lunes, 30 de marzo de 2020



MEXICO FRENTE A LA PANDEMIA DE COVID-19 EN
MEDIO DE LA EPIDEMIA DE OBESIDAD Y DIABETES


*La diabetes, obesidad, hipertensión y enfermedades del corazón son los principales factores de riesgo para el incremento de complicaciones y muerte por COVID-19


El 18 de marzo falleció en México la primera persona con COVID-19, la cual padecía diabetes.
Un día antes la Confederación de Cámaras Industriales de México (CONCAMIN) emitió un comunicado solicitando al gobierno posponer tres años el etiquetado de advertencia por los efectos económicos que se proyectan ante esta pandemia, demostrando, una vez más, sus pocos escrúpulos al anteponer sus intereses comerciales sobre los graves problemas de salud pública.
De las cinco muertes ocurridas por el COVID-19 hasta el 24 de marzo, 4 fueron de personas con diabetes y una con hipertensión, una de 41 años, una de 55 años, otra de 61 años y las dos restantes mayores de 70 años.
“Es indignante y vergonzoso que se utilice el pretexto de la pandemia por coronavirus para tratar de postergar la aplicación de la norma de etiquetado a los alimentos causantes de la grave epidemia de obesidad, diabetes y síndrome metabólico que cada año causa más de 200 mil muertes en México”, indicó Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y añadió: “La mayoría de las muertes que ocurran en México durante la presente epidemia estarán asociadas con el grave problema de obesidad generado en gran parte por no haber aplicado oportunamente, hace más de 10 años, una normatividad adecuada al etiquetado de los alimentos chatarra”.
No es casualidad que las primeras muertes por el COVID19 sean de personas que padecían enfermedades generadas por la mala alimentación. La diabetes, obesidad, hipertensión y las enfermedades del corazón son factores que incrementan el riesgo de complicaciones por el COVID-19, lo cual podría desencadenar en muerte.
Esta condición es más grave en la población de menores ingresos, de manera especial, en la población rural e indígena donde enfermedades como la diabetes no era común hasta la llegada de la comida chatarra y las bebidas azucaradas.
Ante la epidemia de obesidad y diabetes que vivimos en nuestro país, se suma ahora la pandemia de COVID-19, haciendo todavía más vulnerable a la población mexicana que ya vive con alguna enfermedad crónica. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recientemente declaró que para México se estima que el impacto de COVID-19 puede ser mayor debido a una mayor incidencia en cuanto a obesidad y diabetes.

CALDO DE CULTIVO PARA EL COVID-19

Al respecto, Paulina Magaña, Investigadora de El Poder del Consumidor, señaló que: “En 2018, 8.6 millones de personas fueron diagnosticadas con diabetes, casi dos millones de personas más que en el 2012. Se estima que existen alrededor de 3 millones más de personas viviendo con diabetes y que no han sido diagnosticadas. En total más de 11 millones de personas con diabetes. Cada año mueren más de 100 mil personas a causa de esta enfermedad. Este escenario se vuelve un caldo de cultivo para el COVID-19”.
Por su parte, se estima que la obesidad es responsable de 200 mil muertes anuales, es decir, alrededor de 23 muertes cada hora.
En México, 15.2 millones de personas padecen hipertensión. Esta condición se presenta con mayor frecuencia en los adultos mayores, en donde el 26.7% de los mayores de 70 años la padecen, quienes, además, son el grupo poblacional más vulnerable ante la pandemia de COVID-19.
El Chinese Center for Disease Control and Prevention, informó que en China la tasa de letalidad del COVID-19 fue de 10.5%, 7.3% y 6% para las personas con enfermedad cardiovascular, diabetes e hipertensión, respectivamente, lo cual, en el caso mexicano, ante las elevadas cifras de estas comorbilidades, podría ponernos en un mayor riesgo de morir por complicaciones de COVID-19.
Ana Larrañaga, Coordinadora de ContraPESO, indicó que “el surgimiento de nuevos brotes como COVID-19 nos debe sensibilizar sobre la importancia de contar con políticas públicas fuertes que nos protejan de enfermedades crónicas con las que hace sinergia, como la obesidad y la diabetes. No es momento de debilitar las políticas para la prevención de la obesidad, sino de revalorar y reforzar aquellas medidas que permitan el acceso a la información, al agua potable y a alimentos sanos”.
Siendo México el país con el mayor consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas en toda América Latina, resulta urgente la adopción de un nuevo etiquetado que nos advierta sobre el contenido excesivo de azúcares, grasas, sodio y calorías de estos productos. “No podemos esperar más, necesitamos Etiquetados Claros, Ya. CONCAMIN debe dejar de aprovecharse de la pandemia de COVID-19 para velar por sus intereses comerciales.

URGE IMPLEMENTACION DEL ETIQUETADO

Si se retrasa la implementación del etiquetado de advertencia, la regulación de los alimentos en las escuelas y la publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia, se estaría exponiendo a la población a un mayor riesgo en su salud actual y futura por el alto consumo de estos productos y su relación con las enfermedades que incrementan el riesgo de complicaciones y muerte por enfermedades contagiosas, como el COVID-19”, puntualizó Alejandro Calvillo, Director de El Poder del Consumidor.
Otro factor que podría incrementar el riesgo de contagio del COVID-19 en nuestro país es que no toda la población puede llevar a cabo el distanciamiento social, a pesar de ser una de las recomendaciones de los expertos sanitarios más efectivas para protegernos de este virus; ya que, en México, más de 52 millones de personas viven en condiciones de pobreza y tienen que recurrir a trabajos en el sector informal para subsistir. Como muestra de esto, en 2018, la economía informal empleó a 56.7% del total de los trabajadores del país y generó 22 de cada 100 pesos del PIB del país.
Para apoyar la economía de los pequeños negocios, Katia García, Coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, hizo un llamado para “comprar alimentos a medianos y pequeños productores en mercados locales o pequeños establecimientos y no en las grandes cadenas de supermercados que tienen enormes recursos para sobrellevar esta situación y que se abastecen de grandes corporaciones globales alimentarias”.
García recomendó “llevar una dieta saludable y nutritiva, basada en frutas, verduras, cereales integrales y leguminosas, la cual ayudará a nuestro sistema inmune a funcionar adecuadamente; y dejar de consumir productos ultraprocesados que se relacionan con el incremento del riesgo de padecer obesidad y diabetes, haciendo a la población todavía más vulnerable a las enfermedades transmisibles como el COVID-19”.



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