COVID-19: ENCONTRAR UNA
SOLUCION EN TIEMPO RECORD
Antes
de diciembre del año pasado el mundo no sabía nada del virus COVID-19; un mes
después, el que se haya compartido rápidamente el genoma de este nuevo virus
dentro de la comunidad científica permitió poner en marcha las etapas iniciales
de investigación y desarrollo (I&D) para encontrar una vacuna que nos
proteja de este nuevo coronavirus.
Para
ello, entre otros esfuerzos, las compañías biofarmacéuticas de I&D han
movilizado a sus científicos e investigadores, para liberar a sus equipos y
ponerlos a trabajar en el COVID-19.
Thomas
Cueni cuenta los esfuerzos de la industria. Por un lado, al menos cuatro
laboratorios de compañías biofarmacéuticas, miembros de la IFPMA, han comenzado
la investigación sobre una vacuna.
La
epidemia de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) de 2003 permitió el
desarrollo de tecnologías avanzadas que pueden adaptarse al COVID-19.
Por
otro, algunas compañías biofarmacéuticas de I&D han establecido alianzas
con redes como CEPI (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations), una
organización creada después de la epidemia de ébola, que están diseñadas para
fomentar la colaboración con investigadores que trabajan en empresas de
biotecnología o en universidades.
La
carrera por desarrollar una vacuna contra el ébola forjó una nueva forma de
colaboración estrecha entre las autoridades y las compañías biofarmacéuticas
para acelerar los procesos regulatorios, los ensayos clínicos y obtener las
licencias requeridas.
Sin
embargo, desarrollar una vacuna segura y efectiva y producirla en cantidades
suficientes para proteger a miles, incluso millones, de personas llevará
tiempo.
En
tiempos normales, el proceso de desarrollar una nueva vacuna desde cero podría
llevar diez años o más. Gracias a una colaboración sin precedentes entre sector
público y privado, estos plazos se acortarán.
COVID-19
plantea enormes retos para la salud pública. Afortunadamente, no estamos
comenzando desde cero.
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