LAS COMPLEJIDADES DE LOS
ENSAYOS CLINICOS
Una
vez finalizada la Conferencia Internacional de la Alzheimer's Association, los
expertos de Cedars-Sinai analizan el valor de los hallazgos, independientemente
de los resultados.
Los
médicos-científicos de Cedars-Sinai se unieron a colegas de todo el mundo en la
Conferencia Internacional de la Alzheimer's Association celebrada en julio. Las
presentaciones científicas de la conferencia incluyeron datos de ensayos
clínicos de terapias potenciales para la enfermedad neurodegenerativa.
Aún
así, más del 90% de los ensayos sobre la enfermedad de Alzheimer no arrojan el
resultado esperado, señaló la Dra. Mitzi Gonzales, directora de Investigación
Traslacional del Centro Jona Goldrich de Alzheimer y Trastornos de la Memoria.
Sin embargo, hay algo que aprender de cada estudio, afirma Gonzales.
"Incluso
los ensayos que no se consideran exitosos son increíblemente importantes para
la formación de nuestro conocimiento científico -señaló Gonzales-. «Los ensayos
que nos muestran que una vía no funciona pueden llevarnos hacia nuevas
direcciones».
Ese
fue el caso de los resultados publicados recientemente de un ensayo dirigido
por Gonzales en el que se probaba un fármaco llamado rapamicina. En estudios
preclínicos, la rapamicina se asoció con una mayor longevidad y la reducción de
muchos síntomas y condiciones relacionados con la edad.
«Los
datos de los estudios preclínicos mostraron que la rapamicina reducía la
acumulación de las proteínas beta amiloide y tau en el cerebro, que sabemos que
están asociadas a la enfermedad de Alzheimer», explicó Gonzales. «Esperábamos
ver resultados similares en humanos».
En
cambio, los niveles de amiloide y tau aumentaron, indicó Gonzales.
«Ese
resultado ha planteado sus propias preguntas científicas y ha conducido a otras
vías de investigación», dijo Gonzales. «Así que ha sido útil para avanzar en
nuevas direcciones, incluida la búsqueda de si podría ser más eficaz en etapas
tempranas de la enfermedad».
Las
muestras -como las de sangre y líquido cefalorraquídeo- tomadas durante ensayos
clínicos infructuosos también pueden dar lugar a avances en el futuro, señala
la Dra. Sarah Kremen, directora del Programa de Neurocomportamiento.
«El
estudio fundamental A4 probó un fármaco llamado solanezumab en personas
cognitivamente normales con amiloide elevado», explicó Kremen. "El fármaco
no mejoró la cognición ni eliminó el amiloide del cerebro, pero era la primera
vez que estudiábamos a alguien asintomático pero en riesgo. Fue algo realmente
importante".
Los
estudios realizados con muestras de ese ensayo contribuyeron a un conjunto más
amplio de trabajos que demuestran que un biomarcador llamado pTau217 puede ser
un indicador precoz de la enfermedad de Alzheimer. Según Kremen, ese marcador
se utiliza en el primer análisis de sangre aprobado por la Administración de
Alimentos y Medicamentos (FDA) para detectar la acumulación de placas amiloides
en el cerebro.
Gonzales
y Kremen señalaron las muchas razones por las que la enfermedad de Alzheimer ha
resultado tan desafiante, entre ellas sus múltiples causas probables, el hecho
de que estos factores estén presentes durante muchos años antes de que la
enfermedad sea detectable y la complejidad del propio cerebro.
«El
cerebro no se conoce tan bien como otros órganos y los procesos que subyacen a
las enfermedades neurodegenerativas son complejos», afirma Kremen. «Llevará
tiempo -y muchos ensayos clínicos adicionales- desentrañar todos los distintos
mecanismos que subyacen a la enfermedad de Alzheimer».

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