REDUCCION DE AMPUTACIONES
MEDIANTE
TECNICAS AVANZADAS DE REVASCULARIZACION
La
isquemia crónica en las extremidades (CLTI, por sus siglas en inglés) es una
forma crítica y avanzada de enfermedad arterial periférica, caracterizada por
una obstrucción severa de las arterias en las piernas que causa dolor incluso
en reposo, pérdida grave de tejido (úlceras o gangrena) y, en muchos casos, la
pérdida de la extremidad.
Esta
condición está asociada con un aumento en la mortalidad y una calidad de vida
muy reducida, y actualmente afecta a casi dos millones de personas mayores de
40 años en Estados Unidos. Llama la atención que una quinta parte de los
pacientes con CLTI no cuenta con opciones para revascularización, lo que los
lleva a enfrentar amputaciones mayores en las extremidades inferiores.
La
CLTI suele presentarse en personas mayores que tienen varios factores de
riesgo, como diabetes, enfermedad renal, hipertensión y antecedentes de
tabaquismo. Entre las opciones terapéuticas emergentes que podrían ayudar a
evitar amputaciones en pacientes con CLTI se encuentran la terapia génica y la
arterialización venosa profunda percutánea (DVA, por sus siglas en inglés).
La
Dra. Trisha Roy, cirujana científica y profesora asistente de cirugía
cardiovascular del Hospital Houston Methodist, compartió hallazgos sobre la DVA
basados en estudios histológicos e imágenes por resonancia magnética.
Estas
técnicas podrían ofrecer una vía de revascularización para pacientes con CLTI
“sin opción” y reducir la incidencia de amputaciones. Los detalles de esta
investigación están publicados en un informe breve del European Journal of
Vascular and Endovascular Surgery Vascular Forum.
Como
cirujana-científica, Roy utiliza técnicas de imagen novedosas para transformar
los procedimientos endovasculares. Su enfoque clínico está centrado en la
preservación de las extremidades, ofreciendo medicina de precisión
personalizada para cada paciente.
En
los pacientes con CLTI, es urgente restaurar el flujo sanguíneo arterial
mediante técnicas endovasculares o cirugías abiertas, con el objetivo de evitar
la pérdida de la extremidad. Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes
(conocidos comúnmente como “sin opción”) para quienes no hay posibilidades de
revascularización convencional.
ALTERNATIVA SEGURA
La
DVA es una alternativa segura y mínimamente invasiva que puede ser clave para
prevenir amputaciones en personas con CLTI que no pueden recibir otros
tratamientos.
En
concreto, la DVA crea una conexión entre una vena y una arteria para llevar
sangre oxigenada al arco venoso y al tejido isquémico, promoviendo la
cicatrización de heridas y, con ello, la posibilidad de salvar la extremidad.
Elegir correctamente a los pacientes candidatos para la DVA es un paso
fundamental, aunque actualmente no está claro qué subgrupos de pacientes pueden
beneficiarse más de este procedimiento. Además, el mecanismo de acción de la
DVA aún no se comprende del todo.
“Nuestro
programa de investigación está enfocado en desarrollar técnicas de imagen que
nos permitan personalizar los tratamientos para la isquemia crítica de las
extremidades. El éxito de las técnicas y dispositivos utilizados depende de la
anatomía vascular única de cada persona. Es un área muy nueva, porque la
viabilidad de una arterialización venosa profunda depende de la parte venosa de
la circulación del paciente. Y la verdad es que se sabe muy poco sobre la
anatomía y las enfermedades venosas”, comenta la científica del Hospital
Houston Methodist.
Un
paciente de 53 años con diabetes mellitus fue sometido a una DVA percutánea, lo
que mejoró el flujo sanguíneo hacia su pie. Sin embargo, semanas después, este
mismo paciente tuvo que ser sometido a una amputación infrarrotuliana debido a
una infección.
Este
caso llevó a la experta y a su equipo a preguntarse qué tipo de alteraciones
histológicas habían ocurrido en la extremidad después del procedimiento de DVA.
En
los vasos sanguíneos extraídos de la pierna amputada, se identificaron
características típicas de la arterialización venosa, como proliferación de
células musculares lisas e hiperplasia de la capa íntima. De manera inesperada,
esos mismos cambios histológicos también se observaron en la vena tibial
posterior contralateral, que no fue tratada con DVA en ese paciente.
UN RETO REAL
“Este
tipo de estudios son un verdadero reto, porque no tenemos muchos pacientes que
se sometan a procedimientos de arterialización venosa profunda. En realidad,
esta técnica está pensada para personas en etapas muy avanzadas, que ya no
tienen más opciones de tratamiento.
Es
literalmente la última alternativa antes de una amputación. No es algo que
hagamos con frecuencia, pero mientras más pacientes tratemos, más personas
podremos incluir en nuestros estudios. Y eso nos dará más información para
reducir las tasas de amputación. Ese es el objetivo: reducir amputaciones”,
enfatiza la experta en cirugía cardiovascular.
Sin
embargo, la DVA conlleva ciertos riesgos. Es un proceso muy complejo que
requiere múltiples procedimientos de seguimiento y un manejo constante de las
heridas. También se necesita un compromiso fuerte tanto del paciente como de su
familia. Por eso, solo se recomienda en personas que cumplan con estos
criterios y realmente puedan beneficiarse del tratamiento.
“La
arterialización venosa profunda percutánea está emergiendo como una posible
solución innovadora para los casos de CLTI sin opción, pero todavía no
comprendemos del todo sus mecanismos fisiopatológicos.
Este
informe ofrece un punto de partida para estudios exploratorios que nos permitan
entender los cambios histológicos fundamentales para una arterialización venosa
exitosa y una oxigenación adecuada del tejido”, añade la Dra. Roy.
“Actualmente,
estas investigaciones se están llevando a cabo en el Hospital Houston
Methodist, donde estamos realizando análisis histológicos de tejidos vasculares
extraídos de pacientes a quienes se les han practicado amputaciones planeadas
del antepié y de los dedos después de una DVA. Esperamos que los hallazgos de
esta investigación sean clave para perfeccionar los criterios de selección de
pacientes candidatos a DVA y optimizar la técnica, lo que eventualmente llevará
a mejores resultados clínicos”, concluyó.

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