CHILE Y TORTILLA: LEGADO
GASTRONÓMICO DE
MÉXICO, CON GRAN CONTENIDO
ALIMENTICIO
*El chile por sí mismo no irrita el estómago, por el contrario ayuda a una
buena digestión: doctor David Duarte
“No comas chile porque
irrita el estómago”. Pero si lo mexicanos amamos el picante ¡no sabemos comer
sin él! ¿Qué hacer entonces?
“El chile, lejos de ser
perjudicial para el estómago, tiene efectos medicinales sorprendentes. No es el
chile lo que hace que nos arda el estómago, es aquello con lo que lo
combinamos. Y en todo caso, si arde es porque está curando, tal como pasa con
el limón en las heridas. Pero en verdad, el problema son las combinaciones:
chile y queso por ejemplo, es una pésima combinación. En cambio, el chile con
su compañera natural, la tortilla, tiene muchos beneficios”, asegura el doctor David
Duarte.
El pionero en México de la
medicina UNANI, homeópata e investigador de otras medicinas ancestrales,
comenta que el pueblo mexica consideraba al chile o chiltepín como un remedio
curativo para varias enfermedades tales como: tos, heridas en la lengua,
diarrea, tuberculosis estreñimiento, oído infectado, esputo de sangre,
problemas del aparato digestivo, obstrucción en el brazo, caries e infecciones
dentales, inclusive para iniciar el parto retardado, curar moretones e
hinchazones, quitar mareos, hemorroides, como estimulante de orina y de la
menstruación, incitador del apetito además de ser un poderoso afrodisiaco ,
esto de acurdo con el Códice Florentino.
De hecho, de acuerdo con
la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM, el chile
tiene efectos antimicrobianos, anticoagulantes, antiinflamatorios; alivia los
síntomas del resfrío al descongestionar los senos frontales y nasales.
Se ha visto que alivia el
dolor en la boca de pacientes con cáncer, alivia los dolores musculares o
articulares y promueve la buena digestión.
“El chile contiene sodio,
hierro, magnesio, potasio, ácido fólico, betacaroteno, vitamina A, E y C,
además de ser una buena fuente de antioxidantes”, destaca el especialista.
“La comida mexicana no se
puede imaginar sin chile, al igual que sin maíz y sin frijol. Al año, los
mexicanos consumimos 500 mil toneladas de chiles verdes y 60 mil secos. El
chile ha sido y es patrimonial nutricional de nuestro país. En México hay una
extensa variedad de chiles: alrededor de 40 especies; los más comunes son: el
jalapeño, güero, chiltepín, poblano, serrano, pasilla, morita,
manzano, chilpotle, piquín, mulato, ancho, mirasol, chilaca, cuaresmeño,
tornachile, de árbol, cascabel, chile de chiapas, morita y tabasco”, añade
Duarte.
No es de extrañarse que la
dieta prehispánica se basara principalmente en chile y tortilla, y que fuera
una dieta sana. La tortilla por su parte, aportan incluso hasta el 50% de la
ingesta diaria de calcio recomendada, ¡más que la leche! Contiene también
magnesio, fósforo, potasio, niacina y las vitaminas A, C, D, E, B1 y B2. De
acuerdo con Fundación UNAM, se estima que cada mexicano consume en promedio nueve
tortillas diariamente.
“Las tortillas
tradicionales, hechas a mano, tiene entre 350 y 400 miligramos de calcio por
cada 100 gramos de materia seca, mientras que las tortillas industriales
contienen casi la mitad de esa cantidad. Por ello, resulta muy importante
consumir tortillas de maíz nixtamalizadas” dice Duarte, creador de UNANI
Centro.
Por ser bajas en grasa y
de alto contenido de fibra, consumidas con moderación, las tortillas no
engordan. Nuevamente el problema es aquello con lo que se le combina o si se
fríen. Pero combinadas con su compañero tradicional, el chile, es un excelente
alimento.
La tortilla y el chile van
de maravilla con frijoles, carne, flor de calabaza, aguacate, nopales, etcétera.
Ahora que sabes todo esto ¿se te antoja un taquito?
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