nacional de
Perinatología, de la Secretaría de Salud.
RESULTADO EN NIÑOS
MEXICANOS
Para realizar esta
investigación, se colectaron muestras coprológicas de alrededor de 200 niños
que fueron clasificados en peso normal, sobrepeso y obesidad; el trabajo
incluyó la extracción de ácidos grasos de cadena corta y ADN del copro para la
identificación de diferencias en las comunidades microbianas alojadas en su
colón por secuenciación masiva.
Una de las investigaciones
realizadas en ese sentido es la de Carlos Hoyo Vadillo, del Departamento de
Farmacología del Cinvestav, quien asegura que las moléculas que hacen la
diferencia son los ácidos grasos de cadena corta ─butírico, propiónico y
acético─, cuyos niveles están afectados en la obesidad y eso se asocia con las
bacterias, así como con su variación.
Los resultados de la
investigación han sido publicados este año en la Revista Europea de
Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, donde se indica que los niños
mexicanos catalogados con sobrepeso u obesidad cuentan en su bioma microbiano
con una mayor abundancia del Filum
firmicutes, un tipo de
bacterias que fermentan lactosa, a los considerados como normales.
Una conclusión importante
a la que llegaron los investigadores es que en los niños mexicanos obesos, la
microbiota del colon distal tiene mayor abundancia de firmicutes, que les da
mayor capacidad de cosechar la energía de carbohidratos no digeridos.
“Las muestras coprológicas
colectadas para la investigación sobre la obesidad en niños, forman la primera
colección del Banco pero entre más material se obtenga para hacer los análisis
comparativos se podrá entender mejor el microbioma alojado en el colón de los
mexicanos”, explicó Jaime García, director del proyecto.
Las muestras colectadas
son catalogadas, identificadas y conservadas en ultracongelación a menos 70°C,
procedimiento con el cual los investigadores han demostrado de manera
experimental que conserva el material informativo en
condiciones adecuadas para realizar estudios posteriores.
El Banco no tiene una meta
límite de capacidad, porque entre más información se tengan se puede documentar
datos con mayor precisión; sin embargo, “nos enfrentamos a que debido al pudor
natural, las personas donan más fácilmente sangre que copro”, señaló García
Mena, quien también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Para sensibilizar a la
población a que apoye este proyecto, mediante la donación de muestras de
material fecal y conseguir su consentimiento de uso en estudios científicos,
los investigadores informan a las personas que la iniciativa emplea protocolos
autorizados por comités de bioética institucionales que garantizan un buen
manejo de las muestras fecales y su información.
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