¿CÓMO AFECTA LA VIRUELA DEL MONO A LA PIEL?
*Las erupciones presentan elevación, líquido
transparente y, finalmente, cicatrices
La
viruela del mono continúa propagándose por todo el mundo, y México no es la
excepción. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ubica a nuestro país
en el cuarto lugar en América Latina con el mayor número de casos reportados,
los cuales se concentran en tres entidades: Ciudad de México, Jalisco y Estado
de México.
Esta
enfermedad vírica, capaz de transmitirse de animales a humanos y de persona a
persona, se caracteriza por la aparición de fiebre, malestar de cabeza intenso,
dolores musculares, molestia en la espalda, falta de energía, ganglios
linfáticos inflamados y, principalmente, por erupciones en la piel.
“Las
características de estas lesiones van desde manchas rojizas, en un inicio,
hasta manifestaciones elevadas que se ulceran y dejan una costra gruesa a
manera que evolucionan. Si bien pueden aparecer en la cara, extremedidades
superiores e inferiores, así como en genitales, tienen la capacidad de
diseminarse por todo el cuerpo.
“Es
importante saber que el virus causante tiene una incubación de 10 a 12 días
después del contagio, el cual se lleva a cabo de una persona a otra por el
contacto estrecho con erupciones activas, líquidos corporales, gotas
respiratorias y materiales contaminados, como la ropa de cama”, explica Jatziri
Chávez Bernal, directora del Centro Dermatológico de Alta Especialidad (CEDAE).
Las
lesiones cutáneas suelen aparecer de uno a cinco días después de que el
paciente empieza con fiebre. En un principio, se trata de manchas bien
delimitadas de pocos milímetros, mismas que comienzan a abultarse con el paso
de los días y presentan contenido líquido claro.
“Dichas
erupciones son contagiosas y rascarlas de manera constante puede favorecer su
diseminación, así como la formación de cicatrices”, indica la dermatóloga
clínica y oncológica. Si la profundidad de las lesiones es considerable, pueden
producirse marcas permanentes incluso sin ningún tipo de manipulación.
No
obstante, la gravedad de las huellas depende en gran medida del proceso de
cicatrización de cada persona. Otra evidencia hasta el momento es que los
pacientes de piel oscura pueden presentar áreas más claras en el lugar donde
estuvieron las manifestaciones cutáneas.
Los
enfermos de viruela del mono deben ser tratados tanto por infectólogos como por
dermatólogos. Además, se les recomienda aislarse por un periodo de dos a tres
semanas para evitar la propagación del virus. Cuando interactúen con otras
personas, deben usar cubrebocas sin excepciones, así como evitar el contacto
estrecho y, sobre todo, de tipo sexual.
“Como
dermatólogos, el tratamiento que indicamos va encaminado a ayudar a secar las
lesiones de forma más rápida, así como a impedir la formación de cicatrices
permanentes”, señala Jatziri Chávez Bernal, directora del Centro Dermatológico
de Alta Especialidad (CEDAE).
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