viernes, 30 de abril de 2021

 

ESTE AÑO MUCHOS NO CELEBRARON EL 30 DE ABRIL

 

 


La pandemia de COVID-19 ha trastornado la vida de las familias de todo el mundo. En los 12 meses que han pasado desde que se declaró la pandemia, el progreso ha retrocedido en prácticamente todos los indicadores importantes relativos a la infancia y los niños se están enfrentando a una nueva normalidad devastadora y distorsionada.

En el último año se ha registrado un aumento de los niños que pasan hambre, están aislados, son víctimas del abuso o sufren ansiedad. La educación de cientos de millones de niños se ha interrumpido.

El acceso a los servicios de protección y de salud, incluida la vacunación sistemática, se ha visto gravemente restringido. La pandemia también está afectando a la salud mental de los niños y está llevando a las familias a la pobreza.

Este tipo de alteraciones sociales y económicas pueden aumentar las probabilidades de que se produzcan matrimonios infantiles.

Los últimos datos publicados por UNICEF revelan las consecuencias devastadoras que la pandemia está teniendo para los niños:

Las escuelas de más de 168 millones de estudiantes de todo el mundo llevan casi un año cerradas. Dos terceras partes de los países donde las escuelas han cerrado total o parcialmente se encuentran en América Latina y el Caribe.

Al menos uno de cada tres niños en edad de ir a la escuela no pudo acceder a la educación a distancia mientras las escuelas permanecieron cerradas.

En noviembre de 2020, más de 94 millones de personas corrían el riesgo de no recibir una vacuna a causa de la interrupción de las campañas del sarampión en 26 países.

Al menos uno de cada siete niños y jóvenes vivió confinado en su hogar durante gran parte de 2020 y, como consecuencia, sufrió ansiedad, depresión y aislamiento.

Antes de que acabe esta década, es posible que tengan lugar unos 10 millones de matrimonios infantiles más que podrían anular años de avances en la reducción de esta práctica.

Alrededor de tres mil millones de personas del mundo carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en su hogar.

En los países menos desarrollados, tres cuartas partes de las personas y más de dos terceras partes de las escuelas no cuentan con los servicios básicos de higiene necesarios para reducir la transmisión de la COVID-19.

Como promedio, más de 700 niños menores de cinco años mueren cada día de enfermedades provocadas por la falta de agua, saneamiento e higiene.

 

 

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