TODOS LOS NIÑOS TIENEN
DERECHO A UNA CRIANZA SIN VIOLENCIA
*En este Día del Niño, el Co
lectivo Uniendo Esfuerzos por la Niñez hace un llamado a los candidatos a puestos de elección popular, a poner al centro de sus agendas el derecho de niñas, niños y adolescentes a vivir una vida libre de violencia
El
próximo 6 de junio se llevará a cabo la elección más grande de la historia del
país, en donde se elegirán diputaciones, gubernaturas, congresos locales,
ayuntamientos, regidurías, sindicaturas y juntas municipales.
Es
una obligación jurídica, y ética, que esta agenda electoral, así como los
planes de gobierno que resultarán de ella, aborden la violencia que enfrentan
millones de niños y adolescentes en el país, de manera puntual y en todos los
niveles. Para ello, el marco legal, los programas y la promoción de una crianza
con ternura son pieza clave.
Además
de la violencia generalizada que asola al país en sus calles, muchos niños y
adolescentes también encuentran en su casa un espacio de riesgo.
Aunado
a diversos delitos cometidos contra ellas y ellos, la sociedad ha normalizado
métodos de crianza que se basan en castigos corporales y humillantes,
perpetuando este círculo de violencia. Desde hace más de 5 años, sabemos que
más del 60% de esta población experimenta algún método violento de disciplina,
así como agresiones psicológicas.
Las
reformas de ley que México aprobó para prohibir de manera expresa el castigo
corporal y humillante, y establecer el derecho de los niños a una crianza sin violencia,
son un paso muy importante que ahora requiere complementarse con armonización
de las leyes en las entidades federativas, y sobre todo, con la activación de
estrategias para promover la crianza con ternura.
Para
lograrlo, es necesario que todos los niveles de gobierno asuman sus
obligaciones jurídicas y éticas hacia los niños, que establezcan políticas
públicas para promover la crianza con ternura, y para atender cualquier forma
de violencia de manera oportuna, así como asignar presupuesto suficiente a
estas tareas.
Es
importante recordar que las reformas no son un método para criminalizar a
madres, padres y cuidadores. Al contrario, son el marco para visibilizar que
estos castigos son una forma de violencia que hace daño a los niños, y, a
partir de ahí, generar las acciones necesarias, desde gobierno, sociedad y
sector privado, para promover una nueva visión y actitudes que traten a los
infantes como lo que son, seres humanos, sujetos plenos de derechos.
Las
y los candidatos para la elección en junio, tienen en sus manos la
responsabilidad de que lo anterior se convierta en una realidad. Para poder
contrarrestar la violencia es importante trabajar sobre sus causas y no sólo
sobre sus efectos. Golpear, menospreciar, humillar, denigrar, amenazar o ridiculizar
debe dejar de ser normal.
El
periodo de la crisis sanitaria generada por Covid-19 ha profundizado e
invisibilizado la situación por la que atraviesa la niñez y adolescencia
mexicana.
Durante
2020, se registraron poco más de 67 mil lesiones relacionadas con violencia
familiar y la Red Nacional de Refugios A.C. reportó un incremento del 80% en
solicitudes de apoyo a causa de violencia familiar.
Por
eso, ahora es aún más importante redoblar esfuerzos, para que los logros
legislativos alcanzados realmente representen un cambio en el presente y el
futuro.
En
este sentido, hacemos un firme llamado:
· A las y los candidatos, a poner al
centro de sus agendas el derecho de infantes y adolescentes a vivir una vida
libre de violencia. Particularmente, la armonización de leyes para prohibir de
manera expresa el castigo corporal y humillante, así como una estrategia para
la promoción de la crianza con ternura.
· A las y los adultos del país, madres,
padres, líderes sociales, a evaluar las propuestas presentadas por candidatos y
candidatas, y exigir un plan de acción para la protección integral y seguridad
de la niñez.
· A las administraciones actuales, a unir
y articular esfuerzos para dar seguimiento a los pasos avanzados hacia la
prohibición del castigo corporal y humillante, y la sustitución de estos
métodos por una crianza con ternura.
· A las instituciones del país, a redoblar
esfuerzos para captar, canalizar y atender posibles casos de niños y
adolescentes que puedan estar sufriendo violencia.
· A la sociedad en general, a erradicar
las prácticas y actitudes que violentan a los pequeños, y transformarlas por
unas que les respeten y les brinden la protección a la que tienen derecho.
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