GUIA PARA LOGRAR UN ESTILO
DE
VIDA SALUDABLE EN ESTE 2025
Al
comenzar el año, es común que las personas establezcan metas relacionadas con
la salud, como perder peso o llevar una vida más activa. Sin embargo, durante
la temporada de fiestas decembrinas, hay un factor adicional que suele pasarse
por alto: las emociones.
Estas
pueden influir profundamente en la relación con la comida, haciendo que sea más
difícil mantener los objetivos establecidos.
El
estrés, la ansiedad, la euforia, la tristeza e incluso la felicidad, son
emociones comunes que, especialmente en épocas festivas, pueden desencadenar lo
que se conoce como hambre emocional. Esta respuesta impulsiva hacia la comida
se convierte en una forma de manejar las emociones, lo que puede aumentar la
ingesta calórica y dificultar los esfuerzos por lograr un peso saludable.
En
México, más del 75% de la población adulta padece sobrepeso u obesidad, según
datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Este fenómeno está
vinculado a un aumento de enfermedades crónicas y una reducción en la calidad
de vida, lo que implica la necesidad de una atención integral para abordar la
situación.
El
Dr. José Manuel Covarrubias, especialista en nutrición, explica que el manejo
de la obesidad no debe limitarse a un esfuerzo puntual al inicio del año, sino
que debe considerarse un proceso continuo.
"Las
emociones, sobre todo en las fiestas, pueden hacer que las personas coman de
manera impulsiva. Combatir el hambre emocional es clave para lograr un control
de peso saludable", comentó.
Para
manejar esta situación, el Dr. Covarrubias recomienda aplicar algunas
estrategias prácticas y sostenibles que se pueden llevar a cabo durante el año:
Evitar
el consumo de líquidos calóricos: como lo son refrescos, refrescos
deportivos, refrescos energizantes, ya que contienen grandes cantidades de
azúcares y por ser líquidos no se crea saciedad, preferible optar por pociones
de frutas, agua, agua mineral, café o té sin adición de edulcorantes, leche o
crema.
Aprender a leer las etiquetas de los
alimentos consumidos: ya que brindan información muy importante del
contenido nutricional y balance calórico y, además, permite tomar decisiones
más favorables para la salud.
Dieta
individualizada: debe de ser con base en las comorbilidades de cada
paciente, tomando en cuenta la edad, género y estado físico, para poder
realizar una dieta suficiente, armónica, equilibrada y lo más importante,
completa.
Sustituir
carbohidratos simples por complejos: debido a su mejor índice glucémico y
priorizar aminoácidos esenciales de alto valor biológico para optimizar la
nutrición; el consumo de proteínas debe limitarse a 0.8-1 g/kg de peso
corporal, ya que su exceso puede ser perjudicial. Además, se sugiere favorecer
grasas de origen vegetal, como los ácidos grasos monoinsaturados y
poliinsaturados, asociados con menor riesgo cardiovascular, y moderar la
ingesta de grasas saturadas, especialmente de origen animal, salvo en casos
como el aceite de coco y palma, ricos en grasas saturadas pese a ser vegetales.
Equilibrar
la energía consumida y gastada: es fundamental para mantener la
homeostasis, es decir, el balance interno del cuerpo que asegura su correcto
funcionamiento.
El
Dr. José Manuel Covarrubias subraya que, más allá de los objetivos de perder
peso rápidamente, el enfoque debe estar en construir hábitos sostenibles que no
sólo impacten en el peso, sino también en el bienestar emocional.
Durante
el próximo año, las metas de salud no deben limitarse al primer mes; se trata
de comprometerse con un cambio integral y sostenible, apoyado por
especialistas, para lograr un estilo de vida saludable que perdure a lo largo
del tiempo.
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