EL ÁCIDO FÓLICO PREVIENE MALFORMACIONES CONGENITAS
COMO LA ESPINA BÍFIDA CON DIFERENTE GRADO DE LESION
*Fundamental el consumo de esta vitamina
antes y durante el primer trimestre del embarazo
Se conoce como espina bífida al defecto congénito que ocasiona que
no haya un cierre completo de la columna vertebral del feto.
El problema se presenta durante el primer trimestre del embarazo
y, aunque sus causas son multifactoriales, en México la mayoría de los casos
están relacionados con la carencia de ácido fólico en la mujer gestante.
El tubo neural es un canal que se cierra para permitir la
formación del sistema nervioso central del futuro bebé. Cuando éste no se
presenta, la médula ósea queda totalmente desprotegida.
Esta situación produce graves daños en el neonato, ya que afecta
al sistema nervioso central, el aparato locomotor y el sistema genitourinario.
El doctor Alejandro Méndez Viveros, encargado del Área de
Hospitalización de Adultos del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital
General de México (HGM) Dr. Eduardo Liceaga, quien en breve charla
explicó lo anterior, recomendó a las mujeres en edad fértil consumir ácido
fólico para prevenir esta malformación congénita.
Indicó que lo ideal es que el cuerpo se prepare tres meses antes
de la gestación a través del consumo de ácido fólico; sin embargo, como la
mayoría de las mujeres no planea el embarazo, cuando se dan cuenta de ello, es
demasiado tarde porque ya concluyó la formación del cierre del tubo neural.
Añadió que este defecto al nacimiento presenta diferentes grados
de lesión en la médula espinal y se divide en: oculta, meningocele y
mielomeningocele.
Cuando la malformación es oculta se caracteriza por un pequeño
defecto en la formación de una vértebra y casi nunca compromete a la médula ni
nervios espinales, por lo que pasa desapercibida al no producir síntomas ni
lesiones.
En los casos de meningocele, se presenta un saco que contiene
membranas de la capa protectora de la médula espinal (meninges), éste asoma por
una apertura de la columna vertebral.
Mientras que en mielomeningocele el saco contiene tejido, líquido
cerebroespinal parte de los nervios y de la médula, lo que indica que ésta
última no se desarrolló adecuadamente y, en consecuencia, ocasiona parálisis.
Méndez Viveros señaló que el tratamiento es quirúrgico cuando se
trata de meningocele y mielomeningocele, ya que a través del procedimiento se
reconstruye el plano anatómico del defecto, pero no se corrigen los daños
neurológicos, por lo que estos niños presentan de por vida alteraciones motoras
requieren rehabilitación y cuidados especiales.
Es por ello que invitó a las mujeres que consuman ácido fólico
desde el inicio de su vida sexual, ya que al ser una vitamina hidrosoluble, el
cuerpo solo absorbe lo que necesita y el resto se desecha por la orina.
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