martes, 18 de agosto de 2015

INFLAMACION INTESTINAL, UN MAL DE LA VIDA MODERNA


*Está enfermando a los mexicanos y es responsable de la primera causa de consulta médica en México


Para celebrar el trigésimo tercer aniversario de vida, el Centro Engel llevó a cabo una serie de conferencias dirigidas a los ciudadanos sobre la Salud Gastrointestinal en la Unidad de Congresos del Hospital Español.
A dicho evento asistieron especialistas nacionales para hablar de la Inflamación Intestinal, un huésped maligno y silencioso en el sistema digestivo, cuyos efectos pueden confundirse con otros malestares, el cual es responsable de la primera causa de consulta médica en nuestro país.
En reunión con la prensa, la nutrióloga Gysel Ramírez, integrante del Centro Engel, destacó la importancia de difundir que más del 70% del sistema inmunológico de cada ser humano se encuentra precisamente en el intestino.
Sin embargo, no hay una conciencia del enorme peligro que representa para el sistema gástrico el consumo de alimentos nocivos que a largo plazo debilitan la salud.
Si bien es cierto que el mal puede detonarse desde la infancia, también es verdad que afecta a personas desde los 25 años de edad y a los más de 60.
Este padecimiento afecta por igual a hombres y mujeres a causa del estrés, la ingesta excesiva de alimentos refinados, grasas,  aditivos, saborizantes, conservadores y sustitutos de azúcar.
La especialista explicó que la falla en el sistema gastrointestinal está ligada a la inflamación generalizada de todo el organismo, desencadenando un desorden en el funcionamiento hormonal, endocrino, cardiovascular y metabólico, el cual, se expresa como diabetes, síndrome metabólico y obesidad.
Igualmente agrava la artritis y las alergias, al tiempo que aumenta la toxicidad generalizada asociada al desarrollo del cáncer. Esta situación permanente mantiene al sistema nervioso irritable, con una sobre reacción del sistema inmunológico.
Todo ello significa un problema exponencial para la salud, si se toma en cuenta que hasta un 80% de la población mexicana presenta en algún momento de su vida, algún tipo de inflamación intestinal, la cual está presente en la mayoría de los padecimientos o en el curso del tratamiento de estos mismos.
Ante este panorama es importante estar alerta cuando se presentan síntomas como: hinchazón acompañada de dolor abdominal, diarreas o estreñimiento, malestar articular, contracturas musculares, frecuente irritación de la piel sin causa aparente; infecciones del sistema respiratorio, agotamiento físico y falta de claridad mental.
No debería bastar con la visita al médico, sino más bien vigilar la dieta cotidiana a fin de evitar una sobre alimentación nociva.

ALIMENTOS FUNCIONALES ALIADOS DE LA SALUD DIGESTIVA

La relación entre la dieta y la salud es vital, ya que existen alimentos funcionales con nutrimentos poderosos que se convierten en aliados indispensables en la disminución de este padecimiento y que se deben incluir cotidianamente.
Algunos de ellos son: la cúrcuma, el romero, aceite de olivo, los berros, el té verde, alimentos fermentados, los cuales contienen propiedades benéficas para el sistema digestivo.
Que además están acompañados por cepas específicas de lactobacilos (NCFM) y concentrados de ácido grasos Omega 3 de alta pureza, que contribuyen a la reparación de la pared digestiva y nutren a fondo el tejido intestinal, en vez de solo “paliar” el dolor, sin promover la reparación del tejido, como sucede con los fármacos.
Al respecto, el doctor Marcos Artola Minor, especialista en Medicina Estética y Longevidad por el Instituto de Estudios Superiores de Medicina e integrante de la Federación Internacional de Medicina Bío-Regenerativa, explicó que los alimentos probióticos, son “microorganismos vivos que al suministrarse en cantidades adecuadas promueven beneficios en la salud del organismo que los recibe”.
Se trata de alimentos funcionales que se destacan por sus cualidades nutricionales pues contribuyen al adecuado funcionamiento de la flora intestinal, ya que introducen bacterias benignas en el organismo.
“Las bacterias que contienen los alimentos y productos con prebióticos favorecen la absorción de nutrientes y minerales como zinc, calcio, magnesio, y hierro, equilibrando la influencia directa de la flora intestinal y mejorando la digestión”, indicó.
Si se consume probióticos al menos 2 veces al día, se aumenta la función inmunológica, además se evita el estreñimiento, padecimientos cardiovasculares, diabetes y enfermedades que afecten al intestino.
Por consiguiente las bacterias lácticas inhiben el crecimiento de diversos microorganismos dañinos, favoreciendo el equilibrio del organismo y activando el funcionamiento de las enzimas. De ahí la importancia de que se incluyan en la dieta diaria.

GLUTAMINA Y GLICINA
Por su parte, María Engel, directora general y fundadora del Centro Engel y especialista en Química, hizo referencia de los dos aminoácidos poco conocidos y valorados para el bienestar gástrico, la glutamina y la glicina, nutrientes que desempeñan un papel decisivo en la salud del sistema digestivo.
La glutamina ayuda a equilibrar el pH del organismo, evitando que se acidifique demasiado, además favorece la regeneración de las vellosidades del intestino para mejorar la absorción de los alimentos, evita la acidez gástrica.
Es un nutriente indispensable para las células inmunológicas, retarda la destrucción muscular durante el ejercicio y promueve la construcción muscular nueva.
Si falta en el organismo, se generan padecimientos inflamatorios del intestino, colitis, mala absorción de alimentos y desnutrición, ulceraciones, provocando una infestación de microorganismos patógenos.
En tanto que la glicina es un nutriente indispensable para los mecanismos de limpieza de metales tóxicos y su excreción del cuerpo.
Es un aminoácido que tiene funciones importantes en la salud del cerebro participando en el control natural del estrés, ansiedad y depresión, además de ser un estimulante en la cicatrización, es componente del colágeno y coadyuva en el adecuado metabolismo de la glucosa.
Su deficiencia agrava la acumulación de toxinas en el cuerpo y la inflamación de muchos tejidos acelerando el envejecimiento.
La ausencia de glicina provoca una mala cicatrización y reparación de tejidos, aumentando el riesgo de padecer diabetes y enfermedades virales.



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