martes, 20 de diciembre de 2016


EL CONSUMO EXCESIVO DE ANTIBIÓTICOS CONTRIBUYE AL DESARROLLO DE RINITIS ALÉRGICA O ASMA BRONQUIAL


*Los antibióticos destruyen las bacterias que protegen la flora intestinal, la piel y la mucosa nasal


“El uso indiscriminado de antibióticos aumenta de una a dos veces el riesgo de desarrollar alergias como rinitis, asma bronquial o dermatitis atópica, debido a que esos medicamentos destruyen las bacterias que protegen el organismo”, informó el doctor Raúl Dorbeker Azcona, especialista en alergias e inmunología clínica de la Unidad Médico Quirúrgica Juárez Centro.
En entrevista, el doctor refirió que estos microorganismos que se encuentran en la flora intestinal, la piel y la mucosa nasal, defienden al organismo de otros gérmenes, incluidos los factores ambientales.
Explicó el especialista que la falta de estas bacterias facilita el paso de alérgenos, una sustancia que puede inducir una reacción de hipersensibilidad al organismo y desencadena una respuesta negativa que puede manifestarse como rinitis o alergia alimentaria.
La recomendación esencial del especialista es evitar la automedicación o el suministro de medicinas y acudir con el médico general o directamente con un alergólogo.
El doctor Dorbeker Azcona precisó que los infantes son el grupo más vulnerable ante patologías de esta índole, porque el suministro excesivo de antibióticos evita que su sistema inmunológico madure, al quitarles la flora bacteriana normal que apenas está en crecimiento.
Para tratar este problema se aplica la inmunoterapia, la cual disminuye de manera notable los síntomas. Incluso en el caso de menores se ha comprobado que previene el desarrollo de asma.
En México, se estima que entre cuatro y ocho por ciento de la población padece asma. De ellos, cerca del 40 por ciento es consecuencia de rinitis alérgica sin tratamiento.
El asma es una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y estrechamiento de las paredes internas de las vías respiratorias que origina la disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Esto, provoca dificultad recurrente para respirar y sibilancias (silbidos) que varían de una persona a otra en severidad y frecuencia.



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