SINDROME
CARDIOVASCULAR-RENO-METABOLICO,
EL ENEMIGO SILENCIOSO DE LOS
MEXICANOS
*Actualmente, se cuenta con soluciones
terapéuticas que ofrecen beneficios sobre las tres dimensiones del SCRM:
corazón, riñones y metabolismo, para controlar la enfermedad de manera integral
El
síndrome cardiovascular-reno-metabólico (SCRM) es una condición caracterizada
por la interrelación entre diversas enfermedades que afectan la salud del
corazón, riñones y metabolismo.
Representa
un importante desafío para la salud de los mexicanos, ya que la prevalencia de
los padecimientos cardiovasculares y renales casi se ha duplicado en las
últimas tres décadas a nivel mundial, pasando de 271 millones en 1990 a 523
millones en 2019 y continúa en aumento.
El
Dr. Jorge Yamamoto Cuevas, especialista en endocrinología, advirtió que un
manejo inadecuado del síndrome cardiovascular-reno-metabólico puede derivaren
complicaciones graves que generan una importante carga física, económica y
social para los pacientes y las instituciones de salud que los atienden. Por
ello, “es esencial impulsar su diagnóstico oportuno y su control adecuado
mediante un tratamiento integral que evite su avance, prevenga las
complicaciones y ofrezca una mejor calidad de vida a quienes lo padecen”.
Señaló
que en México el 37% de los adultos vive con obesidad, lo que incrementa el
riesgo de diabetes tipo 2 (DT2), hipertensión arterial (HTA), dislipidemias y
enfermedades cardiacas. Si a esto se suma que 13.6 millones de personas tienen
diabetes (más del 40% sin diagnosticar), más de 30 millones presentan HTA y 13
millones padecen enfermedad renal, el panorama se torna desalentador. Por eso,
no sorprende que justo esas condiciones de salud estén entre las diez
principales causas de muerte en población general.
LA TRIADA SILENCIOSA
Expuso
que antes las enfermedades del corazón, riñones y metabolismo eran tratadas por
separado, pero cuando se descubrió la sinérgica relación que existe entre
ellas, donde cada una contribuye a la aparición y progresión de las demás, la
Asociación Americana del Corazón (AHA) las agrupó bajo el nombre de síndrome
cardiovascular-reno-metabólico. “Desafortunadamente, se trata de una triada
silenciosa que cada año amenaza la vida de millones de mexicanos”, subrayó por
su parte el Dr. Rafael Guevara Corona, director Médico para Latinoamérica de
Bausch Health Companies.
Explicó
que esto se debe principalmente a tres razones: 1) el síndrome no presenta
síntomas iniciales claros, por lo que muchas personas viven con HTA, DT2 o
enfermedad renal sin saberlo; 2) su desarrollo está estrechamente ligado a
estilos de vida poco saludables y al descuido del autocuidado, lo que ha
impulsado la obesidad y los factores de riesgo cardio metabólicos desde edades
tempranas; y 3) genera altos costos, pues además de afectar al corazón
compromete otros órganos como hígado, riñones y cerebro, provocando
complicaciones que deterioran la calidad de vida y generan gastos catastróficos
en salud.
Tan
sólo entre 2019 y 2024 el costo de enfermedades crónicas cubiertas por
aseguradoras creció 106%, mientras que el IMSS destina al año más de 95 mil
millones de pesos en su atención.
Diagnóstico
oportuno y tratamiento integral, la clave: El Dr. Yamamoto Cuevas expuso
que, como el síndrome cardiovascular-reno-metabólico es silencioso, la mayoría
de las personas pueden tardar más de 5 años en ser diagnosticadas, y esto
ocurre con frecuencia cuando se hacen análisis de rutina por cirugía, embarazo
o check-ups empresariales; o bien, ya presentan complicaciones graves como
dificultad para respirar, pérdida de la visión, infarto agudo al miocardio o
falla renal, que los obliga a ir al médico.
En
su opinión, el manejo del síndrome cardiovascular-reno-metabólico debe ser
responsabilidad compartida entre médicos y pacientes. Diversos consensos
internacionales, como el emitido por la AHA, recomiendan realizar pruebas que
pueden incluir química sanguínea, análisis general de orina, de la función
renal, medición de azúcar en sangre y electrocardiogramas, entre otros, a
partir de los 30 años para mejorar los enfoques de prevención y tratamiento en
jóvenes y adultos, cuya frecuencia estará vinculada al estadio o nivel de
riesgo en que se encuentren. De modo que, entre más factores de riesgo haya,
más rápido puede evolucionar el SCRM.
En
ese sentido, agregó que los médicos de primer contacto tienen un rol
fundamental. “La genética y antecedentes familiares, DT2, HTA, obesidad,
resistencia a la insulina, colesterol alto, tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo,
son factores que pueden desencadenarlo, de ahí que al identificar uno o varios
de ellos en un paciente deben realizar estudios y coordinar esfuerzos para un
correcto seguimiento con internistas, cardiólogos, nefrólogos y endocrinólogos,
entre otros”, agregó el también presidente médico de la Federación Mexicana de
Diabetes (FMD).
SIN ADHERENCIA TERAPEUTICA
El
Dr. Rafael Guevara señaló que, pese al abordaje integral y multidisciplinario
del síndrome, la falta de adherencia terapéutica sigue siendo un desafío
global: cerca del 50% de los pacientes con enfermedades crónicas no siguen su
tratamiento, lo que incrementa hospitalizaciones, costos y fracasos
terapéuticos. Entre las principales barreras mencionó el desconocimiento de la
enfermedad, la baja percepción del riesgo y el limitado acceso a servicios
médicos.
Con
el objetivo de mejorar la salud de los mexicanos que viven con el síndrome
cardiovascular-reno-metabólico y prevenir el desarrollo de sus complicaciones,
Laboratorios Grossman, como parte del Grupo Bausch Health, presentó su línea
cardio metabólica, poniendo a disposición de la comunidad médica un amplio
portafolio de soluciones terapéuticas con eficacia y seguridad comprobadas.
Fernando
Carlos Zárate Gabarrot, vicepresidente para Latinoamérica de Bausch Health
Companies, destacó que estas opciones terapéuticas facilitan el apego al
tratamiento por su accesibilidad. “En Grossman creemos que la salud no debe ser
un privilegio; por ello, apostamos por un enfoque integral que ofrezca terapias
esenciales y avanzadas, capaces de personalizar el tratamiento y generar
beneficios como la reducción de eventos cardiovasculares, el retraso del daño
renal y una mejor respuesta metabólica, incluyendo la pérdida de peso”.
Finalmente,
los expertos coincidieron en la urgencia de frenar el síndrome
cardiovascular-reno-metabólico, recordando que corazón, riñones y metabolismo
están estrechamente conectados: si uno falla, todos se ven comprometidos.
Subrayaron que una detección temprana y un tratamiento integral pueden cambiar
el pronóstico, que la educación médica y comunitaria es clave para reducir su
impacto y que solo con la colaboración de autoridades, profesionales de la
salud, industria, pacientes, medios y sociedad civil será posible avanzar en su
control.

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